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{Jasper}

Una semana más había pasado, y con el paso de los días, la gente comenzaba a murmurar más, todos en la escuela hablaban sobre Matthew. Decían cosas como que había dejado la escuela para hacerse músico. Otros sospechaban que la policía lo perseguía por haber robado una tienda de instrumentos. Y definitivamente otros más estúpidos como que lo habían visto en la calle durmiendo. Y cada vez que escuchaba a alguien en los pasillos hablando de eso, hacia que la sangre me hirviera.
Nada de lo que yo dijera haría que me creyeran, las personas apenas nos había visto a mi y a Matthew juntos, así que para ellos era sólo una chica de primer grado.

Y no era sólo sobre Matthew, también empezaban a ocurrir cosas raras en el vecindario. El hombre quien ayudaba a mi padre con las cosas en la empresa, Jasper, cada vez pasaba más tiempo, o en nuestra casa, o en casa de Louisa, y siempre portaba la misma bufanda. Y aunque ya lo había escuchado hablar en diversas ocasiones, las pocas veces que intentaba hablarle, él procuraba no hablar mucho.

A veces intentaba engañarme a mi misma, pensando que pasarían años para que Matthew volviera. Pero mi corazón me seguía diciendo que debía ser paciente y que esperara todos los días hasta que él apareciera, a fin de cuentas, no había nadie más que amara tanto como a Matthew.

-Eh, reacciona- unas manos aplaudieron frente a mi cara, haciendo que sacudiera la cabeza.
-Lo siento Dylan- dije tallando mis ojos con las manos mojadas. El agua de la alberca estaba casi congelada.
-Jamie, no podrás ganar jamás si te distraes con cualquier cosa, llevas sentada ahí más de cinco minutos mirando al vacío y lo único que ha tocado el agua son tus piernas.

No podía evitarlo, me estaba distrayendo demasiado, incluso esto había ocurrido ya en la escuela, donde el profesor me sacaba de mi transe golpeando su palma en la banca. Probablemente me iría mal en el semestre, en especial en química.
-Vale, lo siento, es que no puedo dejar de pensar..
-Si, en Matthew- me interrumpió. Se quitó las sandalias y se sentó junto a mi con los pies dentro del agua-...ya he escuchado eso mil veces y empiezo a cansarme, sabes?
-Tu fuiste el primero en acercarte cuando todo esto comenzó- le repliqué cruzando los brazos.
No contestó, sino que simplemente se dedicó a mirarme.
-Sólo deja de pensar en él un momento, ¿Quieres?
-No estoy para regaños- continué- así que si me disculpas mejor me voy a casa.
Me levanté y empecé a caminar, apenas había llegado a la puerta cuando, en ese momento, sus brazos rodearon mi cuerpo por detrás y sentí como la piel de me hacia de gallina cuando puso su boca cerca de mi oído.
-Vale lo siento, fui un idiota, perdón Jamie.
Su abrazo me estaba poniendo incomoda, así que tome sus manos y las quité de mi cintura para poder verlo a la cara.
-Sé que es importante para ti Jamie, pero ese chico te tiene sufriendo y tu sigues creyendo que el volverá en su caballo blanco y con un ramo de flores.
-¡Vaya mierda!- exclamé.-Eso es lo que es. Lo que dices es mierda Dylan, ya me cansé. ¿Como crees que me siento? ¿Te has puesto a pensar? ¿Alguna vez has experimentado el dolor de no tener a alguien que amas contigo? ¿Y vivir pensando que algo malo puede sucederle?
-Siempre que te veo se me quita esa sensación.
Al terminar su oración una enorme sonrisa iluminó su rostro. No sabía como interpretarlo. ¿Se estaba burlando?
-Eres un idiota.
-¿Un idiota?- dio unos pasos hacia mi arqueando las cejas.
-Si, tu fuiste el primero en decirme que él volvería.- volvió a dar más pasos hacia mi, estábamos frente a frente, pero no dijo nada.-Y ahora me reclamas diciendo que debería olvidarlo. ¿Cómo quieres que interprete eso, Dylan? Por mi puedes hacer lo que quieras, pero yo ya no me quedaré para ver como te bur..
Dylan tomó ambas de mis manos y las sostuvo por encima de mi cabeza, y estampó sus labios con los míos. Por un segundo cerré los ojos dejándome llevar por aquel a acto, pero algo en mi interior me gritó que me detuviera. Me separé de golpe dándome cuenta que había mantenido el aliento y expulsé el aire con la nariz, viendo frente a mi un par de ojos marrones observaban mis movimientos.
Abrí la boca para quejarme pero las palabras se quedaron atascadas en mi garganta. Mi expresión debió haberle dicho todo, ya que soltó mis muñecas y caminó hacia atrás.
-¿Qué...?
-Lo siento, no debí hacer eso. No se que estaba pensando, eso solo que estabas muy alterada y hace un par de días leí que para tranquilizar a alguien debías hacer que contuviera la respiración por unos segundos.

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⏰ Última actualización: Jan 07, 2015 ⏰

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