Pregunta incómoda.

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Las ruedas siguen el paso de la carretera, haciendo un leve ruido al que ya me estoy acostumbrando.
La música de Ashley resuena en el coche aún teniendo sus auriculares, siempre le ha gustado tenerla a todo volumen. Y el paisaje sigue pasando a través del cristal, dejándome ver el inmenso mar azul que se expande delante de mí.

Giro la cabeza a mi lado derecho y encuentro a mi amiga con sus ojos en la pantalla del móvil.

Agarro los cables que cuelgan de sus orejas y ella gruñe.

-¿Crees que este año va a ser diferente?-. Pregunto preocupada, recordando que nuestro primer año en la universidad está a un mes de comenzar.

-Claro, será tranquilo-. Responde encogiéndose de hombros.

Me dedica una sonrisa y se vuelve a colocar los auriculares.

Pero yo sé que no va a ser así.

Mis ojos se abren de golpe, dejando que la luz entre rápidamente en mis pupilas.

Ese recuerdo se ha convertido en un sueño repetitivo, ni sí quiera yo puedo explicar el por qué.

Suspiro, me doy media vuelta en la cama y bajo los pies a la alfombra.
Parpadeo unas cuantas veces hasta que enfoco con claridad la habitación.

Me pongo en pie y arrastro mis pies hasta el baño.

-¿Ya estas despierta?-. Murmura Ashley adormilada, aún en su cama.

La miro mal por la respuesta tan obvia.

-No, es que soy sonámbula-. Ironizo rodando los ojos.

Mi amiga bufa y vuelve a agarrar su almohada mientras cierra los ojos.

Ni ella misma se creyó que esto iba a ser tranquilo, y aún que así fuese, la realidad nos ha azotado por creer que nuestra vida sería normal.

Ayer, después de la fiesta, volví a la residencia con un sentimiento que ya conozco, el de querer pasar más tiempo con Eidan. Claro que eso no puedo decírselo, o su ego sería mayor que el mío.

Me arreglo rápidamente y salgo con paso acelerado.

Sorprendentemente llego muy temprano, pero así lo he decidido, tengo una prueba de baile y una canción que presentar delante de Adam y no quiero volver a escucharle decir lo tarde que llego.

-¿En qué piensas?-. Curiosea Logan, poniéndose a mi lado.

En Adam, en todas las miradas penetrantes que ha clavado en mí desde que me vió, en sus labios formando una línea con desaprobación hacia mis movimientos y en sus brazos cruzados con fuerza.
En Eidan y sus ojos, su pelo despeinado haciéndolo ver increíblemente sexy, en su mano apoyada en mi casillero mientras me mira con descaro, y en el día que me espera.

-Nada-. Respondo encogiéndome de hombros.

El moreno me mira con una ceja alzada, sin creerse mi respuesta.

-Pues ese nada no te deja ni dormir por que llegas veinte minutos antes-.

Respiro hondo y me paro frente a mi taquilla.

-Cuando una mujer dice que no le pasa nada, prepárate por que va a explotar-. Suelta Chaz mirándonos mientras afirma con la cabeza repetidas veces.

-Pues entonces Carol está a punto de hacer volar la universidad por que lleva respondiéndome eso desde que llegué-. Confiesa el moreno dando un suspiro largo.

Rebusco en mi bolso las llaves de la taquilla pero no hay forma de dar con ellas.

Bufo desesperada.

Dos chicas, una ciudad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora