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Matthew POV:

Aquellos zafiros perforaban tanto mi ser que por unos segundos temí que pudiera ver mi alma, además de que su postura con sus brazos mal cruzados sobre su pecho me hacían sentir lo suficientemente incómodo como para querer huir de nuevo a casa de Jamie y dejar al pequeño Moon solo.

Era más que suficiente con sólo ver su postura que no estaba de acuerdo con esto. ¿Cómo culparlo? Ese pequeño no me conocía y era obvio que prefería estar con el dichoso y estúpido Harry.

¿Qué tenía Harry que no tuviera yo? ¿El nuevo cabello rizado? Podía llevarme bien con él...con el hermano de Jamie, sólo tenía que averiguar que era lo que le gustaba.

Pero me lo ponía difícil, su expresión de enojo y cabeza inclinada me hacia sentir que en cualquier momento saltaría a mi cuello y me atacaría torpemente como un cachorro de león.

Si había algo que tenía cien por ciento seguro era que tenía a Jamie frente a mi. Podía jurar que eran gemelos, todo en ellos era totalmente igual. Su cabello lacio y castaño. La forma de sus cejas, e incluso la forma de la nariz. Si el pequeño se atreviera a sonreír conmigo, seguramente tendría su misma sonrisa. Probablemente sus gustos eran parecidos.

Aclaré mi garganta deseando que el pequeño reaccionara, así que hablé.

-Hmm...Baruch, ¿cierto?- pregunté mordiendo mi labio inferior.-¿Tienes hambre? Puedo prepárate un emparedado de mantequilla de maní.

«Si, todos los niños aman eso»

-Soy alérgico al maní- respondió seco.

-Bueno, entonces..-pensé unos segundos antes de volver a abrir la boca-...podríamos ir al patio de atrás a nadar, hay una alberca.

-No me gusta nadar- volvió a decir, pero esta vez negando, haciendo que su peinado se moviera.

Esto definitivamente sería una misión fallida, algo que simplemente me negaba a seguir sufriendo. ¿Qué tenía que hacer para que este niño estuviera a gusto?

En sus frágiles hombros cargaba una pequeña mochila azul.

-De acuerdo, ¿Que traes en tu mochila?- pregunté.

-Dibujos

-¿Tuyos?

-Si, ¿Quieres verlos?

Bien, esto era un avance. No iba a decepcionar a Luna.

El pequeño se sacó la mochila, poniéndola a un lado de sus piernas desnudas. Llevaba un par de bermudas y sneakers rojos.

Abrió la pequeña mochila y sacó un montón de hojas.

Las acomodó y puso el montón sobre la mesa que nos separaba, volviendo a su posición anterior.

Increíblemente todos los dibujos del niño eran fascinantes, no podía decir que eran de un profesional, pero eran bastante buenos para un niño de su edad. Un dibujo en especial llamó mi atención: En la hoja blanca, un extraño monstruo enorme pisaba la ciudad y golpeaba los edificios con una mano, mientras que con la otra sostenía una niña de los pies. Un globo de texto salía de la boca de la niña, indicando un grito.

-¿Por que has dibujado esto Baruch?- pregunté mostrando el dibujo hacia él.

-Jamie hizo que me molestara hace unos días, así que la dibujé.-respondió encogiendo sus hombros como si fuera normal.

-¿Esta es tu hermana?- pregunté tratando de ocultar una risa en mi rostro.

-Si, en realidad sé que no es un buen dibujo, pero era lo que sentía en ese momento.

El ViolinistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora