VEINTIDOS.

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Eliza.

Un dolor de cabeza  era insoportable y en otros lugares atacaba a todo mi sistema, estaba tan cómoda en el cocho que deduje que estaba en mi propia casa me levante con pereza  me sentía pegajosa así que camine a pasos lentos para tomar una ducha muy larga lo necesitaba por todo lo que sentía en mi cuerpo, estaba tan distraída por el dolor y preparar la tina que no avia reparado en mi vestimenta y cuando lo ice me quedé congelada dándome cuenta que estaba desnuda.

Camine con prisa a el espejo que estaba pegado a la puerta del baño mirando mi cuerpo lleno de chupones en el cuerpo y entre las piernas unos incluso con mas tomos morando, espese a pensar que me avían golpeado pero me quite de la cabeza eso cuando me di cuenta del por que lo pegajoso que sentía era semen con el ahombre que me acosté la noche anterior.

Desconocía el como avia llegado a esta situación tan bochornosa donde tuve vergüenza de meter a un hombre a mi mi casa, a mi cama  donde nos sabia si me avia robado algo en el transcurso de la noche, nunca asía las cosas de esta manera, pero me prometí a mi misma que esta iba a ser la ultima vez que aria esta estupidez en la vida, despues sin pensarlo se metió en el pequeño jacuzzi con jabones relajantes quedándose recargada en una de la orillas de esta mirando en la ventana admirando la hermosa vista 

 Después de treinta minutos ahí  en esa tina decidí que era hora de dejar mi lugar de paz y  salir de aquella tina tan relajante, fui directo a ponerme la ropa mas cómoda que tenia y salí de la habitación a desayunar o más bien comer por que al parecer dormí mucho por que ya casi eran las dos de la tarde, si que me avia dejado cansada  aquel chico desconocido y cuando llegue a la cocina me encontré a los chico  platicando entre risas escandalosas que parecían niños, tardaron segundos en notar mi presencia y cuando me notaron me miraron tranquilos los dos como si no supieran nada de lo que pase anoche y la verdad era que prefería eso a que estuvieran presentes.

- buenos días pervertida  - saludo Dereck con una carcajada, le di una mirada de advertencia si no quería una patada en las bolas por molestar con este dolor de cabeza.

- buenos días chicos  - salude con flojera a todos sus amigos mientas me paseaba la vista por toda la cocina por algo de comer.

- como estuvo tu noche... gritona  - ese fue Harry que al parecer si avían estado todos  en mi noche del desliz.

-  agitada   - dije mientras me servía un taza grande de café negro

Los cinco sonrieron con  complicidad y me echaron una mirada de que avían escuchado todo lo de anoche y eso me era completamente gracioso ya que nunca me avia traído un hombre a casa.

- tranquila  - soltó una carcajada Dereck  - solo escuche por que tus gemidos no me dejaban dormir así que me levante a por mis audífonos para no escuchar mas

Me sonroje  un poco tomando entre mis manos mi rostro evitando su mirada de todas las maneras posibles, quería decir que gracias al alcohol me encontraba en esta situación pero no recordaba del todo lo que abia pasado en esa habitación, aunque no recordaba cada caricia,  sabia que avia sido una noche loca y llena de placer.

- déjame en paz Dereck - me estaba poniendo de mal genio - y vete a hacer cosas de niños como las que haces con tu amigo

-  claro que me iré  - me desordeno mi cabello mas de lo que ya estaba - para no recordar tus gritos de mas cada vez que te miro

dijo soltando una carcajada. 

- cállate de una maldita ves cretino- dije sobando mis sienes

- lo menos que debería hacer es aguantarme ahora - dijo entre carcajadas - tu no me dejaste dormir en toda la noche

ALGO INESPERADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora