6.

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Chan apareció a primera hora en la cabaña de los Seo. En parte para traerles la despensa de la semana, en otra para informarles que había sido el aullido de la noche pasada, la principal razón: Llevar a Changbin con Felix.

Mientras le explicaba a Heechul sobre el aullido se aseguraba de que Changbin no escuchará nada. Una vez que el cazador pareció estar conforme con la explicación le pidió permiso para hablar con su hijo.

La cabaña era vieja, pero ahora que la familia la había ocupado comenzaba a tomar color. Subió las anticuadas escaleras y entro en la primera puerta a la izquierda como le había explicado Heechul.

El cuerpo de Changbin yacía entre las cobijas, dormía como un pequeño bebé abrazado a una vieja camisa, seguramente la suya.

Un ligero movimiento en su hombro hizo que Changbin abriera los ojos poco a poco, encontrándose con el Omega amigable.

—Hola, ¿Qué tal lo llevas? ¿Cómo te sientes?—. La voz de Chan era suave, como casi siempre, agradable de escuchar. Changbin asintió esperando que entendiera que se encontraba bien.

—Excelente, eso es perfecto. Hoy vengo a verte porque tenemos que dar un paseo, te estaré esperando abajo—.

Changbin frunció el ceño y se quejó en voz baja cuando el lobo salió, se levantó con pereza y tomó una sudadera cualquiera para bajar las escaleras, sí era un simple paseo no veía el problema en ir con su fiel y nueva pijama.

En la cocina su madre continuaba preparando el desayuno, pero en la mesa solo habían dos platos, por lo que supuso que él desayunaría fuera.

Dió pequeños saltitos para llegar hasta donde estaba Chan, la tranquilidad que le daba estar en la manada sacaba su lado infantil e inmaduro. Cuando estaba con los cazadores todo era seriedad y regaños.

Chan le iba hablando de varía cosas en el camino, como lo bonito que era el bosque, algunos tipos de árboles y los nuevos cachorros de la manada, JeongIn y Jeongyeon, eran mellizos y se la vivían pegados a sus padres.

Cuando llegaron a la residencia principal Changbin se sintió aliviado. El olor a un buen desayuno despertó su apetito. Entraron sin tocar y tomaron asiento en la mesa, la madre de Felix apareció con una sonrisa y les sirvió la comida, Changbin no entendía porque estaba recibiendo más porciones de lo normal, pero no le dio importancia tampoco.

Comenzó a comprender a donde iba todo cuando Chan mencionó las parejas destinadas y lo solo que se había sentido Felix todo ese tiempo.

Changbin sabía que Chan intentaba provocarle lastima, y lo estaba logrando. Él nunca había querido dañar a ningún lobo, prefería distraerlos y alejarse antes de ver cómo daban su último alarido. Se encogió en su lugar y asintió a todas las palabras que le dijo Chan.

Después de terminar su enorme desayuno fue guiado a el mismo baño que la primera vez. Hizo una mueca y entro a tomar la bendita ducha, sin embargo sus ojos se abrieron cuando el Omega entró con él.

—Tengo que asegurarme de que te talles bien—.

Después de que el baño más incómodo en toda la vida de Changbin terminará el pequeño de estatura pensó que sería libre, sin embargo fue molestado una vez más por Chan que le paso un nuevo conjunto, era un pantalón en el que no sabía si entraría y una camisa que era más transparente que el alma de su hermano. No quería portarse mal con el Omega, pero tampoco quería usar ese tipo de ropa. Se preguntaba sí Jisug la usaría... tal vez por eso la gente terminaba por elegirlo a él. 

Se dió unas suaves palmadas en las mejillas para animarse ante la confusa mirada de Chan, tomó las prendas y miró incomodo al otro chico, este entendió el mensaje y salió dejándole solo. 

[ 예기치 않은 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora