11 [Final]

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Fuí al baño, me saqué la ropa, y me puse pijama.

Lisa se había acostado en mi cama, y estaba mirando al techo, pensativa. Muchas veces me pregunto que pasará por su mente...

- ¿Lisa?.– Pregunté, acercándome.

- Dime.– Dijo, media nerviosa.

- ¿Somos novias?.– Pregunté, acostandome a su lado, y tapándome hasta los hombros.

- ¿Es una pregunta o una propuesta?.– Rió, mientras se ponía a mi altura, acercándose a mí.

- Ya sabes...– La miré seriamente, haciendo que pare de reír.

- Depende...¿Respondiste que sí?.– Preguntó mirandome, esperando mi respuesta.

- No...– Respondí.

- ¿Respondiste que no?.– Me preguntó.

- No...– Respondí, colocándome nerviosa, ya que ella comenzaba a acercarse.

- Entonces... ¿Quieres?.– Preguntó, estando tan cerca, que sentía el roce de sus labios, en los míos. Su respiración me tenía cautivada.

- Si...– Respondí, cerrando mis ojos, mientras me dejaba llevar por las sensaciones...Pero se alejó, y me sonrió.

- Entonces si lo somos.– Dijo, antes de  pasar una mano por mi cintura, abrazándome. Me enfadó un poco el que no me besara, así que gruñí en bajo.– ¿Acabas de gruñir?.– Se separó, riendo.

- No.– Respondí cortante.

- ¿Quieres besarme?.– Me tomó del mentón, obligándome a mirarla.

- Si...– Respondí avergonzada.

- ¿Solo sabes decir "si" y "no"?.– Rió, y antes de que yo pudiera decir algo, me besó.

Nos besamos por horas...Juro que nunca me cansaría de sus besos. Sus gruesos labios me tienen tan enloquecida, que si fuera necesario moriría por besarlos una vez más.

Su lengua pasó por mi labio inferior, pidiendo paso a su ingreso, el cual no tardé en concederle.

Sus manos acariciaban mi espalda baja. No era un beso lujurioso, ni sexual. Era solamente un beso...

Se sentía tan mágico y tierno, que siento derretirme en las sensaciones.

Tomo su rostro, para que no se aleje de mí, y ella me estruja más hacia ella, con el mismo fin.

Sentía mis labios dormirse, y enrojecer. Al separarnos, vi que tenía sus labios hinchados, y rojos, y supongo que los míos estaban igual, o peor.

Nos sonreímos, y ella me dió un último beso en la frente, antes de abrazarme para dormir.

Me siento tan segura al lado de Lisa, que tengo miedo de perderla.

Al día siguiente, desperté con muy buen humor. Ver el rostro de la persona que te ha robado el corazón, te da ánimos de comenzar un buen día.

- Hola...– Abrió sus ojos, pesadamente, y sonrió. Su voz sonaba ronca, y sexy.

- Hola...– Le sonreí de vuelta.

- Espera un momento.– Dijo, mientras se levantaba e iba hacia el baño.

- ¿Que habrá pasado?.– Me pregunté, un poco preocupada. "¿Será mi aspecto?". Pensé..."¿Y si tengo mal aliento?". Inspeccioné ambas cosas, y comencé a sentir vergüenza, ya que no sabía si era así. Pero llegó Lisa con una sonrisa encantadora.

Se volvió a acostar a mi lado, y su olor a pasta dental me causó gracia. También se había peinado el cabello, y lavado el rostro.

- ¿Pasa algo?.– Preguntó con una ceja alzada, mientras pasaba su brazo al rededor de mi cintura, y me acercaba más a ella.

- Nada...– Sonreí.

- Eres hermosa Jennie...– Me besó. Cuando es ella quien me lo dice, me hace sentir realmente bien...

Sus manos pasaron de mi rostro, a mi cintura, apretando un poco. Bajó hasta mi trasero, y lo estrujó mientras me levantaba y me colocaba en su regazo.

El beso subió de tono, y comencé a moverme sobre ella, provocando jadeos por parte de ambas.

Nuestros cuerpos encajan perfectamente, y nuestras respiraciones se sincronizan. Tengo tantas ganas de tenerla, que me arde el cuerpo completamente.

- Lisa...– Gemí, mientras sus labios se apoderaban de mi cuello, el cual gustoso recibía esa sensación.

- JenJen...– Derrepente dejó de besarme, y se separó de mí con una sonrisa extraña, y pareciera hasta falsa. Se levantó, y se arregló un poco. Ni siquiera pude decir algo, cuando la ví salir, y tan solo quedé en shock.

Poco a poco despavilé, y corrí hasta la puerta de entrada, y antes de que pudiera abrir, la ví en el balcón.

- Ya te lo he dicho, Rosé. Si...Me arrepiento, y fue muy infantil de mi parte, pero ya comprendí. Ella no sabe nada aún, pero se lo diré.– Estaba hablando por teléfono, y al darse vuelta me miró.– Te dejo, Rosé. Llegó mi hora.– Y colgó.

- ¿Por qué  has salido así de la habitación?.– Pregunté, con mi expresión más seria. Me llama la atención a lo que se refería en la llamada.

- Tengo algo que contarte, Jen. Pero primero quiero que sepas que he cambiado de parecer, y me arrepiento de haber iniciado toda esa tontería.– Dijo, mientras se acercaba a mí.

- ¿De qué hablas?.– Comenzaba a asustarme, y no me agradaba.

- Bueno...Yo quería jugar contigo, Jennie. Quería hacerte daño. El mismo daño que me hiciste hace muchos años. Planeaba enamorarte, y luego dejarte. Pero ya no, Jen. Me he enamorado de tí...Nunca dejé de estarlo.– Tomó mis mejillas, y me hizo mirarla directamente a los ojos, mientras me sonreía con sinceridad.– Te amo, Jennie.– Y me besó. Yo aún no procesaba todo lo que me había dicho, pero aún así correspondí su beso.– Quiero empezar de nuevo contigo, Jen. ¿Me dejarías hacer las cosas bien?.

- ¿Eso significa que no somos novias?.– Reí un poco.

- Eso lo dije enserio. No te puedes escapar de mí, Nini.– Rió conmigo.– Pero quiero hacerte feliz por el resto de mi vida.– Dejó un beso corto, pero tierno sobre mis labios.

- Tienes toda mi disposición.– Sonreí como boba.

- Eso es muy bueno.– Nuevamente me besó, y luego sonrió pícaramente.– ¿Volvemos a donde lo dejamos?.– Yo sonreí de la misma manera, mientras tomaba su mano, y la dirigía a mi habitación.

Todo ha sido tan extraño, pero al final resultó ser para algo bueno. Me encanta Lisa, en todas las maneras posibles...

Creo que a pesar de haber cometido un gran error en el pasado, el destino se encargó de castigarme, y volver a darme otra oportunidad.

- Me encantan las chicas rudas como tú...Me encantas tú.– Me dijo Lisa, mientras me miraba con amor.

Chicas rudas.- JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora