Su amor estaba prohibido... Era incorrecto... Pero el amor que ellos se tenían era tan puro y sincero, que no importaba si estaba prohibido...
Ella, dulce y amable, pertenecía a una pequeña pero fuerte raza...
Él, frío y sanguinario, pertenecía a l...
En la antigüedad, los romances entre clanes estaban prohibidos... Era una época de constantes guerras y disputas, eso se consideraba una terrible traición...
Zeldris aprendió eso a las malas cuando le ordenaron eliminar al clan de los vampiros, el Verdugo no podía dejar de pensar en lo que había hecho, no podía dejar de pensar en Gelda, no podía... Simplemente no podía...
Entonces, un día en lo que parecía una reunión normal con los Diez Mandamientos, Zeldris recibió una orden que lo sorprendió por parte de su hermano, Meliodas...
Meliodas: Zeldris, tu irás al Clan de las Medusas... *Dijo el rubio* ...Ellas no han tomado un partido aún en el enfrentamiento entre los clanes, convence a su Reina y a la princesa a toda costa de no colaborar con esas inmundas diosas
Fueron las palabras de su hermano, siguiendo su orden, el pelinegro fue al lugar que las Medusas habitaban, el afamado Bosque de las Medusas...
Al llegar allí, pudo ver cómo todo rebosaba de vida, le repugnaba... Allí a la distancia de su lugar, podía una silueta de una pequeña chica de largos y ondulados cabellos albinos.
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Zeldris se acercó a ella, esa chica le llamó la atención de una forma diferente a la que Gelda lo había hecho, le frustraba...
Pasó de largo a aquella chica y camino al interior del reino donde un hombre de apariencia de serpiente lo embosco, Zeldris le apuntó con su espada, pero el hombre ni se inmutó.
- ¿Y quién se supone que eres? -Pregunto siseante el hombre- Eres un demonio, ¿qué quieres de mí Reina? -
Zeldris: *aparto al hombre de él, ya que se había acercado peligrosamente y guardo su espada* yo soy Zeldris de la Piedad, el hijo segundo del Rey Demonio, vengo con órdenes de hablar con su Reina y Princesa
- Mi Reina no lo recibirá, y la princesa no se encuentra -dijo el hombre, pero una figura de una mujer apareció detrás de él- Mi Reina... -Dijo al ver a la mujer-
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La mujer vió a Zeldris y frunció el ceño, sabía que venía el demonio...
Esa mujer era Azami, la Reina de las Medusas, una de las personas que Zeldris debía convencer...
Azami: niño, ¿qué buscas en este bosque?*Dijo la mujer al ver al joven demonio* pude oír que me buscabas a mi y a la princesa
Zeldris: así es señora... *Dijo con respeto* ...Soy consciente del trato entre mi clan y el suyo, sin embargo me gustaría que me escuchará primero
Azami: ... *Lo meditó unos minutos y asintió* ...Bien, la princesa está en alguna parte de las afueras, si la encuentras entonces te atenderé, si no te irás y le dirás al Rey Demonio que haz fallado
A regañadientes, Zeldris aceptó, empezó a caminar en el bosque buscando a la chica que había visto antes, ella era de ese clan así que le ayudaría a encontrar a la princesa.
Al tiempo, logro divisar a la pequeña chica, se acercó a ella sigilosamente, pero la albina volteó en su dirección y lo vió con curiosidad.
Antes de que ella pudiera emitir una palabra, Zeldris lo hizo.
Zeldris: ¿Cuál es tu nombre? *Pregunto el pelinegro a la albina*
Ella parpadeó confundida, ¿quién era él? ¿Por qué se dirigía a ella con tanta naturalidad? ¿No le temía como los demás?
Estuvo a punto de contestar " - Mi nombre es (Tn_) - " pero se abstuvo al notar que Zeldris era un demonio, eso explicaba porque razón no le temía como los humanos o los demás en su clan.
(Tn_): ¿Mi nombre? *Pregunto confundida la chica* Eso no te importa, ¿eres un demonio, no? ¿Qué haces aquí?
Zeldris: Me mandaron a buscar a la princesa *contestó el joven demonio* ¿Sabes quién es niña?
La albina frunció el ceño, ¿qué él no conocía nada de su raza? ¿Qué no notaba su largo y frondoso cabello, un rasgo característico de la familia real de las Medusas? ¿Qué no notaba sus ojos de un color rosa que sólo las herederas al trono poseían?
(Tn_): la princesa soy yo, demonio... *Contestó la albina* ¿Para qué me buscabas?
Zeldris: *simplemente empezó a caminar, mientras que la albina le seguía* está guerra de poder entre los clanes de los Demonios y de las Diosas, en la que los demás clanes quedaron en medio, pronto les afectará a ustedes
(Tn_): somos concientes de eso... *Contestó la albina* pero no tomaremos partido, sólo nos defenderemos... O al menos eso dijo la Reina
Zeldris: ¿Tu estás de acuerdo? *Pregunto y vió como la albina se detenía*
(Tn_): tarde o temprano deberemos escoger un bando, pero... Las Medusas somos un clan aislado y solitario... *Explico* siendo sincera, me gustaría saber qué alguno de los lados nos brinda apoyo...
Zeldris: eres extraña... *Dijo y siguió caminando junto a ella* pero me agradas...
(Tn_): digo lo mismo... Eres el primer demonio que no me quiere matar *dijo sonriendo* amm... No se tu nombre...
Zeldris: soy el príncipe Zeldris, el mantenimiento de la Piedad, el hijo segundo del Rey Demonio *se presentó* un placer...
(Tn_): *río al oírlo* yo soy la princesa (Tn_), bisnieta de la Gran Medusa y heredera al trono del clan de las Medusas
Zeldris: *una leve sonrisa se formó en su rostro al oírla* mi padre, el Rey Demonio, les ofrece protección si aceptan colaborar con nosotros
(Tn_): la Reina no lo aceptará... *Dijo y miró a Zeldris* sorprende que te haya dejado entrar al bosque, ella odia a los demonios
Zeldris frunció el ceño, había podido convencer a la princesa, ¿pero eso de qué servía si la Reina se negaba?
Yo: Zeldris... *Lo llamó* ...Yo, si te parece bien, pudo brindarles mi poder sólo si lo necesitan... Sólo no se lo digas a nadie, ¿si?
Zeldris: ¿Por qué lo harías? Apenas me conoces... Y tu bisabuela tiene toda la razón en dudar
(Tn_): porque... Porque lo puedo sentir, es uno de mis poderes... *Dijo la chica* ...Tu no eres malo, tus palabras son sinceras y tus intenciones no son malas... Confío en ti
El demonio se quedó tieso, no sabía que las Medusas poseían esa habilidad, entonces oyó una risa melódica y suave, ella reía al verlo.
(Tn_): no todas las Medusas pueden hacerlo, de hecho sólo yo puedo *explico* mi padre pertenece al Clan de las Hadas, de él herede ese poder
Zeldris la observó, ya no le repugnaba, no... Ahora le intrigaba, le llamaba la atención, ella era una persona extraña, pero a él le había gustado eso de ella.
