𝚂í𝚐𝚊𝚗𝚖𝚎 𝚎𝚗 𝚖í 𝚙𝚎𝚛𝚏𝚒𝚕. ♡
Por favor, lean la nota del final :')
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¡Quería gritar!
Aún después de pasar cinco minutos tras haber abierto la puerta de su casillero, su boca se hallaba formando una "o". Y es que no podía creer que después de haber pasado dos semanas en las cuales se sintió completamente olvidado por su acosador, volvía nuevamente a recibir una carta suya.
La tomó con ansías entre sus manos y a una velocidad casi inhumana abrió el sobre, y comenzó a leer.
Sus ojos se deslizaban sobre aquellas letras escritas en tan linda ortografía, y mientras más avanzaba en la lectura más era presente su tristeza. Sentía un enorme agujero en su pecho, un desesperante sentimiento semejante a la culpa. Porque sí, ese joven tan audaz y curioso, sentía que aquella persona estaba sufriendo por su causa, y se odiaba por ello. No se había dado cuenta de que estaba llorando hasta que vio una pequeña gota mojar el papel.
–Por Dios...–habló con el corazón oprimido recogiendo velozmente la lágrima que deslizaba sobre su mejilla.
Se sintió terrible, tan impotente que llegaba a ser desesperante. Impotencia de sentirse atado de manos para poder hacer algo, porque a pesar de todos sus esfuerzos no logró encontrar a aquella persona. Quería poder estar frente a él y reconfortarlo con un abrazo mientras le repetía una y otra vez que todo estaría bien.
Porque era más que evidente que aquel joven estaba pasando por algo bastante malo. Lo sabía por la manera en que se expresaba, por la insistencia que tuvo en alejarse de él para no "lastimarlo". Y eso le causaba un molesto dolor de cabeza, porque no sabía cuál era su motivo. No sabía cuál era su pena.
Y entre éste y más pensamientos se pasó dos horas, dejando totalmente de lado las dos primeras clases. Necesitaba hacer algo, necesitaba demostrarle a aquel chico que ni estaba solo y que no tenía motivo para alejarse de él. Quería reconfortarlo y hacerlo sentir seguro. Y de manera estrepitosa, casi violenta, una idea golpeo su mente provocando que sus orbes se abrieran y una sonrisa boba se pusiera en sus labios.
–¡Pero claro!–chilló mientras saltaba de alegría y sostenía la carta junto a su pecho, ganando miradas curiosas de algunos que pasaban por el lugar.
Y sin más, se puso manos a la obra. Corrió de manera desquiciada hacia la biblioteca y sacó una carpeta con hojas de colores, tomando una de color blanco y colocándola frente a él. Tomó su bolígrafo y de manera natural su mano comenzó a moverse al compás de las letras; la sonrisa en su rostro jamás se borró y la emoción hacía que su corazón latiera desbocado. Luego de hora y media, en la cual se dedicó a decorar la carta y hacer un sobre con una hoja magenta, finalmente había terminado, y el nerviosismo le invadió.
Esperó a que las clases terminaran, e incluso más que eso para cerciorarse que no había ni un alma en las instalaciones. Se puso frente a su propio casillero y, con cinta, pegó la carta en la puerta de ésta, mirándola con una sonrisa extasiada.
En caligrafía pulcra y pequeña ponía:
"Para mí dulce caballero."
Y un sonrojo invadió sus mejillas.
Tomó su mochila y a toda prisa se retiró del lugar, con una sonrisa traviesa en sus labios y un cosquilleo en su estómago a causa del nerviosismo.
Esperaba que aquella carta que escribió con tanta ilusión sirviera de algo, que aquella persona se decidiera y finalmente pudieran verse el uno al otro. Y es que de simplemente pensarlo las mejillas de Niel se sonrojaban y una sonrisa nerviosa no podía evitar aparecer.
Sentía que estaba tan cerca, finalmente sentía que todo aquello comenzaría a ser algo real.
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Sé que en éste momento todos ustedes quieren matarme, y la verdad es que no los juzgo. Dejé completamente de lado mí trabajo en esta historia, y no saben el arrepentimiento que esto me provoca.
Mis motivos son muchos, pero todo se resume a mí estabilidad mental. Lamento mucho haberles dejado, pero ¡LES PROMETO! que de aquí no me vuelvo a ir hasta haber terminado esta historia.
Que por cierto, ya falta poquito para esto...
Espero puedan perdonarme :(
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˗ˏˋ Cartas al chico lindo © ˎˊ˗
Lãng mạn『Quién diría que aquel joven de mirada aniquiladora y aspecto rudo terminaría rendido ante el encanto del dulce Nolan. Porque sí, se enamoró de aquel lindo muchacho de ojos azules y sonrisa amable. Rhett, sin saber cómo acercarse al dueño de sus pr...