Capítulo 34

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Capítulo treinta y cuatro:

Narra Adriel 

-Mi chiquita preciosa, con ese acento ruso.-Dice el tipo ese tocándole el cabello a Aurora. Mi sangre hierve demasiado, tanto que me quema. 

-Te dije que si la tocabas te cortaría las manos.-Digo molesto, que me golpeen a mi no me importa, pero ella no tiene la culpa, ni siquiera sabe completamente todo lo que hago. -Debes al menos conocer que si estoy aquí no es por buena persona.-Digo mirándolo directo a los ojos. Desde que soy pequeño sabia que mi padre no tenia corazón alguno y hasta me dolía, pero cuando crecí que me entrego la empresa supe porque. Lavar dinero y eliminar a quien se mete en el medio. Esas son las reglas. Lavas todo el dinero que puedas para  que todos estén contentos y al que quiera quitarte el puesto o piense en hacerte daño para robarte lo que es tuyo, es eliminado. Siempre supe ocultarlo bien con todos, incluso en la cadena de hoteles tengo miles de personas que trabajan para mi que ni siquiera saben, solo Alison y mis guardaespaldas. 

-Y tu sabras que no hago este trabajo por ser un hombre considerado.-Contesta sonriendo. Una puerta se abre dejando ver muchos hombres más y justo detrás de todos una mujer de pelo rojo hasta la mitad de su espalda, vestida con un pantalón negro de cuero ajustado al cuerpo, unas botas rojas de tacón y una camisa negra pegada al cuerpo con un escote muy pronunciado. Mierda. 

-Adriel Smith.-Saluda quitando sus lentes de sol dejando a la vista sus ojos azules. 

-Scarlett Evans.-Digo al reconocerla, mi peor error encarnado. Los ojos de Aurora se enfocan en mi al saber que conozco a la loca que nos secuestro. Pero no creo que la loca este muy  a gusto conmigo. 

-Al fin nos volvemos a encontrar.-Dice caminando hasta el medio entre Aurora y yo. 

-Si, bastante...-Digo cerrando los ojos. 

-Veo que viviste muy bien.-Dice mirando con odio a Aurora. -Tambien supe que tuviste algunos hijos.-Sigue, mi piel se eriza al ver como habla de mis hijo, se de sobra que esta mujer está completamente loca. 

-Dejala ir, ella no tiene que ver.-Le pido en respuesta consigo una sonrisa de loca maliciosa. 

-¿Nada que ver?-Pregunta caminando hacia mi, se sienta en mis piernas de lado sonriendo.- ¿Debería contarle porque estamos aquí hoy?- Pregunta mirandome directamente a los ojos. Jamás le contaria lo que viví en el pasado, de hecho siempre había tenido miedo de contarle todo y que se alejara de mi, no quiero perderla. Miro a Aurora asustado, no por mi, por ella, por perderla, porque alguien le pueda hacer daño. Siempre fui muy egoísta, pero hoy me doy cuenta que no quiero esto para ella. Pensé que sería capaz de dejarla al margen, pero siempre me rodearan más personas locas dispuestas a lo que sea y podría perder lo más que amo en esta vida y eso sí que no me lo perdonaría nunca.

-¿Por qué mejor no lo arreglamos entre nosotros?-Propongo mirandola a sus ojos hazel que desde el primer dia que la ví en esa discoteca hace tres años y medio me enamoraron. Tiene miedo lo noto, su cuerpo tiembla y sus ojos lloran sin cesar y es mi culpa. Lo daría todo por ella, lo que sea, hasta mi propia vida la daría por ella y mis hijos pero nunca estaría dispuesto a dejar que los dañaran. 

-¿Fue hace unos siete o seis años que nos conocimos?- Pregunta mirandome y luego a Aurora que la mira aterrada.- A penas teníamos 23 años. ¿Recuerdas? - Me mira con una sonrisa sincera solo me limite a asentir- En aquella fiesta de tus padres, nos emborrachamos y fuimos nuestra primera vez, ¿lo recuerdas?- No contesto, sus lagrimas comenzaron a bajar por su rostro. 

-Mejor hablemos nosotros.-Vuelvo a proponer y ella niega limpiando sus lagrimas con una sonrisa. 

-Nos enamoramos como nunca he vuelto a amar a nadie, pero como tu si lo lograste.-Dice mirando con odio a Aurora. 

-Supongo que fue una historia de amor muy bonita.-Hablo Aurora dejando a un lado el miedo captando la completa atención de Scarlett y de todos los hombres en el lugar. ¿Cómo puede hablar en estos momentos? No quiero que la golpeen. 

-En efecto, fue la historia más bonita.-Contesta Scarlett.- Estuvimos dos años de relación. Los mejores dos años. Luego nuestros padres comenzaron una guerra estupida y nos impidieron seguir juntos.- Aurora ya no tiembla del miedo, en sus ojos solo puedo ver odio y cansancio. Odio hacia Scarlett y hacia mi. 

-Son cosas que pasan.-Contesta mirandola directo a sus ojos. De verdad ya no tiene miedo. Siempre supe que tenía bastante coraje, pero nunca pensé que tanto. También supuse que había tenido alguna relación con alguna mafia rusa, por como secuestraron a Aisha y también trataron de buscarla a ella, pero nunca quise preguntar. Pero no sé porqué siento que no fui el unico que guardo secretos, por los mismos secretos que me esperó y aceptó cuando me fui. 

-Planifiqué un plan para poder huir juntos pero no quiso irse conmigo con la escusa que nuestros padres nos buscarían por todo el mundo. Así que tambien le hice caso y me quedé. Seguimos con una relación en secreto, pero no soporté y se me ocurrio la gran idea de embarazarme para que nuestros padres nos dejaran en paz  pero fue todo muy diferente a como pensé- Los ojos de Aurora se abrieron con sorpresa y buscaron los mios buscando la verdad. Si, todo era verdad, una maldita verdad. 

-Para ya.-Trato de hacerla entrar en razón pero me ignora. 

-Cuando le conté a Adriel sobre nuestro hijo pensé que se había alegrado por nosotros pero no fue así.- Eso si fue mentira, cuando me enteré no podía estar más feliz. 

-Sabes que no fue así, tu fuiste la loca, como siempre.-Digo sintiendo mis ojos arder.- Tu te volviste loca, sabias que habiamos terminado nuestra relación y solo me emborrachaste para quedar embarazada y aun asi sabias que me haría cargo del niño.-Digo mirandola directamente a los ojos. 

-¿Y por qué lo hiciste?-Grita levantandose de mis piernas con lagrimas bajando por sus mejillas.- ¿Por qué seguiste diciendo que no volverias conmigo? Me  mataste al igual que a ese bebé que no pudo disfrutar mucho de la vida.- 

-Lo mataste tu con tus  ataques de loca.-Mi sangre está hirviendo. Todo fue su culpa, todo.- Sabías que ya no te amaba, que no quería regresar contigo. Lo sabias. ¿Y que hiciste? Tomar pastillas para seguir chantagiandome.-Digo molesto, recordar todo eso solo me duele.- Quisiste matarte y solo lograste matarlo a el y no sabes cuanto te odio por no haber sido capaz de morirte sola.-La miro directo a sus ojos, quiero golpear algo quiero ver sangre como vi la sangre de ese bebé que ni siquiera pude escuchar diciendo papá.- No sabes cuanto te he odiado.- Ella sonríe mirando y dirige su mira a Aurora. 

-Debiste solo amarme y odiarme a mi, solo tener hijo conmigo aunque estuviera muerto.- Dice caminando al hombre que se hizo pasar por taxista- Ella y sus hijos fueron tu peor error.-Me mira con una mirada diabolica. 

-No, mi peor error fuiste tu. Incluso antes de conocerla a ella, siempre fuiste mi mayor error.-Digo sonriendo 

-Me dijeron que te gustó mucho la rusa.- Comenta mirando al tipo que se había atrevido a poner los ojos en mi mujer. 

-Así parece señora, creo que me he enamorado.-Dice sonriendo sin quitar los ojos de Aurora, en cambio ella solo me mira con lastima, como si sintiera lo mucho que me duele. Hacía años que no hablaba de esto, incluso traté de olvidarlo multiples veces pero nunca lo logré, pero si pude fingir no sentir nada, fingir que nunca pasó. Solo Aurora había cambiado toda esa tristeza en alegría, incluso casi sentía que nada había pasado. Tenía ganas de llorar como hace años no me lo permitía. 

-Llevatela entonces, supe que cumplio años ayer, Sebastian.-Dice Scarlett señalando a Aurara que no deja de mirarme con sus ojos llororsos, como si me entendiera. Pero... ¿quien diría que había tenido un hijo? ¿Quien se imaginaba que este era en lo que trabajaba? Nadie. Nadie podía entenderme. A nadie siquiera le importé en lo más minimo. Solo a ella y nunca pude serle sincero, nunca le pude contar lo que de verdad era, por miedo y vergüenza. Vergüenza de decirle que era una persona del armas y muertes, que era una persona de mierda. Decirle que me había enamorado de una loca. Decirle que había tenido un hijo. Vergüenza de decirle que había muerto. Vergüenza de haber nacido. 

Un Giro InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora