Capítulo 4

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Melania se quedó muda. No podía creer lo que sus oídos habían escuchado. No sabía si salir en ese momento o quedarse en silencio para escuchar un poco más.

La chica no escuchó respuesta de Pan, solo un leve suspiro de su parte. Félix no volvió a preguntar, se limitó a seguir jugando con su daga. Melania seguía sin hablar, sin aparecer. Respiró profundo y colocó una apariencia de calma.

Atravesó los arbustos como si nada y los chicos voltearon a verla. Pan la observó sin expresar nada nuevo, sin embargo, Félix tiró su daga al suelo.

-Eso estuvo cerca-murmuró el rubio mientras levantaba la daga que había caído rozando su pie.

-Peter, necesito hablar contigo-dijo Melania acomodándose un mechón de cabello detrás de la oreja. El aludido asintió, regalándole una mirada rápida a su compañero. Melania intentó descifrar lo que los ojos del chico decían.

En silencio, Pan le indicó que lo siguiera. Melania hizo lo que el chico le había pedido, pero antes volteó a ver a Félix, quien le dedicó una sonrisa, parecida más a una mueca nerviosa. La chica le sonrió como si no hubiera notado nada extraño en él y caminó detrás de Pan.

Caminaron en silencio. Al estar nublado, parecía como si la noche siguiera en Nunca Jamás. Últimamente hacía frío, la temperatura vagamente llegaba a algo templado. Melania caminaba pensando en sus preguntas, sin poder imaginar las posibles respuestas del chico. Pero cada vez que en su mente había silencio, las palabras de Félix resonaban en su cabeza.

Llegaron a la playa antes de que Melania descifrara a donde irían. La chica sonrió, aquel lugar se había convertido en algo especial para ambos. Normalmente cuando necesitaban tiempo, era ahí a donde iban. Quizás era la hermosa vista del mar y al final de éste el alzar de las estrellas sobre el cielo lo que hacían de aquel lugar uno tranquilo y especial.

Peter se detuvo y encaró a la chica. Tenía una expresión indescifrable, pero ella sabía que ocultaba algo detrás de su blanco rostro. La chica observó sus manos y jugó con ellas antes de hablar.

-¿Quién es el niño nuevo del campamento? -rompió el silencio la chica. Pan rascó su nuca, un gesto que la chica no había visto anteriormente.

-Se llama Henry, pero supongo que aquello ya lo sabías-murmuró el chico sin poder levantar sus esmeraldas de la arena.

-Me conoces bien-expresó la chica en voz baja-. Henry me contó que Sombra no lo había traído, que lo habían hecho dos adultos. Además de que mencionó algo de nosotros y la isla siendo parte de un cuento.

Pan la observó durante unos segundos con dureza después de que la chica terminara de hablar. Melania retrocedió un paso bajo la mirada del chico. Por unos segundos sintió la necesidad de preguntarle acerca de lo que Félix había dicho, pero se lo guardó para sí misma.

-Verás Melania, existen muchos mundos, uno de ellos es el bosque encantado, donde antes solías vivir-empezó a relatar Pan ahora teniendo la fuerza para mirar los azabaches de la chica-. Henry, es de la tierra sin magia y ahí todos en el bosque encantado formamos parte de un cuento. Pero al parecer las historias allá no son completamente reales.

Melania asintió. Y esperó a que Pan prosiguiera, pero el chico se mantuvo en silencio después de responder a una de las dudas de la chica. Melania suspiró y miró con mayor intensidad a Pan.

-¿Y qué hace él aquí, Peter?-preguntó Melania sin dejar de mirarlo.

Pan tragó saliva y abrió su boca para decir algo, pero nada salió de sus labios y volvió a cerrarlos. Pasó una mano por sus castaños cabellos y soltó un suspiro. La chica impaciente y extrañada bajo la reacción de Pan.

DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora