🔹 Capítulo 9 🔹

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Voldemort entrelazó sus manos bajo su barbilla, cerrando sus ojos en un claro gesto pensativo.

— ¿Que opina mi señor?, ¿deberíamos atacar en el tren?.— Preguntó el Malfoy mayor, que casualmente se hallaba al lado de Severus.

— No, es muy pronto, además hay demasiados mocosos que no duraran en defender al niño-que-vivió.—.

— ¿Entonces?, No podemos dejar que pase demasiado tiempo, sería embrutecedor.— Renegó Snape.

— Lo se, pero no tenemos otra, debemos atacar cuando sepamos que no se puede defender.—.

— Mmh, realmente aun no salgo de mi sorpresa, tanto tiempo creyendo esto, es... Increíble que aun ahora me cueste creerlo.— Expresó Lucius, que aun no salía de su estado catatónico.

— Claro, pero que mas podíamos esperar, ahora solo debemos utilizar este incidente a nuestro favor.— El Lord oscuro sonrió, apegando su espalda a la silla, observando el montón de pergaminos regados estratégicamente en la larga mesa, que se extendía por toda la oficina.

— Severus, necesito que prepares una poción.—.

— Si, mi señor.— No hubo negativas de parte del azabache, que ladeó un poco la cabeza algo curioso, jamás eran fáciles las pociones que el Lord Oscuro mandaba a realizar, pero nunca le venía mal un buen reto que pusiera en practica su extensa sabiduría sobre el magistral y elegante arte de las pociones.

— Necesitó que la poción sea realizada lo antes posible.— Expresó el Señor oscuro, levantándose de su asiento y caminando por la amplia habitación, de una manera casi pensativa.

— Si, ¿Para que necesita la poción?. — Preguntó.

— Necesitó que pueda mantener inconsciente a una persona durante mas de doce horas, también que sea capaz de nublar la magia por al menos el tiempo en que este dormida dicha persona, necesito que su núcleo mágico no sea rastreable.— En ese instante Severus supo para quien era la poción, con algo de seriedad dirigió su vista a la del rubio platinado, que le regaló una dulce sonrisa llena de amor.

Severus se estremeció un poco ante aquellos sentimientos que se arremolinaban en su interior, le atraía la forma en la que aquel rubio y su esposa podrían controlar la manera en la que se sentía.

— Bueno, ya puedes retirarte Severus.— Cuando el azabache se levantaba junto al rubio una negativa resonó en la habitación.

— Tu no Lucius.— El rubio dejó escapar un suave suspiro, mientras le daba un ligero apretón a la mano de su amado, dejando un suave y rápido beso en la frente de esto.

— Ve con Narccisa, ella te esta esperando en el living, necesita hablar de algo importante contigo.— Severus asintió frunciendo el ceño.

Severus salió de la habitación cerrando la puerta con suavidad, algo preocupado de lo que el señor oscuro quisiese discutir con uno de sus amantes.

— ¿Cuando pensabas decirme?, ¿Eh Lucius?.— Lucius perdió ligeramente el aliento.

— ¿D-de que habla mi señor?.—.

— Sobre Narccisa, Severus y tu, ¿cuando pensabas decirme?, ¿cuando los pillara en el acto?.—.

↩✴ TH ✴↪

Severus había bajado las escalera con aura pensativa, ¿que era de lo que tenía que hablar con Narccisa?.

Suspiró, cuando terminó de bajar las largas escaleras, tensando su cuerpo cuando la mujer lo abrazó de manera demasiado cariñosa, aún le costaba acostumbrarse, mucho tiempo sin alguien que lo abrazar o le dijera que lo amaba.

— Mi amor, ¿fue bien la reunión?.— Severus ladeó un poco la cabeza alejando su mano de la caricia de la bicolor.

— Mmh, Lucius me dijo que debías hablar conmigo sobre un tema importante.— Dijo fríamente el azabache, tomando asiento frente a la Black.

— Oh, si si si, pero... ¿Que tal si esperamos a Lucius?, sería mucho mejor si los tres estamos reunidos.

Severus frunció el ceño, ante el evidente nerviosismo de la mujer, suspirando, Severus acepto la propuesta de la mujer, ignorando las preguntas que esta le hacía, no tenía ganas de hablar con ella sabiendo que había algo que le ocultaba.

El azabache intuyó que algo estaba mal, la mirada nerviosa de Narcissa, y el silencio incómodo en el cual se había transtornado la habitación. Era difícil no notarlo.

— ¿ Qué me ocultas, Narcissa ?.— Le preguntó a la bicolor, que se encogió de hombros y murmuró algo parecido a “Esperemos a Lucius”.

Severus miró por las escaleras, cuando de pasos por las escaleras retumbó en la habitación.

— Hasta que por fin llegas.— Murmuró Severus, tomando otro poco de su té.

— ¿ No le has dicho nada ?.— Escuchó murmurar a Lucius.

— Empiezo a considerar no hacerlo.— Susurró Narcissa de vuelta.

Severus se levantó del sofá individual dejando la taza en la mesita de centro.

— ¿ A dónde vas, Severus ?.— Preguntó la bicolor, levantándose de igual forma.

— No pienso quedarme en un lugar donde sé que ocultan cosas, que tengan buenas tardes.—.

Severus se acercó a la chimenea, dispuesto a tomar la red Flu para llega a Hogwarts.

Pero antes de que algún movimiento de escape fuese realizado, la habitación había tomado un aire completamente oscuro y siniestro. Una pálida mano se tornó alrededor de la muñeca de Severus.
Fue jalado con fuerza, haciendo que  trastabillara torpemente hasta el pecho abultado de un ente no humano.

— Severus~. — Esa voz, reconocía muy bien esa voz.

— Severus~.— Volvió a escuchar, cerró fuertemente los ojos y respiró profundo.

Severus levantó la cabeza, encontrándose con la fría imagen de una mujer con cabellos rubios mezclados con azabaches, de ojos rojos y facciones definidas, labios color escarlata y filosos colmillos. Sus ojos carmesí estaban fijos en su persona, con un brillo predador.

Severus miró con terror a la mujer, quedando congelado.

— No Sev, no me mires así, mi amor.— Le susurró la bicolor, bajando un poco su cabeza para mirar los ojos inundados en estupefacción del azabache.

De esta forma, Narccisa era dos cabezas más alta que Severus, el cual boqueaba como pez fuera del agua.

— Narccisa, basta. Lo estás asustando.— La cabellera platinada danzó hasta su lado.

Lucius siempre fue ligeramente más alto, pero ahora, ahora era una cabeza más alto que Severus, aquello era intimidante.

Simplemente intimidante y espeluznante, ojos rojos por la habitación, Uy, bastante increíble.

Severus se removió soltandose del agarre de Narccisa, la cual hizo el amague de querer seguirlo, pero fue rápidamente detenida por Lucius.

— Déjalo Narccisa, ya está lo suficientemente asustado.— Severus aprovechó la factible oportunidad de escapar.

Tomó rápidamente los polvos flu e ingresó a la chimenea y gritando su destino.

— ¡ Habitaciones de Severus Snape, Hogwarts !.— Exclamó, desapareciendo. Logrando ver momentáneamente cómo los dos se abalanzaban a la chimenea.

Hablando entre sueños [Tomarry/Harrymort]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora