Capítulo 12

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Las semanas malditas pasaron, cada una igual que la anterior, una monótona vida con una ironía persiguiéndola.

Es curioso como hoy pude utilizar la palabra "monotonía" para describir nuestras vidas, para mi es algo casi tan impensable como encontrar un cura en 2 días o mas, pero resulta ser verdad, nuestra vida es monótona, pero no como las vuestras, sino que nuestro horario se basa en: Desayunar, matar zombies y cazar, proseguir con la valla, cultivar y buscar semillas, seguir matando, encontrar mas supervivientes, (necesitamos mano de obra.) comer, trabajar el campo, quemar cadáveres, saquear tiendas y casas, matar mas zombies, volver a casa, cenar, dormir, hacer guardia, despertar.

En fin, un horario que todo ser humano desearía, en las ultimas semanas no pasó nada interesante, el misterio del zombi que habló, no se volvió a comentar, los zombies cada vez eran menos por la zona, y Tobías permanecía tranquilo y calmado, no comentaba ni preguntaba nada sobre su madre o hermanos, cada vez que se le preguntaba algo ignoraba el tema, un niño bastante maduro, lo afrontó con mucha fuerza.

Alba se encontraba plantando tomates, y mamá le ayudaba, Rivaille y Mike hacían guardia, y yo y Tobías despellejábamos a los jabalís salvajes que cazaron el día anterior mamá y Mike.

-¿Cuantos años tienes?- Preguntó Tobías con la mirada fija en los sesos del jabalí.

-¿Realmente importa?- Pregunté.

-...- El bajó mas la mirada y siguió despellejando. Yo Sonreí, y le acaricie la cabeza llenándolo accidentalmente de algo de sangre de aquel bicho.

-Tengo 15.- Respondí.

Tobías formó una delicada sonrisa en su tierno rostro y me miro a los ojos sonrojándose un poco.

-Y, ¿C-cuantos años tiene la hermanita Alba?- Preguntó tapándose el rostro inmediatamente y meneando ligeramente la cabeza.

Yo sonreí nerviosa, nunca me preocupé, ni siquiera me molesté en preguntarle nada sobre ella, al menos no después desde que casi le parto la geta cuando se torció el tobillo el primer día que fuimos a por madera para la valla.

-E-emm... ¿No crees qué sería mejor preguntárselo tu mismo?- Dije ingeniándomelas para no responder.

Este crío me miró y alzó una ceja.

-No lo sabes, ¿Verdad?

Negué con la cabeza, ¿Para qué ocultarlo?, al terminar de despellejar a aquel animal nos fuimos a lavar las manos y nos encontramos una escena algo explícita para Tobías... Y bastante, ¿Dolorosa? Para mí.

Con rapidez le tapé los ojos a Tobías, y los míos se acristalaron por alguna razón desconocida, las manos de Alba rodeando a Rivaille y a este no haciendo nada para que la urraca se detuviera, los labios de esta comiéndose los de mi compañero... Cuando este posó su vista en mi y en Tobías, alejo a la estúpida urraca de un empujón y se acercó a nosotros, no, mas bien a mi, Tobías se quito mis manos de encima de sus ojos y se fue, como si pensase que estorbara.

-Asme el favor de no tocarme, joder.- Anuncié sin vacilar.

-¡No es lo que parece!- Se excusó. Hice una sonrisa sarcástica, típica excusa de película romántica...

Yo lo ignoré por completo, y al desviar mi mirada hacía la zorra de la urraca, -nota mental: No poner mas apodos de animales a la urraca, confunde mis palabras.- Vi una sonrisa en su rostro, parecía de burla, y no aguanté mas y me lancé a por ella, empecé a golpearla y golpearla, sentía su sangre en mis manos y me gustaba, a mi lado vi un trozo de cristal roto cubierto de moho y me tente a cogerlo, pero unas manos furiosas me apartaron de mi objetivo, Rivaille me sostenía por los brazos, y yo no paraba de patalear por zafarme de su agarre, la urraca se levantó, y con malas zancadas se acercó a mi y me golpeó en la cara dos veces, y al sentir un chorro de sangre deslizarse por mi nariz, ahí si que casi me dieron ganas y estuve a punto de matar a todo ser vivo o muerto que me rodeara.

El Inicio De Un Nuevo FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora