matemáticas.

29 0 0
                                    

Me levanté dando gracias de que fuera domingo, no me sentía con fuerza de ir al colegio, necesitaba un día más para poder respirar. Lucia, como siempre, me había ayudado a calmarme, me transmitía una paz parecida a la de Gonzalo, era afortunada de tenerlos.
Siempre me había pasado que, desde pequeña, sentía que los problemas en mi cabeza alcanzaban una magnitud surrealista, pero aunque supiera que no era real, era imposible hacer a mi cerebro entenderlo. Todo tendía a ser una catástrofe.
La mesa comenzó a vibrar, miré mi teléfono. Gonzalo.
Tardé unos segundos en responder
-Hello- dije sonando todo lo despreocupada que pude
-¿Qué tal vas?
-Me quiero morir, no puedo mas con las integrales
-Lo sabía, es tu día de suerte, puedo ir a ayudarte
Volví a tardar unos segundos en responder
-Mm, vale si, ahora no hay nadie en casa
-Guay, ahora te veo- y colgó

Respiré hondo, bajé, prepare la mesa de cristal donde estudiábamos siempre y abrí la terraza. Estaba en pijama, ya me había visto mas veces asi, me puse una sudadera, me lave la cara, me hice una coleta, y me puse mis gafas, las necesitaba para ver de cerca, Gonzalo siempre me decía que me quedaban muy bien, pero a mi me gustaban porque sentía que me escondían la cara. Sonó el timbre
-Hola- dijo Gonzalo dándome un a beso
- Pasa- le dije sonriendo
Nos sentamos en la mesa después de hacer café
-¿A ver por donde empezamos?- me preguntó mientras pasaba las hojas de su cuaderno, casi todas incompletas
-Pues por integrales porfi
Sonrió
-Caye no son difíciles, ya verás, te voy a enseñar unos trucos
Me explicó varios ejercicios, y como de costumbre cuando estudiábamos juntos, mientras yo hacia ejercicios él miraba distraído su móvil, fútbol.
- Eres un vago te lo juro- le dije después de un rato
-Lo sé, pero también soy el puto amo en mates
No se lo podía negar, asi que me limite a poner los ojos en blanco y suspirar. Su arrogancia me resultaba divertida
Apoyé la cabeza en la mesa, estaba agotada y tenia sueño, había dormido cuatro horas, aunque ya estaba acostumbrándome. Gonzalo me acarició el pelo

-¿Quieres que descansemos?
-Vale sí, un rato- contesté con los ojos aún cerrados
-¿Vemos un capítulo de Prison Break?- me preguntó sentándose en el sofá
-Vale, pero desde donde voy yo- dije alegremente sentándome a su lado
-Si anda, tu flipas, te hago resumen y a correr
-¡Ni de coña!
-Pues a ver a Michael...
Antes de que siguiera hablando le pegué con el primer cojín que encontré y me tape los oídos
-Valeeee- accedió riéndose de mi- Por tu capitulo pesada, a ver si estudias menos y adelantas un poquito.

Pusimos el capítulo, me acomodé en mi esquina favorita del sofá, él estaba a mi lado. Estaba tan cansada que terminé cerrando los ojos y apoyándome en su hombro, no estaba dormida, pero con oírlo me bastaba. Me miró y sonrió, intentó colocarse de forma que yo estuviera mas cómoda y después me retiró el pelo de la cara, yo no abrí los ojos. Estuvimos asi un rato, notaba su respiración, y como me comenzó a acariciar la mano y me dio un beso en la frente. Me entró el pánico, aún dormitando, comenzaron a colarse en mi mente las preguntas de Álvaro, cuando escuché la música que marcaba el final del capitulo abrí los ojos lentamente, aunque lo cierto es que no quería hacerlo.

Libre-mente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora