Stephen.

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NARRA ASHLEY.

-¿Y qué pasó con Serena?-. Pregunto curiosa, aún contemplando el alto techo de la habitación.

Escucho un lento suspiro de April.

-Nos interrumpió el entrenador-. Confiesa. -Ahora nunca sabré si tengo un novio criminal-.

Le dedico una mueca a la pared blanca.

-¿Crees que la mató!-. Exclamo abriendo mis ojos desmesuradamente.

Eidan tiene una familia con antecedentes diabólicos, pero creo que el homicidio todavía no ha manchado el apellido Wilson.

La morena me da un codazo audaz, contestándome a mi pregunta dramática.

-Puede que Stephen mintiera, no sería la primera vez-. Comento encogiéndome de hombros.

April, a mi lado tumbada, piensa en lo que le he dicho mientras llena su boca de comida que rodea su cama.

-¿Y qué hay de tu cita con Logan?-. Gira su cabeza para mirarme, alzando sus cejas.

Una sonrisa se posa en mis labios sin yo forzarla, al recordar la cita con el moreno.

Pudimos hablar sin presiones, sin miedo a decir algo que a el otro le molestara o pudiese herir nuestra relación de amigos. Hemos llevado tanto cuidado por miedo a dañarlo todo, que nos hemos olvidado de qué lo que más nos gusta de nosotros es que cuando nos juntamos somos uno. Y eso de alguna manera, lo pudimos notar ayer.
El amor y cariño que yo tengo hacía Logan no lo podrá cambiar nadie, pero necesito tomarme este comienzo con calma, justo lo que me faltó la primera vez que comenzamos. Quiero poder enamorarme con todos los detalles de una relación; como la primera cita, las primeras miradas que dejen de ser de dos mejores amigos, abrazos que contengan algo más, construir todo lo que nos falta con calma.

Y para ello se necesita tiempo.

-Tu cara lo dice todo-. Lleva su vista nuevamente al techo, dándose por respondida.

Estoy a punto de contarle los detalles de la cita cuando un toque en la puerta nos hace llevar la vista a ella.

-¿Esperas a alguien?-. Digo con el ceño fruncido y la mirada clavada en el trozo de madera.

Niega con la cabeza.

-¿Has pedido pizza?-.

-Si lo hubiera hecho, habría ido corriendo a abrirla-. Contesta con obviedad.

Pongo los ojos en blanco.

Seguramente sea Eidan, querrá terminar de contarle a April lo que ocurrió con aquella misteriosa chica. Pero ahora debe saber que somos dos interesadas en la misma historia, y debe saciar nuestra intriga.

Me pongo en pie rápidamente y todavía con el pelo revuelto en un intento de recogido, y el pijama más ridículo que tenía en el armario, abro la puerta.

Mi mirada tarda poco en descubrir quién se esconde tras ella, y mi cerebro consigue reaccionar velozmente.

-¡Es Logan!-.

Y antes de que pueda escuchar una respuesta por parte de April, cierro de un golpe seco la puerta tras de mí.

-Mmm ... -. Una mueca ocupa sus labios. -¿Ahora mientes a tu amiga?-. Cuestiona alzando una de sus cejas, sin dejar de mirarme con esos ojos que se clavan como agujas.

De alguna forma, esa mirada tan altiva y egocéntrica, que intenta dejar claro quién está por encima del otro, hace que me den escalofríos y me llene de incomodidad.

Dos chicas, una ciudad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora