Capítulo treinta y tres:
Narra Aurora
Abro los ojos con pereza, la cama está demasiada cómoda como para yo querer salir de aquí. Ya ni se cuando fue la ultima vez que pude dormir también, bueno si, desde que soy madre.
Adriel está despierto mirando mi espalda desnuda mientras abro mis ojos. Se ve totalmente hermoso, Adriel, es lo más lindo que me ha podido pasar y gracias a el tengo los tres regalitos más hermosos de todo el universo.
-¿Por qué me miras así?-Pregunto sonriendo cuando al fin he logrado abrir mis ojos.
-Aun no puedo creer que seas mi esposa.- Comenta sonriendo. Yo le devuelvo la sonrisa y me acurruco más en su pecho. La verdad es que yo tampoco puedo creerlo, al fin soy la esposa del Sr. Smith.
-Yo Tampoco, amor. Después de todo lo que ha pasado seguimos juntos.-Digo, el asiente con una sonrisa mientras acaricia mi espalda.
- Te amo, Aurora.- Pudieron pasar años desde la primera vez que Adriel me dijo "Te amo" pero mi corazón sigue emocionandose como aquella primera vez.
-Te amo más, Adriel.- El planta sus labios sobre los míos dándome un beso lento.
-Vamos, ve a prepararte, hoy tenemos muchas cosas que hacer.-Dice y afirmo con la cabeza.
Me levanto de la cama y me dirijo al baño para poder hacer mis necesidades, lavarme los dientes y bañarme. Al salir camino a la maleta envuelta en una bata de baño para ver que podría poner entre todas las cosas que traje. Opte por un bikini color rojo que hace que mi piel pálida luzca mejor. Hay muchas mujeres que con el embarazo pierden completamente la figura, cargar un bebé dentro de ti no es fácil, todo el mundo me decía que al cargar tres seria peor, pero realmente me mantuve en dieta luego del embarazo y con ejercicio pude reservar mi figura como antes de tener a mis hijos. Además, tengo que disfrutarla, pronto estaré en los cuarenta y no creo que ya este en edad. Por encima del traje de baño pongo un traje blanco con flores amarillas, unas sandalias blancas y una pamela color crema. Adriel se puso un traje de baño color azul con una línea blanca, una camisa blanca y unos zapatos negros.
-¿No crees que es muy obvio que somos turistas?-Pregunto mientras lo miro sonriendo.
-Los turistas recién casados más feliz de todo el lugar.-Dice sonriendo- ¿Nos vamos?-pregunta y asiento.
Caminamos por el largo camino de madera hasta llegar al lobby del hotel. Un chofer bastante joven nos estaba esperando con una sonrisa. Nos montamos y el chico comenzó el viaje en completo silencio, por el contrario Adriel y yo hablamos de todo un poco, de lo mucho que nos gustaría traer a nuestro niños y como habían crecido sin darnos cuenta. El conductor comenzó a adentrarse por unas calles que al parecer no daban al lugar predestinado para nosotros.
-Este no es el camino correcto.-Comenta lo obvio Adriel
-Lo se, hay una persona que lo quiere ver.-Mi corazón comenzó a acelerar y mi respiración a ser cada vez más rápida. El chico saca una pistola no se de donde y comienza a jugar con ella haciéndome perder todo control y comencé a llorar.
-Pare el auto en este mismo momento.-Exige Adriel sin perder su amabilidad y buenos modales.
-¿Qué esta pasando?-Pregunto confundida y llena de miedo, bastante tuve con esa supuesta bomba el día de la boda como para también ser secuestrada. Adriel me tomo la mano tratando de tranquilizarme como si pudiera escuchar mi corazón.
-No se que mierda está ocurriendo pero nada te va a ocurrir.-Adriel habla en ruso. Muy pocas veces lo escucho hablando en ruso y la verdad es que me encanta como lo hace.
Llegamos a un tipo almacén abandonado y otros tres hombres salieron a escoltarnos y vendarnos las manos. ¿Qué mierda habré hecho en mi vida pasada para merecer esto? Comenzaron a llevarnos dentro de el almacén, dentro de ahi muchos otros hombres parados y conversando como si nada estuviera pasando, como si no estuvieran secuestrando a dos personas. Nos sentaron en unas sillas uno frente al otro, a el le ataron los pies y las m anos a las sillas y en cambio a mi solo me dejaron ahi sentada con el chico que se hizo pasar por taxista a mi lado vigilando. Siento tantos nervios que me siento capaz de hacer o decir cualquier estupidez. No se quienes son y porque hacen esto pero no podría tener más miedo que ahora.
-¿Se puede al menos quienes son?-Pregunta Adriel con bastante tranquilidad en su tono, como si estuviera acostumbrado a esto.
-Pronto lo sabrá, tendrá el placer de conocerlo tu mismo.-Dice un hombre bastante alto y con mucha masa muscular.
-Si, no tengo tiempo en la agenda, gracias.-Contesta haciéndose el gracioso ganándose un puño en la barriga que solo hizo que me alterara mucho más. Al recibir el golpe se agachó lo más posible por el dolor y al cabo de unos segundos volvió a subir su cabeza enfocando sus ojos en los míos. Mis lagrimas bajan sin cesar, no quiero nada de esto, no quiero que lo golpeen, quiero estar con mis hijos y abrazarlos.
-Ya preciosa, no llores.-El hombre del taxi pasa la pistola por mi cuello apartando mi cabello de el, causando un escalofrió por todo mi cuerpo de puro asco, llevo mis manos a mi pecho e impido que me toque más.- ¿Es tímida la princesa?- Pregunta con una sonrisa asquerosa llevando su mano a mi cabeza pero la voz de Adriel lo interrumpe.
-Tócala una vez y te juro que te corto ambas manos y se la envío a tu madre.-Dice en tono amenazador, que hasta a mi me dio mucho miedo escucharlo pero al parecer a el taxista no tanto ya que comienza a reír y se dirige a el guardando su pistola en la parte de atrás de su pantalón.
-¿Cómo exactamente lo harás?- Pregunta divertido al llegar a Adriel.
-Pues ya sabes, con un cuchillo seria muy lento y no me gustaría tardar tanto, mejor con un machete, luego las pongo en alguna caja y las mando a tu ma...-Recibió otros puñetazos en el estomago haciéndolo perder hasta el aliento.
-Ya déjenlo por favor.-Hablo en ruso, el miedo ya no me deja formar ni una sola oración en ingles, todo mi cuerpo está temblando de puro miedo. Adriel sube la cabeza escupiendo sangre y sonríe, como un completo demente. ¿En que momento me cambiaron al Adriel de quien me enamoré? Se ve tan confiado, tan tranquilo que no creo que sea el mismo. No puede ser el mismo.
-Creo que le gustó, sonrió.-Comenta otro de los hombres señalando la sonrisa de Adriel llena de sangre.
-¿Estas a gusto?-Pregunta el mismo taxista sonriendo frente a la cara de Adriel.
-¿Qué más puedo hacer? Me aburren- Pregunta encogiéndose de hombres desatando la furia de el y de otros de los hombres que observan la escena.
-¿Qué quieres Estevan? Quieres desquitar tu regaño con el.-Pregunta al hombre alto de muchos músculos llamado ahora Estevan y este asiente sonriendo. Estevan se acerca a el y comienza a darle golpes en la cara y estomago haciendo que yo intentara salir corriendo donde a el, pero un hombre lo impidió poniendo sus asquerosas manos en mis hombros.
-¡Déjenlo por favor, no le hagan daño!-Grito en ruso captando la atención solo de el taxista- No le hagan daño.-Pido esta vez en ingles. El se acerca a mi con una sonrisa. Estevan se detuvo de golpearlo y Adriel me miraba con su cara toda llena de sangre.
-Oh mi amor, creo que acabo de enamorarme profundamente de ti.-Dice agachándose para quedar a mi altura, ceca alguna de las lagrimas que bajan por mi rostro y clava sus asquerosos ojos negros en los míos.- Mi chiquita preciosa, con ese acento ruso.- Dice mordiendo su labio inferior haciendo que mi estomago se revolviera por el asco.
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Un Giro Inesperado
Teen FictionUna chica a punto de casarse es plantada por su novio en el altar. Un chico millonario con un padre controlador que quiere tener nietos. Una noche donde ella se emborracha sus vidas cambiarán totalmente para siempre. Aurora y Adriel, dos personas...