˗ˏˋ 𝘕𝘰𝘭𝘢𝘯 ˎˊ˗

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Sería lindo empezar diciendo que fueron los maravillosos rayos de sol colándose entre las persianas de su ventana, sonoros cantos de pajarillos y el suave movimiento de las hojas, ser los responsables de que su sueño llegara a su fin.

Pero no.

No fueron los simpáticos y agradables cantos de pájaros los que lo hicieron despertar, sino los gritos de su madre y los golpes que esta daba en su puerta, avisándole que se le hacía tarde para la escuela.

Con pereza, retiró las cálidas cobijas y con los ojos hinchados y medio abiertos se dirigió al baño. Y no, tampoco su cuerpo se vio envuelto en una tibia y refrescante lluvia artificial mientras pasaba el jabón sobre su cuerpo.

La maldita agua estaba helada.

Sentía como su cuerpo se quemaba al contacto con ella, pero era eso o llegar a la escuela oliendo a cama.

Salió de la "tan agradable ducha" y a paso apresurado se vistió, faltaban veinte minutos para las 8:00 y hoy le tocaba caminar.

Sí, definitivamente este no estaba siendo su día. ¿Que cómo lo supo? Simple, al servirse un vaso de leche para desayunar esta estaba caducada.

Le dio un trago a la leche echada a perder.

Se enjuagó la boca como veinte veces hasta que finalmente se deshizo de aquel sabor tan agrio y sensación viscosa que había quedado en su lengua. Salió corriendo hacia la escuela a toda prisa, esquivando a las pocas personas que deambulaban por la calle, brincando popos de perro esparcidas por las acera y pidiendo disculpas una y otra vez al pisotear a una persona.

Con sus órganos a punto de salir por su garganta, y la respiración agitada secando más boca, finalmente se hallaba frente al edificio que era su escuela.

Inhaló y exhaló con detenimiento, sintiéndose fatigado y a punto de morir. Anduvo por los pasillos, siendo ignorado como siempre por todos los demás, tampoco era como que fuese alguien muy "excéntrico" que atrajera miradas, eran común por cada rincón de su ser.

Estaba cerca de llegar a su casillero, dio vuelta en un pasillo y sin querer chocó contra el cuerpo de otra persona, y como sus reflejos son escasos (por no decir nulos) terminó cayendo al piso.

Sintió su parte trasera arder y su entrecejo fruncirse, el dolo era bastante pero no tan fuerte como su necesidad de llegar pronto a su casillero.

–Lo lamento mucho, no me fijé por dónde iba–Dijo mientras se levantaba lentamente del piso.

Finalmente observó a la persona que estaba frente a él, tuvo que inclinar su cabeza ya que era demasiado alto, o quizá él era muy enano. El chico simplemente se le quedó viendo, sin hacer movimiento alguno.

–Mhh, ¿estás bien?–No obtuvo ninguna respuesta–Bueno...uhm, me tengo que ir, realmente lamento lo que acaba de suceder. ¡Hasta luego!–Agitó su mano en señal de despedida y salió corriendo con la mayor velocidad posible.

Dejando a un chico con la respiración entrecortada, y con el corazón bombeando de felicidad.


¡Hey pequeño!

Bueno...realmente no tengo algo nuevo que contarte, o quizá yo sea tan poco interesante que mí vida se ha vuelto monótona.

Nolan...yo...no me siento bien.

Me siento cansado, en las mañanas me cuesta despertar. Y tengo miedo de un día ya no hacerlo.

Llegar a la escuela es difícil, pero sé que vale la pena cuando te veo ir y venir por los pasillos, corriendo de un lado a otro ya que, siendo algo que sé muy bien de ti, se te hace tarde para las clases.

Ese es mí único motivo para no rendirme, ver tus ojos y sonrisa una vez más. Grabarme cada gesto, cada risa y sonido que haces.

Quiero recordar cada pequeña cosa de ti, y guardarlas en los bolsillos de mí corazón.

Gracias por existir, y sobre todo, gracias por hacerme sentir completo.

Te quiero demasiado, como un maldito loco.

La preocupación invadió a Nolan, sabía que el chico detrás de aquella carta no estaba bien, y eso lo preocupaba con demasía.

Volteó a todas direcciones, con sus labios fruncidos y evidente preocupación en sus ojos. Trataba de hallar a aquel a quien dedicaba sus pensamientos, pero él no estaba ahí.

Lo sabía, era algo que podía sentir, nadie de esas personas era a quien tanto anhelaba ver.

–Por favor, déjame ayudarte–Dijo, tratando de que sus palabras fueran oídas, y su más ferviente deseo, cumplido.

˗ˏˋ Cartas al chico lindo  © ˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora