Prólogo.

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Aún tiene pesadillas con esa noche, nadie se esperaba el ataque de los cazadores.

Estaban celebrando el compromiso de Lee Felix con Bang Noora, todo iba de maravilla, Felix aspiraba el aroma de su querida y entre la manada contaban chistes y disfrutaban del banquete.

Lee Yoonseok insistía en que tanto Felix como Noora eran muy jóvenes para el compromiso, ambos tenían 16 años, pero su hermano y Alfa de la manada les había dado permiso, estaba más ocupado tratando de controlar a su hijo, Minho y alejarlo del camino de lobo solitario, mostrarle lo bonita que la manada podía llegar a ser, pero su hijo seguía encerrándose en sí mismo.

Hyuk, el Alfa, pensó que mostrandole a su hijo lo bello que era el compromiso motivaría a su hijo a buscar a su pareja para gobernar la manada.

Obviamente no estaba funcionando, cerca de la mesa de postres el ermitaño Minho le gruñía a todo aquel que quisiera acercarse a mantener una charla.

Mientras la manada de híbridos celebraba los cazadores organizaban su siguiente redada, Seo Heechul iba acompañado de su esposa y sus dos hijos. Jisung miraba todo con terror.

─¿Por qué tenemos que cazarlos?─ Preguntaba constantemente, la respuesta variaba de acuerdo al estado de ánimo de su padre. Changbin, por otra parte iba en completo silencio, sintiendo pena por los lobos, cosa que jamás admitiría en voz alta.

El jefe de su grupo de cazadores dió las órdenes, atacar por la lateral derecha, apuntando al Alfa y a su predecesor. Parte del equipo A se encargaría del hijo del alfa, la otra parte realizaría una emboscada a la manada. Era el equipo B, en dónde estaba la familia Seo quienes tenían que acabar con la cabecilla de la manda.

Cuando llegaron Jisung se distrajo observando cómo actuaban los lobos.

─Parece que están celebrando... ¿Tenemos que matarlos ahora?

El rostro de su madre se ablandó y bajó el arma. Le susurró a su esposo un par de palabras y el hombre asintió.

─Jisung, tu y tu madre vayan atrás. No ataquen a menos de ser necesario, ¿Bien?

Changbin se sintió molesto, Jisung siempre había tenido un abanico de posibilidades, ahora podía decidir si matar o no, mientras que él tenía que hacerlo, quisiera o no, el hecho de ignorar sus obligaciones solo le ganaría un cruel castigo, había aprendido eso a las malas.

Su arma apuntó al Alfa, pero su atención se adhirió al chico que estaba en el centro, tomaba la mano de una chica y lucían extremadamente felices. Una fiesta de compromiso, pensó. No se enorgullece de decir que a sus 18 años sabía mucho de la cultura de aquellos híbridos, le parecía enfermizo tener que conocer tan bien al enemigo para apuñalarlo. No lo disfrutaba en lo absoluto, pero era pasar horas en la biblioteca informándose de los lobos o ir y cazar a aquellos que se alejaban de su manada, y en lo personal él prefería lo primero; contrario a lo que muchos pensaban de él.

Lo siguiente pasó tan rápido, una flecha mal apuntada dio en el hombro del chico, alertando a la manada, seguida de esa otra flecha fue disparada a la cabeza de Minho, con más precisión.

Noora lanzó un último suspiro antes de interponerse entre la flecha y el futuro alfa.

Los oídos de Felix zumbaban, sus ojos se cristalizaron y su alrededor se desvaneció en una oscuridad pesada, sus ojos viajaban por el cuerpo tendido de la chica, atravesada por una flecha... no había manera de que hubiera sobrevivido.

Se inclinó en un rápido movimiento que para él llevo horas, tomo la mano de la chica y retiró la flecha de su craneo, comprobando que estaba tomando entre sus brazos un cuerpo sin vida.

Alrededor de Felix era un desastre, los ojos de Minho estaban bien abiertos y su cuerpo bien congelado, no sabía qué hacer, cómo moverse. Se sintió estúpido, pesado, un estorbo en su totalidad.

Yoonseok corrió hacía su hijo, jalandolo por el cuello de la ropa y trayendo de vuelta a Minho, los alejó del alboroto.

Alejó a Felix de su pequeña Noora, de la que solía ser su pequeña Noora.

Por otro lado, Hyuk corría a toda prisa, buscando a los responsables. Todos los betas de la manada estaban buscando a los cazadores. Sí había algo de lo que Heechul estaba seguro era que de esa no salían vivos. Contra toda su fuerza de voluntad arrojó su arma lejos, y la de Changbin también. Tomó a su esposa y a Jisung de la mano y salió de su escondite.

Dejaría que la manada hiciera con ellos lo que quisieran, todo lo que quisieran menos la muerte, no se lo podría perdonar nunca.

La mirada de Changbin estaba congelada en el cuerpo inerte de la valiente loba que se atravesó entre la flecha y el futuro Alfa, le gustaría ser como ella algún día, se dijo a sí mismo tratando de eliminar el nudo de su estómago.

[ 예기치 않은 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora