Mía no podía dejar al sargento a su suerte, tenia que ayudarlo, pero ya estaban muy lejos, aunque para ella eso era lo de menos, no podía irse, y dejar ahí a una de las personas que significaban algo para ella. Cuando volvió, se encontró a su sargento tirado en el suelo, mas o menos inconciente, tenia varias mordeduras, era algo increíble que siquiera estuviese inconsciente, eso ya era un merito, una persona normal hubiera muerto al instante, ella no dudo en cogerlo en brazos, después de todo este no pesaba, era bastante delgado y bajito, aunque mas alto que Mía ya era. Ella luchaba por que las lágrimas no se le escaparan, y con éxito, llego a llevarlo a la camioneta, en realidad ella sabia que era tarde para el sargento, y que tarde o temprano se convertiría, pero también sabia que el sargento hubiera deseado morir en el campamento, rodeado de la gente a la que amaba, o al menos no rodeado de escombros y zombies apestosos.
Arrancó la camioneta y piso el acelerador tan fuerte que no seria raro que las ruedas reventasen, continuo a toda velocidad cuando un zombie apareció en la esquina de la calle, y ella no le dio importancia, después de todo solo era un zombie ¿No? Volvió a pisar el acelerador y arrollo al zombie dejando unaasa pegajosa de vísceras y huesos podridos. Seguramente ya sabéis lo que viene después, nada mas arrollar a aquel zombie y cruzar la esquina, se encontró con una horda entera de esas cosas, sin duda estaba en problemas, pero ella veía al sargento inconciente con aquel sudor frío recorriendole la frente, y simplemente no quiso que sus finales fueran así.
Piso nuevamente el acelerador y arrolló a casi la mitad de ellos, derrepente la camioneta dejo de funcionar y cuando ella miro atrás vio como el cuerpo de uno de esas cosas había trancado la rueda izquierda trasera.
La desesperación de poder salir, mezcladas con la preocupación de no poder llevar al sargento al campamento, hacían que Mía pisase frenética y repetitivas veces el acelerador con la esperanza de poder escapar, pero era casi imposible, no quedaba casi gasolina y la camioneta estaba trancada, cuando Mía pensaba que las cosas no podían ir a peor, los zombies a los que no llego a arrollar, empezaron a subir a la camioneta y a pegar golpes en las ventanas para romperlas.
Obviamente hoy no era su día, pero sin embargo, era el último día del sargento. ¿Que podía hacer ella?
No tenia la cura, y tampoco podía salir de aquella situación. Definitivamente era el fin.
Unos pasos, no, no eran unos pasos como los de los demás zombies, eran unos pasos humanos, pero lo que sonaba era.. ¿Una suela de zapato metálica? No se podía ver a través de las ventanas plagadas de zombies de la camioneta, sin embargo, un rayo de esperanza se poso sobre ella, uno de los zombies fue arrancado de la ventana, y el resto de ellos, pareció ver algo que los atrallo, Mía no podía creerselo,
Aunque tampoco había tiempo para prosezarlo, simplemente piso el acelerador y salio de ahí lo mas rápido posible, no sin antes tirar una mochila con suministros fuera, la persona o cosa, que los había salvado lo necesitaría.
En menos de 5 minutos ya estaban en el campamento, todos se quedaron callados al ver al sargento a punto de morir, cuando derrepente salio Hanji de su laboratorio con una sonrisa, y nada mas salir y ver el cuerpo moribundo de su superior, se echo a reír a carcajadas, todos la miraban, unos con odio, otros con lastima, pero la que peor la miraba era Mía, la científica, al darse cuenta de tan lastimosas miradas, levanto la cabeza y se quiso explicar.
-Seguramente la mitad me odia, y la otra mitad ya este planeando como asesinarme, pero, tengo mis motivos, creo que tengo la cura.
Todos se quedaron anonadados, esa noticia podría ser el inicio de la repoblación del mundo, o quizá incluso mas.
Inmediatamente Mía cargo al sargento en su espalda, y lo condujo sin decir nada hasta la camilla.
-Cuatro ojos. Decías tener la cura, pues ahora, ¡Sanalo!-Ordeno.
-Si, dime ¿hace cuanto que esta infectado?
-Aproximadamente unas 2 horas.
-Bien, todavía hay esperanzas.
-¿Ya as probado esto antes con humanos?
||respuesta obvia de Hanji||
-Nop, solo con tres monos, pero salio bien.- Afirmo.
Como toda científica y doctora, limpio las mordeduras del sargento, dejándolas hací sin rastros de la bacteria. Muy seguidamente después, cogió una de las inyecciones que tenia en la mesa, la n° 4566BAA.
-Mira Mía, esta inyección solo funciona si lo pones en un lugar en especifico, y tiene que ser exactamente en este punto, pero cuando te lo enseñe, no se lo digas a Nadie, es un secreto, yo lo anunciare cuando tenga oportunidad ¿Bale?
Apunto la inyección hacia.
El cogió la mochila que una chica había tirado desde un camión, realmente necesitaba esos suministros, y también un lugar en el que alojarse, un lugar seguro y estable, pero eso era imposible, el mundo entero estaba infectado, no se sabia de ningún país sano. Aunque eso seria solo el mínimo inconveniente, el problema real ahora era como salir de allí, no tenia coche, ni armas, solo una espada, una mochila y una capa negra que le cubría todo el cuerpo salvo sus amenazantes ojos grises y sus zapatos de suela de plata.
ESTÁS LEYENDO
El Inicio De Un Nuevo Fin
Mystery / ThrillerUn virus letal bautizado como "E.Z" arrasa la mitad de U.S.A y gran parte del mundo, en Denver, una ciudad tranquila, era el sitio en el que vivía una pequeña llamada Mía de la edad de 12 años, quién tuvo que pasar la perdida de sus padres de una ma...