3.

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Los ojos de Felix se abrieron con pesadez. Sus pies descalzos chocaron con la madera fría y su respiración salió en un sonoro suspiro.

"¿Es hoy?" se preguntó a sí mismo.

El consejo de ancianos había decidido que antes de una precipitada unión tanto Felix como Changbin tuvieran tiempo de conocerse, si iban a estar atados por el resto de su vida era lo menos que se merecían.

Tomó una ducha rápida y se vistió de manera "políticamente correcta". Salió de la pequeña cabaña en la que habitaba rumbo a la residencia, en donde recogería al mayor de los Seo.

Por otro lado, la mañana no podía ser más desastrosa para Changbin, comenzando desde que no había podido dormir en toda la noche y que había sido sermoneado por su papá después de que el Omega se retiró.

Básicamente, era obligado a ligarse a un hombre lobo para cuidar de su hermano. Siempre era su hermano, a sus padres ni siquiera parecía importarles lo mucho que Changbin odiaba depender de alguien.

Por la mañana, demasiado temprano, le habían hecho levantarse y tomar un baño, le dejaron lo necesario a su alcance y le dieron la confianza de meterse en la tina por sí mismo, agradecía no tener que desnudarse enfrente de alguien más. Con pereza saco el gastado suéter y los sucios pantalones. Se dedicó unos segundos a mirar la dolorosa cicatriz en su muslo derecho, los recuerdos le hacían tener pesadillas. Lo odiaba.

Retiró su ropa interior y entró de una en la tina, disfrutando del agua caliente por primera vez en mucho tiempo. Acercó su nariz al agua, la habían perfumado, al fin tendría un olor decente. Se recostó un poco para relajarse, odiaba admitirlo, pero estaba un poco nervioso.

Solo bastaba con darle un vistazo para saber que él no era de los que conquistaban a nadie, desde su cuerpo para nada llamativo ─ En sus propias palabras ─ hasta su asquerosa personalidad Changbin no se veía a sí mismo conquistando a nadie, menos a alguien que ya había caído por los encantos de su hermano.

Suspiró agobiado por el pensamiento y comenzó a tallar su cuerpo, primero los hombros. ¿Podría escapar? Esa pregunta seguía inundando su mente, pero la única respuesta que podía imaginar era un notorio "No".

Cuando se sintió limpio, al fin, salió de la tina y se envolvió en la toalla. La tela suave le causó una bonita sensación en la piel, caminó hasta la ropa que le habían dejado, un nuevo par de pantalones y una camisa de botones. No estaba tan mal, o eso pensaba.

Metió las manos en las mangas de la camisa solo para darse cuenta de lo grande que él quedaba, por suerte los pantalones si eran de su talla. Trato de meter la camisa en su pantalón, pero solo lograba que todo se viera abultado. Rendido la dejó afuera, evidenciando su altura. De todas maneras prefería que la ropa le quedará holgada.

Minho estaba afuera cuando Felix iba de salida. Trato de ignorarlo y pasar de largo, pero quisiera o no Lee era el alfa de su manada.

─Jisung dijo que le gustaban las... ¿Margaritas?─.

─No me importa─. Dijo cortante Felix, no pensaba darle flores al hermano del traidor.

Minho le dio una mirada dura, pero Felix no se acobardó, le dio la espalda y comenzó a caminar a su destino.

─No pude detenerme, su aroma me enloqueció. No quise parar, y él tampoco lo quiso, me siento extremadamente feliz, pero ver tu cara no me está ayudando─.

─Bien, simplemente no veas más mi cara, no creas que arruinaste mi vida─. Algo que se le daba bien a Felix era dramatizar. El Alfa no dijo nada y Felix tomo eso como señal de salida.

A través del camino pudo ver un par de margaritas, decidió que no sería un mal detalle y las corto, limpiando la tierra. Cuando llegó a la residencia suspiro profundo y golpeó sus mejillas dándose ánimos.

Changbin seguía con el cabello mojado disfrutando de un jugo de naranja recién hecho. Estaba sentado en la silla del gran comedor, custodiado por un par de lo que creía eran betas. Sus mejillas se inflaban cuando bebía el jugo y sus labios tomaban una linda forma.

