[ 예기치 않은 ]

12.

El tiempo avanza de distintas formas para todo el mundo, para algunos avanza con una lentitud tortuosa, para otros avanza tan rápido que les provoca vértigo.

Felix seguía acostado en su cama, sin ganas de moverse. Se sentía un poco desanimado y cansado, había tenido un par de pesadillas, pero sus obligaciones como segundo al mando no lo dejaban tomarse un respiro para analizar qué era lo que estaba mal dentro de su cabeza.

Dentro de un par de días, tal vez tres o cuatro, los lobos de otras manadas vendrían a alojarse para celebrar la boda de su primo, y a pesar de que el chico de pecas aseguraba haber superado esa traición (la de su primo robándose a su casi ligue) sabía que en realidad era falso. ¿Qué más podía hacer él si eran pareja destinada?

Recordó cuando llevo a Jisung a conocer a los bebés de Seungmin, en ese día la familia Seo había salido a tomar un baño, recordó encontrarlos gracias al extraño olor que emitía Changbin, no era un olor tan feo como si el chico no se hubiera bañado en años, era...especial a su manera. Por un corto tiempo eso había desconcertado a Felix, sabía que era imposible que fuera su pareja destinada porque allí estaba Noora, pero ahora que estaban comprometidos le gustaba hacerse ilusiones de nuevo.

Claro que Changbin era más reservado con esas cosas, muy pocas veces hablaba directamente de Felix a Felix, no decía cosas como "Eres guapo" o "Que bien te ves hoy"

Tal vez era por el comportamiento descarado que tenía Felix, cuando se trataba de Changbin sentía confianza de hacer las cosas que haría con una pareja, robarle besos, abrazarlo, tomar su mano, aunque en realidad no lo hubiera hecho más que un par de veces.

Sus pensamientos siempre terminaban volviéndose un torbellino en cuanto Changbin aparecía, no sabía que tan bueno fuera eso. Hyunjin le había dicho que era amor, y que se sentía extraño porque Felix solo lo había sentido una vez en su vida. Pero el pelinaranja sabía que no era eso, es decir, le tenía mucho aprecio al joven cazador, prácticamente le gustaba, pero aún no estaba presente ese sentimiento fuerte de "amor" o al menos siempre llegaba a esa conclusión cuando ya no quería darle más vueltas al asunto.

Ahora otro problema más se ubicaba en su mente, y sus padres y algunos conocidos se encargaban de recordárselo cada tanto, siempre las mismas palabras "¿Ya has marcado al primogénito de los Seo?" No, no lo había hecho. Cada que intentaba hablar del tema Changbin encontraba una forma de esquivarlo, fingiendo demencia o hablando de cualquier otra cosa.

Odiaba ser el menor y de alguna forma el más responsable, odiaba tener que lidiar con esas cosas y odiaba tener que tolerar como el tiempo pasaba tan rápido. ¿Tal vez mañana el chico permitiría que hablaran del tema?

Changbin suspiró, dio un par de vueltas en el colchón, se enredo en las cobijas, se destapó y se volvió a tapar. No encontraba ninguna posición cómoda.

En realidad eso de estar buscando comodidad era una excusa para pensar en lo que no quería pensar. Pero el tiempo en esa mañana avanzaba tan lento, casi como sí lo empujara a introducirse en su mundo de pensamientos. Mundo que últimamente se veía muy inundado por el lobo pelinaranja, Lee Felix.

La presión de tener que actuar según todos esperaban que lo hiciera era tan pesada que por las noches cuando quería dormir sus hombros terminaban doliendo. —Es por todo el estrés.— le había dicho su madre.

Estrés o no, Changbin sabía que tarde o temprano tendría que dar la cara y ofrecerle su cuello en bandeja de plata al lobo. Y en realidad al principio no hubiera tenido tanto problema si Chan no le hubiera explicado todo lo que tenía que pasar para que su cuello pudiera ser mordido. Tampoco es como que ahora fuera un conflicto, más bien ya trataba de verle los lados positivos: tenía protección garantizada de por vida, a un chico tan lindo y atractivo como Felix y de alguna forma a un grupo al que realmente llamarle familia.