El tiempo se agota...
Melania está muriendo y con ella su esperanza. Ella sabe que no hay forma de que pueda salvarse, sin embargo, Pan tiene la forma de salvar a su reina. Pero él no puede decírselo, pues conoce a Melania y sabe que ella se negaría...
Después de su derrota en el intento de rescatar a Henry, el grupo de héroes regreso a su campamento, frustrados, cansados, enojados y preocupados. Aquella misión de rescate cada vez se volvía más difícil para ellos, y eso solamente los hacía sentir impotentes.
Sin duda, Rumplestiltskin no se había equivocado cuando les advirtió de Pan y cuando les dijo que ellos nunca podrían contra él.
Emma observaba el mapa con odio, aquel pedazo de papel seguía estando vació, sin importar las veces que ella dijera quién era. ¿Era una broma? No, pero sí un maldito juego por parte de Pan, uno que no parecía ser muy claro.
-No te frustres Emma, ya verás, lo lograrás-dijo Mary Margaret colocándose a su lado y acariciando su hombro.
-¡Cómo no frustrarme, cuando sin importar mis intentos la hoja sigue en blanco!-explotó finalmente la mujer-.Mi hijo está allá, con ese demonio y nosotros no podemos encontrarlo, y mucho menos salvarlo.
-Swan, no digas eso-Intervino el pirata-.Ya les dije, lo único que necesitamos es encontrar a Melania, y Henry estará en tus brazos de un segundo a otro.
Emma suspiró, la idea del pirata no le parecía tan buena, ella no conocía a Melania, cómo podía estar segura de que en verdad los ayudaría. ¿Y si estaba aliada con Pan? ¿Y si ella formaba parte de haber secuestrado a Henry?
-No, intentamos jugar contra las reglas de Pan y no funcionó, buscar a Melania sería lo mismo, esta vez jugaremos como él quiere, y si es por medio de ese mapa, entonces será así- estableció David, colocándose en medio del pirata y Emma.
-Ustedes no entienden, Melania...-comenzó el pirata a explicar.
-He dicho que no-lo silenció David.
Sin poder agregar algo, Garfio los dejó, sabiendo que tarde o temprano acudirían a la Reina de Nunca Jamás.
(...)
Caminaban de regreso al campamento; a pesar de que últimamente era difícil distinguir entre el día y la noche, debido a lo oscuro que se estaba volviendo todo en la isla, sabían que era tarde y que ya era hora de regresar al campamento.
Un gran silencio se había establecido entre los tres amigos, Ivone y Henry no podían procesar todo lo que les había dicho. Melania agradecía que no la bombardearan con un montón de preguntas en cuestión de segundos.
Pero al llegar se llevaron una gran sorpresa.
Las tiendas estaban vacías, no había nadie, habían algunas cosas tiradas en el suelo, flechas incrustadas en los árboles, todo apuntaba a que algo había sucedido, una batalla para ser más específicos.
-¿Qué sucedió?-murmuró Melania levantando. La chica elevó la mirada buscando a sus alrededores a algún niño perdido. A Félix, a Karan a Pan. Pero no había nadie. El campamento estaba desértico, a excepción de ellos tres.
Ivone y Henry se miraron entre sí, pensando lo mismo. Luego observaron a la chica que estaba de espaldas. Si corrían, tendrían la oportunidad de encontrar a Emma y salir de la isla, pero estarían de alguna forma traicionando a Melania, pero si se quedaban su única oportunidad de escapar habría desaparecido.
-Melania, lo siento, pero no podemos quedarnos más aquí-dijo Ivone tomando a Henry de la mano y empezó a correr.
La chica se quedó parada ahí sin oportunidad de poder alcanzarlos, pues el vestido verde que traía era lo suficientemente largo para hacerla tropezar un par de veces.
- ¡Ivone!¡Henry! - gritó, pero su llamado solo logró hacerlos voltear, mas no se detuvieron.
En cierto modo comprendía las razones, pero eso no evitó sentir un poco de tristeza al ver cómo su mejor amiga corría hacia la selva. Y para empeorar la situación, aquel dolor que ella no había sentido en unos días regreso. Comenzó desde su pierna derecha, subiendo hasta su abdomen, intensificándose con cada segundo, hasta llegar a su pecho.
Melania cayó de rodillas y se estrujó la parte superior del vestido respirando con dificultad, cerró los ojos al sentir la vista borrosa y se hizo un ovillo. Escuchaba el rápido palpitar de su corazón, retumbando en su cabeza.
Esta vez el dolor había sido más fuerte que las otras veces. Y había durado más tiempo.
Sin poder aguantar más, Melania se dejó caer completamente al suelo, perdiendo la conciencia y dejándose a merced de la profunda oscuridad.
(...)
-¿Me lo dirás de una vez?-preguntó con suavidad Blancanieves mientras se sentaba a un lado de su hija.
-¿Dé qué hablas? Ya no hay más que decir, perdí mi única oportunidad para salvar a Henry-respondió Emma con el mapa en las manos- Ya lo dijo Garfio, Pan es un demonio.
-Y tú eres una...
-¿Qué? Salvadora, no lo creo, porque si fuese cierto el mapa nos habría mostrado el camino.
Se hizo un pequeño silencio.
-No es tan fácil ver quién eres, aunque creemos conocernos bien, es difícil ver la realidad-comenzó de manera tranquila-El chico del cuchillo, ¿por qué dejaste de pelear con él?
-Porque su mirada era la misma que yo tenía cuando vivía en el orfanato-confesó Emma observando sus manos.
-Continúa.
-Esa desolación en su mirada...yo la tenía en el orfanato. Solo era una niña, y estaba perdida y a nadie le importaría una niña que se dormía llorando porque quería que sus padres volvieran por ella, y que nunca entendió por qué nadie la amó-Emma habló tropezando, y al final soltó una pequeña lágrima.
-Y nos encontraste...pero muy tarde-concluyó su madre.
-Es solo que en esta isla, vuelvo a sentir todo eso otra vez, yo no me siento como una heroína o una salvadora...soy una huérfana.
Mary Margaret sintió el dolor de su hija, pero antes de poder abrazarla alcanzó a ver un destello en el mapa.
-Emma.
-¿Qué?
-Mira abajo.
Y sin ganas, Emma bajó la mirada. Llevándose una gran sorpresa, una que elevó su ánimo que se había aplastado anteriormente. Y sonrió al verlo.
