🔹Capitulo 10 🔹

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Harry caminó silenciosamente por los pasillos de la locomotora, intentando encontrar un silencioso y solitario comportamiento.

Ron y Hermione ya se habían marchado minutos antes, trabajo de prefectos, por lo tanto tendría un buen momento para reponer horas de sueño.

Misteriosamente sus aberrantes sueños se habían detenido hace ya unas semanas, en cierta forma era bueno, pero era igual de escalofriante.

Finalmente encontró un vagón en lo más recóndito de la locomotora, entrando con rapidez y cerrando la puerta. Dejó sus cosas a un lado, sentándose del lado de la ventana, unos minutos antes para empezar a cabecear.

Harry se acomodó a lo largo, dejando su cabeza reposar en el apoya brazos, mientras tarareaba una pegadiza canción Muggle. Harry cerró los ojos con ligereza, fijándose en que había empezado a llover, siguiendo las gotas de lluvia que resbalaban por el vidrio exterior de la ventana.

Hace unas semanas habían empezado a sentir un vacío, un gran vacío, talves fue el hecho de que habían cancelado la final del partido de Quiddich entre Gryffindor y Slytherin, o el hecho de que sus amigos hubiesen estado muy ocupados cómo prefectos, o talves por que Dumbledore había desaparecido sin dejar rastro. No lo sabia muy bien, pero solo quería identificar a que se debía ese vacío.

Harry se quitó los lentes y los dejó en el bolsillo de su playera, acomodándose cerró finalmente los ojos, soltando un suave suspiro.

La locomotora paró su andar cuando el descendió en el horizonte, avisándole a todos los estudiantes que el viaje había terminado.

Harry había despertado cinco minutos antes de que el tren se detuviera, siendo rápidamente alertado por el bullicio de los estudiantes al arreglarse para salir.

Al bajar había sido rápidamente atajado por su tío, el cual lo obligó casi a correr detrás de él, llevando a cuestas el baúl.

Al llegar, había sido rápidamente encerrado en su habitación, sin derecho a salir por ningún motivo. Su tío le había arrebatado el baúl al pisar la casa, era algo a lo que estaba acostumbrado.

Acarició a Hedwig por entre las rejillas de la jaula, tocándole el pico cariñosamente, siendo arrullado por el suave ulular del ave y el ligero y constante aleteo de su emplumada amiga.

Harry abrió la jaula del ave, dejándola salir con la orden de entrar y salir de la habitación solo por aquella ventana.

El azabache se recostó, quitándose los lentes y dejándolos en la mesita de noche al lado de su cama. Escuchó el aleteo de Hedwig al volar y salir por la ventana, dejándole a solas. Decidió aprovechar la privacidad para dormir un rato, antes de que la monótona pesadilla empezara.

Se había estirado, sintiéndose cansado y débil, queriendo dormir más tiempo. No sabia que era lo que le pasaba y no había querido ir a la enfermería, sabiendo muy bien que de seguro Madame Pomfrey había estado muy ocupada atendiendo el brote de gripe de Dragón que había decidido azotar a Hogwarts a última hora, no podía solo llegar y exigir que lo atendieran por un caso de pereza crónica.

Rápidamente abrió los ojos alarmado, sentándose de golpe en la cama con la respiración agitada, siguió con la mirada a la mancha marrón al lado de la cama, palpandola hasta encontrar sus lentes.

Harry se sorprendió enormemente al reconocer la habitación de la tortura. El de lentes estaba a punto de tener un ataque de pánico, otra vez estaba teniendo estos sueños. Escuchó algunos siseos a su lado, que obviamente pudo comprender.

Hablando entre sueños [Tomarry/Harrymort]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora