prologo 2° parte

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Mía abrió los ojos desorientada, por un momento pensó que todo lo que había sucedido había sido un sueño, una leve sonrisa se dibujo en el rostro, pero se borró pocos segundos después, cuando divisó el paisaje que la rodeaba, intento levantarse pero no pudo, estaba atada a una cama con cuerdas, una mujer de aspecto pacifico y especialmente hermosa se hacerco a ella, Mía no movió ni un solo musculo, se quedo quieta y con el semblante severo en la cara, la mujer rubia mestiza le coloco una linterna en los ojos.

-Sus pupilas responden a la luz, esta limpia-Le dijo la mujer a un hombre que estaba a unos metros al lado de ella, el hombre tenia un aspecto desagradable, una cicatriz le tapaba su ojo izquierdo haciendo que su aspecto desagradable de por sí, le añadiera un toque terrorífico que hacia un complot de jefe de guerra.

Mía con la mirada perdida y con un leve tono de voz preguntó.

-¿Donde estoy?

-Estas en la cordillera Front, en las montañas rocosas, una de nuestras reclutas cuando fué en busca de supervivientes te encontró y te salvo antes de que un Z te matase.

-¿Por que estoy atada?

-Por precaución, no sabíamos si estabas infectada o no....- Dijo la mujer de pinta amable.

¡Desatarla!- exclamo el hombre de aspecto desagradable.

Pocos segundos después un joven de aparentemente 17 o 18 años la desato, todos los presentes iban vestidos con ropa militar o similar a ella.

Tan pronto Mía fue desatada se levanto buscando con la mirada su mochila y el calibre 41 que traía con ella antes de despertar aquí, a unos metros de ella vió sus cosas encima de una mesa e inmediatamente fué a cogerlo, cuando ya lo tenía en las manos un hombre con gesto serio y de un tamaño enorme le quitó el calibre 41 bruscamente.

-Eres menor no puedes usar un calibre 41... no sabrías como- dijo el con una sonrisa de burla en la cara.

-Si te la logro quitar me la quedo-Dijo Mía con un tono desafiante y frió.

El hombre solo asintió con la cabeza riéndose, Mía era inteligente, empezó a analizar al hombre y pudo ver que tenía una herida de bala cubierta con una simple venda en el brazo izquierdo, se agachó y cogió una piedrecita y miro desafiante al hombre, a lo que este respondió.

-¿Que? ¿Piensas matarme tirandome esa piedrecita?.. Que infantil.-

Mía solo sonrió con maldad y con un movimiento rápido desgarro la venda del hombre y le metió la piedrecita en el agujero manchado de sangre que tenía en el brazo, causando que sangrara mas y este cayera al suelo retorciéndose de dolor, soltando el calibre  41, mientras se sujetaba el brazo herido, Mía solo cogió el arma y sonrió con desprecio hacia el hombre, y la parte que quedaba de ella antes de que lo perdiera todo, tuvo el impulso de obligarla a decir "iuk" ante haber tocado sangre, y mas en una herida abierta... Nuevamente...

-Seras...tsk.. D-de todos modos no sabrías usarla-dijo el con rabia.

-¿Eso crees?- Respondió ella con una sonrisa en la cara, que en realidad no trataba de una sonrisa, era una mueca adornada ante su "asquito" o repugnancia a la sangre.

Mía sujetó el arma y apuntó al hombre con el dedo en el gatillo y una sonrisa sádica.

-Veamos que tan poco se utilizar este pequeño juguete-

-¡No espera!

Cuando Mía iba a presionar el gatillo la mujer de aspecto amable le sujeto por los brazos haciendo que no pudiera disparar, pocos segundos después el hombre que ordenó que desataran a Mía apareció con un gesto de enfado.

El Inicio De Un Nuevo FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora