cuatro

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6 de Enero, 2012.

♂ Ahora la curiosidad crecía en mi y me sentía casi desesperado por saber una noticia de ella después de tanto tiempo. Mali no dejaba de morderse el labio y me estaba comenzando a irritar el sonido que producía su pie moviéndose frenéticamente contra la cerámica.

-¿Pedimos ya? -dijo señalando el mostrador y antes de que pudiera levantarse tomé su mano, obligándola a que no se moviera.

La miré nuevamente, esperando una respuesta, luego de bufar comenzó a hablar.

-No soy la indicada para decirte esto, ¿sabes? -dijo con una voz calmada, como si estuviera hablando con un niño pequeño.

Mi entrecejo se frunció y mi mente comenzó a dar vueltas, ¿qué era lo que sabía?

-¿Decirme qué? -murmuré exasperado.

Abrió su boca para decir algo pero la volvió a cerrar, no era el único que estaba nervioso. Comenzó a jugar con las puntas de su pelo en un intento de distraerme, justo cuando se disponía a hablar por enésima vez, soltó un suspiró y una sonrisa se posó en su rostro al mirar hacia una dirección. Vacié el aire de mis pulmones y la imité; me quedé petrificado al ver a Irwin caminando hasta nosotrosmi hermana saltó de su asiento para recibirlo con un casto beso en sus labios mientras que yo los observaba con una expresión de asombro y algo de celos.

Ella sonrió, satisfecha de haber evadido el tema y dejarme con la incertidumbre.

En el momento me resultaba absurdo que uno de mis mejores amigos de la secundaria fuera novio de mi hermana, pero durante la conversación logré acostumbrarme. Sí, acostumbrarme, por la forma en que se miraban deducía que se querían y tal vez, estuvieran enamorados, pero mi mente comenzaba a traicionarme al reflejarnos; a Riley y a mi, en ellos.

El retomar esas conversaciones de tanta confianza me producía un poco de angustia, en una época no dimensioné lo mucho que les importaba a algunas personas, aún así decidí apartarme de todos, como si eso hubiera sido suficiente para olvidarla. 

Se hacía tarde y el cansancio de mi cuerpo comenzaba a triplicarse, opté por volver a la realidad y despedirme de ellos, quienes no tenían la intención de marcharse de allí en un largo rato. En la salida del centro comercial mi atención se centró en cada una de las personas que se encontraban a mi alrededor y en un instante me sentí asustado.

Mi pulso se aceleró.

Mis piernas flaquearon.

Mi boca se secó.

En una fracción de segundos, la vi.

Sólo esperaba que no fuera parte de mi imaginación.

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uh oh, lo escribí cuando moría de sueño, lo siento.

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mmxii ➳ c.h [pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora