Mis ojos se abrieron vagos ante la tenue luz de la mañana, de algún modo, tenia una obsesión con amanecer así.
Sentí un paño húmedo en mi cabeza, y una cama blandita debajo de mi cuerpo, haciendo que el trabajo de querer despertarme del todo, me fuese menos atractivo y mas difícil.
-Dios...- Suspiré y me sobe la cabeza, que por cierto tenía vendada.
Finalmente logre levantarme, y ví que estaba en una habitación, de la casa al parecer. Los pocos y casi dudosos recuerdos de la noche anterior volvieron a mi mente, ¿Mike fue capaz de atacarme? Sentí un nudo en la garganta, después de todo, fuí la primera en fiarme plenamente de el... Aunque no, debe haber una explicación mejor.
Me limpié la sangre que aún tenía de aquel ciervo, y bajé al salón, algo estaba atado en una silla, con la cabeza tapada por un saco pequeño de tela, esa cosa luchaba por soltarse de su pequeña prisión, e intentaba emitir algún mensaje, pero no se entendía, seguramente tendría la boca vendada o sería otro zombie mas.
Una mano se poso sobre mi hombro con suavidad, di un pequeño Respingo por la impresión, y al voltearme ví a Natasha, estaba con una taza con té en la mano, vaya, al parecer aún queda de eso. Me lo ofreció y lo acepté, necesitaba un trago de lo que sea.
-Buen día.- Me dijo acomodando un mechón rebelde de mi pelo.
Yo me quedé mirando el suyo, en ese aspecto le tenia algo de envidia, su cabello era hermoso, un rubio mestizo que hasta diría que es tenido de no ser por que en medio de un "apocalipsis zombie" no creo que a mama se le ocurra teñirse...
-¿Qué es esa cosa?- Pregunté señalando la croqueta inquieta de la silla.
-Una joven...
-¿Por qué esta atada?
-Ayer...- Natasha no pudo terminar de hablar, por la puerta entró Mike, con dos sacos grandes colgandobde la espalda.
-Lo siento...- Me dijo pasando a mi lado evitando mirarme a los ojos y entrando directamente a la cocina.
-¿Me puede explicar alguien que demonios sucede?- Dije exsasperada.
-Ayer esta chica te atacó mientras estabais de caza...- Respondió mamá.
-¿Y entonces, si ni fue Mike, por qué no me mira a la cara?
-Se siente mal por no haber podido protegerte.
No respondí nada, sencillamente camine hasta la croqueta andante y le quite el saco de la cabeza.
La miré a los ojos y ví que no sería mas que uno o dos años mayor que yo. Su tez era blanca, pero poco cuidada, sus ojos eran verdes y su pelo estaba desaliñado y era negro.
-¿Por qué mierda me atacaste?- Pregunté de mala ostia.
Esta se negó a mirarme, yo fruncí mi ceño, y la golpee.
-¿Por qué... Mierda... Me... Atacaste?- Dije mas lentamente.
De algún modo recordé cuando era mas pequeña, juraría que mi carácter era mas o menos hasí de malo o incluso peor, y puedo asegurar que en ciertas ocasiones lo sigue siendo.
-Responde... A menos que quieras ser nuestra cena hoy.- Intente asustarla, cosa que surgió efecto, la joven me miró a los ojos, y se quitó la benda de la boca como pudo.
-Solo tenía hambre, ¿Vale?- Respondió al borde del llanto.
-No sabía que golpearme tenía como efecto secundario quitar el hambre a la gente.- Dije con un tono de sarcasmo.
-Lo único que quería era sacar algo de aquel ciervo, pero me asusté al ver a tu amigo el emo...
-Se llama Mike... Y a veces dudo de lo que es.- Me relajé, esa joven solo intentaba sobrevivir, y que digamos yo no era la mas indicada para juzgar a nadie, después de todo, nada mas llegar al campamento (antes de que este ardiera en llamas) recuerdo haberle metido una pequeña piedra en una herida de bala en el mejor soldado del sub-general de Osmin... Que murió poco después, pobre hombre.
-Tu nombre, dímelo. - Ordené.
-Alba...
-¿Alba qué?
-Alba Carruzol.
-Yo soy Mía Stanford.
-¡Natasha!- La llamé, y esta acudió a mi.
-Ella es mi madre... Oye, desatala, pero no le quites ojo de encima.- Le ordené.
Era extraño mandar a tu madre postiza, y juro que al principio casi hasta me asustó hacerlo.
-Bale... Creo que deberíahablar con Mike.- Me dijo mientras desataba a la chica, salvo las manos, para mantenerla controlada.
-Antes que nada... ¿Donde esta Rivaille?- Pregunté.
-Limpiando las habitaciones de arriba... El preparó tu habitación.
Asentí con la cabeza y me metí en la cocina, en esta se encontraba Mike, sentado, mirando una taza con agua, dudando entre si beberla o no.
-Hola.- Le salude sentándome a su lado.
Este no me miró a la cara y respondió en un tono bajo.
-Hola...
-¿Tienes algún problema con migo?- Le dije indiferente.
-...
-Cuando te hablan, respondes.
-¿No tienes nada mas que decir?- Me respondió poniéndose en pie y finalmente bebiendo de un trago todo el agua.
-Si... Gracias.- Le dije poniéndole una mano en el hombro y dándole un beso en la mejilla, como cuando mi madre biológica discutía con mi tío y esta le daba un beso en la mejilla al final.
Mike se quedó callado, y se toco la mejilla.
-Lo siento Mía...
-¿Por?
-Deví haberte protegido mejor... Seguramente Rivaille lo habría echo...
-Tienes razón... El lo habría echo mejor...- Respondí, que digamos, no era mi fuerte ser amable, y las mentiras piadosas para mi eran lo mismo que las mentiras normales. Solo me limité a decir lo que pensaba.-Pero Ni tu eres el, ni el eres tu.
Sin vacilar puedo asegurar que este sonrió.
-Tan mocosa como siempre.- Comentó saliendo de la cocina.
-Bah... Otra vez con lo de "mocosa" se nota que Rivaille y Mike se parecen.
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El Inicio De Un Nuevo Fin
Misterio / SuspensoUn virus letal bautizado como "E.Z" arrasa la mitad de U.S.A y gran parte del mundo, en Denver, una ciudad tranquila, era el sitio en el que vivía una pequeña llamada Mía de la edad de 12 años, quién tuvo que pasar la perdida de sus padres de una ma...