Terminó el jugo y cerró los ojos, no sabía ni qué día ni que hora eran, por lo que no sabía si el chico bonito llegaba tarde, pero si algo le había dejado vivir en esa celda por alrededor 3 años era paciencia, no se molestaba por eso.

Felix entró atrapando las miradas de Woojin y Hyunjin, ambos intercambiaron miradas entre él y el chico Seo. Por otro lado, Changbin mantenía los ojos cerrados, ahora recostado en la cubierta fría de la mesa.

Con pasos dudosos el de pecas se acercó hasta estar a un lado de Changbin, lo miró por unos segundos, no estaba tan mal, se dijo Felix a sí mismo. Le lanzó una mirada a Hyunjin, Woojin, Yugyeom y el nuevo que no conocía para indicarles que podían irse.

A pesar de que los betas querían quedarse a chismosear obedecieron y se fueron por la puerta, cerrándola con fuerza. Eso hizo que el pequeño Seo abriera los ojos para ver al chico bonito a su lado. El silencio incómodo inundó la sala y Changbin buscó con la mirada a la Omega que le había servido el jugo para que rellenara su vaso.

─Hola, soy Lee Felix, ya nos conocemos de vista, pero no de persona, es un gusto─. Extendió su mano al...otro chico.

Changbin solo asintió y estrecho su mano, tampoco era muy fanático de hablar, prefería quedarse en silencio. Contrario a lo que Felix buscaba en una persona.

─¿Nada que decir?─. Dijo un nervioso Felix. En respuesta el más bajo nego.

─Me dijeron que te llamas Changbin, y eres el hermano mayor que de Jisung, ¿Es así?─.

El mayor de los Seo asintió. Los siguientes minutos Felix le hacía preguntas y el chico asentía, negaba o guardaba silencio según la situación. La irritación comenzaba a crecer en el más alto. Sus manos sudadas rodeaban aún las flores que había cortado. Estás ya habían comenzado a secarse, suspiró profundo cerrando los ojos.

─Ten, son para ti─. Le extendió las flores pensando que el chico las rechazaría por lucir recién cortadas y tener tierra. En su lugar Changbin las miro sorprendido y las tomo de las manos del lobo. Una tímida y corta sonrisa se asomo en sus labios, haciendo sentir aliviado a Felix, por lo menos el chico podía sonreír.

─Gracias Felix─.

Felix casi se cae de su silla cuando lo escuchó hablar. Le habían comentado que era difícil hacer que el chico hablara, sin embargo él incluso le había agradecido.

Con eso en mente Felix le hizo otras preguntas, el chico seguía asintiendo o negando para dar respuesta mientras miraba aburrido el vaso de jugo.

—¿No hay nada que quieras preguntarme?—. Felix comenzaba a irritarse de nuevo.

—¿Qué edad tienes?—. Para Changbin en realidad no había nada que quisiera saber, pero esa pregunta se acercaba muchísimo a lo que deseaba.

—Tengo 19. ¿Eres mayor o menor?—.

—Mayor...—. Contestó Changbin, dioses, le llevaba dos años al chico bonito y sin embargo el pecoso lucía más grande que él.

Su madre entró tranquila con una bandeja de comida y la puso enfrente del "mayor". Changbin inclinó la cabeza en señal de agradecimiento y comenzó a comer, se había saltado el desayuno por pasar tanto tiempo en la tina.

Felix, por su parte miraba a su madre preguntándose "¿Y lo mío?". En respuesta la Omega se encogió de hombros con una sonrisa y salió de la residencia. Changbin vio por unos segundos a Felix.

Tomo un par de panqueques y los puso frente al menor, a pesar de que su expresión no denotaba nada por dentro Changbin estaba muriendo de nervios.

El pelinaranja observó la acción con sorpresa y se sintió halagado, ahora podía ver que por lo menos Changbin si entendía el contexto en el que estaba y no parecía ser tan gruñón y molesto como pensó que sería. Tomó un panqueque y lo llevó a sus labios, disfrutando de lo esponjoso y delicioso que era.

Le sonrió al mayor de los Seo logrando que este se incomodara y apartará la vista.

—Gracias Changbin─.

[ 예기치 않은 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora