CATORCE

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Eliza

Estábamos respirando entrecortadamente, tuvimos sexo en la oficina, en esa oficina que dentro de unas horas ya no iba a ser mía, Prescott ahora ya no era mi jefe, ahora solo era un hombre que paso por las sabanas de mi cama y nada más, era bueno que no me haya encariñado con él.

- bien...- dije poniéndome mis ropas en su lugar – ahora vete de aquí

Rodeé el escritorio alejándome de él para tomar una caja pequeña que tenía en la oficina para empezar a guardar mis cosas, las pocas cosas que tenia en esta oficina, cuando empecé a trabajar aquí tenia la idea de que no duraría mucho, si no era por mi iba a ser por otra cosa así que no tenía muchas cosas aquí más que lo esencial.

- ahora me estas corriendo - dijo acomodando su ropa - piensas que esto que haces me va a afectar

El pensaba que todas mis acciones eran porque yo sentía algo por él, o al menos eso me daba a entender, yo nunca pensé en nadie para tener algo serio y aunque no me e acostado con muchos a lo largo de mi vida.

- me importa una mierda lo que pienses - dije aventando mis cosas a la caja estaba harta de que mi padre arruinara todo lo que tenía- solo es sexo no te confundas Prescott.

Parte de lo que dije era mentira, me encantaba tenerlo cerca, que me adorara con sus mirada porque nunca nadie me había dado tanta importancia como la que el me dio.

- se que esto te gusta asta podría pensar que quieres más que solo sexo - dijo recargado en la puerta con los brazos cruzados.

- en estos momentos no quiero distracciones como un novio - dije tocando mi mano a el escritorio - así que ahora vete que tengo que terminar de arreglar mis cosas.

Prescott siempre me parecían de esos hombres fogosos y nada románticos a los que las chicas amabas sin siquiera conocerlos, yo conocí a una persona así en la escuela y así como lo quise luego me arrepentí de a ver siquiera pensado que ese pedazo de mierda era el bueno, sabía que no era buena ideas estar en algo serio con el y era mejor dejarlo como un buen recuerdo como solo un hombre que me dio buen sexo y ya.

Sabía que mi padre le aria daño si empezaba algo con él, me lo avía dejado claro, me aria la vida imposible siempre y cuando supiera donde estaba, yo nunca fui una persona tan pesimista como ahora, pero mi padre me avía enseñado a que siempre que yo quisiera a alguien el siempre lo arruinaría, solo trataba de no hacerle la vida imposible a Prescott, mas cuando tenia negocios con mi padre.

Todo lo que avía ahorrado mucho junto con lo que ya tenía y con lo que Prescott me pagaba me iría del país a otro donde estuviera más tranquila donde mi padre no me volviera a encontrar así que debía olvidarme de Prescott y buscar un nuevo lugar lejos de él y de mi ahora enemigo, parecía una criminal pero era eso o estar aguantando que me corran de cada trabajo solo por la influencia de mi padre con sus socios.

Tenia mas o menos ya una idea de donde me instalaría, pensaba que tal vez si me iba a donde mi padre no quería ir no me encontraría, el odiaba ese lugar decía que no tenia buenos recuerdos de el y que ni aunque le rogara o le pagaran millones nunca en su vida iría de nuevo a parís el lugar del amor quería que mi tranquilidad durara más de lo que duro aquí y parecía que si no me iba de aquí no la obtendría así que si ese era mi destino lo aceptaría sin renegar de este mismo.

Salí por fin de esa oficina, no me gustaba las despedidas así que le avía mandado unos regalos de despedida a ella que me avía ayudado tanto, le dije que lo lamentaba por haberla dejado sin trabajo y que gracias por hacer que mi estadía aquí fuera más fácil.

Pase a la oficina de cole mi amigo, le dije que me avían despedido por mi padre, le explique que me iría lejos pero que siempre que él quisiera podría ir a mi escondite. que estaría en mi departamento unos cuantos días más, que tal vez podía ir a quedarse y cuando por fin Sali de su oficina para por fin salir de ese edificio

Había llegado a mi camioneta por fin, estaba acomodando mi caja en la cajuela tan concentrada que pegue un brinco cuando alguien me tocó el brazo, provocando que mi cuerpo se erizara y que mi vientre contrajera, sabia quien era tan solo por lo que provocaba.

- es que no te vas a despedir de mi peña – dijo con las manos en los bolsillos de sus pantalones

- claro que solo que estaba ocupada – planeaba despedirme de el solo que no ahora – pensaba volver

- entonces quería volver a verme – dijo muy cerio como si de verdad le importara volverme a ver.

- no quieras ponerte romántico grandulón – dije con media sonrisa -que no te queda.

- estas imaginando cosas – dijo pasándose las manos por la cara.

- ok... - dije con duda – ahora me voy... adiós Prescott espero algún día volvernos a encontrar

- adiós muñeca – estaba indeciso de acercase así que me acerque dándole un beso en los labios, me aleje y le acaricie la mandíbula, pensé que estaba vez era diferente, pero resulta que mi padre me la pone difícil.

Camine de espaldas a la puerta del coche, sin dejar de mirarlo a los ojos, el tampoco aparto su mirada, quería decirle a donde iba, pero eso implicaba que mi padre lo supiera... volvería a arruinarlo

Llegue a casa y lo primero que hice fue pedirle a el personal del edificio que me trajera cajas nuevas no les dije para que, pero supongo que se lo imaginaba por qué me regaló una sonrisa de que avía entendido que aria con aquellas cajas, ya buscaría quien me llevará mis cosas a parís eran muchas, pero siempre avía manera.


Cuando comencé a guardar todo me iba imaginando en mi cabeza que aria y a donde iría o lo primero de mi lista que cumpliría para poder ser feliz, no perdí tiempo por qué sabía que papá no tardaría en encontrar me y no quería saber lo que le diría al dueño del edificio para que esté me corriera así que mientras menos personas se enteraran de mi parentesco con el mejor, estaba segura que él ya sabía dónde estaba.


Cuando guarde todo lo que se pudiera romper no me detuve tome mi computadora y busque una mudanza confiable que me llevará mis muebles asta mi destino, Tampoco me detuve cuando vi que eran las 3:00 am para comprar mi boleto de avión a primera hora del día viernes todavía era miércoles así que tenía tiempo para estar aquí y ver un poco más a mi amigo cole, a donde nadie ni siquiera mi familia me buscaría por qué a ellos no les gustaba ese lugar tan hermoso para mí para mis ojos.


No sé si era miedo o el hecho de querer olvidarme de mi familia, pero estaba completamente segura que miedo no era termine todo tan rápido que solo me faltaba toda mi ropa guardar en mis maletas las que me llevaría en el avión, ya estaba todo preparado, incluso el lugar donde me quedaría en paria ha rehacer mi vida solo si mi padre no se interponía

Era de madrugada no sabía a qué hora era para ser exactos y ya me estaba agarrando el sueño que hasta cabeceando estaba así, me levanté lentamente para apagar todas las luces, cuando iba la de la cocina alguien aporreo mi puerta de mi casa como si quisieran tirarla, de algo estaba segura y era que saldría a darle una buena tunda con el bate que tenía por si algún ladrón se le ocurría molesta.

Abrí la puerta sin mirar quien era, estaba a punto de levantar el bate, pero ni siquiera alcance a hacerlo, por que alguien se tiro a mis brazos aprisionándome entre su cuerpo, mire para arriba dándome cuenta de quien era la persona que me apretaba demasiado.

- que haces aquí – dije tratando de meterlo a mi casa – mira como estas

Dije suspirando, pero él estaba demasiado borracho, como para entender algo de lo que yo le dijera.

- Eli – dijo entre lamentos – por que te vas

Estaba así ¿por mí? Lo mas seguro era que como estaba borracho no sabia donde estaba, lo pase a la cama con dificultad, era demasiado pesado así que fue un poco difícil, llegamos a las cama asiendo que perdiera la conciencia casi al instante, después de unos minutos lo seguí, me sentía tan relajada a su lado.



TAN LEJOS Y TAN CERCA, COMO ENERO Y DICIEMBRE.

A.749

ALGO INESPERADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora