Shut up and touch me.

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Dos días habían pasado y Derek no tenía respuesta del castaño. Había enviado una copia del contrato con Void, casi obligándolo a no leerlo y solo entregárselo al menor. El chico era tranquilo, así que mayor resistencia no puso. Era lo que le gustaba de Void, su sumisión y tranquilidad.

Stiles también resultaba sumiso... cuando quería. Otras veces solo era él. Un imperactivo y coqueto castaño que le podía llevar al cielo con solo su lengua y también con un simple "papi".

No sabía lo que sentía. No podía decir que estaba enamorado porque no era así. Le gustaba, eso sí. Sentía una atracción potente y latente hacia el chico de piel nívea, una extraña necesidad de cuidarlo y tenerlo, de hacerlo suyo. Pero la había cagado y lo sabía. Algo haría para repararlo.

¿Cómo lo haría si Stiles no aparecía en su oficina para firmar el contrato? ¿Se habría negado este a querer trabajar con él? Tal vez. La incertidumbre lo mataba, le enfurecía no saber qué pasaría.

Le enfurecía no tener el control.

- Señor Hale... - musitó una avergonzado Void asomándose por la puerta y notando la tensión en su jefe. - ¿Se encuentra bien?

- No. - respondió sin más.

- Puedo... ¿hacer algo por usted?

- Sí, traeme a tu hermano.

- Venía a eso mismo...

No. Maldición.
Stiles no quería trabajar con él. Derek no sabía por qué aquello le angustiaba y enfurecía al tiempo.

- Dile que le pagaré más.

- No es eso, señor.

- Menos horas de trabajo.

- Tampoco eso, es que... espere ¿qué? ¿por qué yo no puedo tener esos beneficios?

- Traemelo.

- Él ya está aquí, es lo que trato de decirle.

- Que pase. - demandó y vio de reojo al chico que no se marchaba a dejar pasar a su cereza. - ¿Void?

- Si digo que voy a renunciar...

- Te subiré el sueldo y ya discutiremos lo del horario. Pero por Dios ve y traeme a tu hermano.

- Sí señor. - susurró con una sonrisa enorme el menor, la cual cambió por un rostros serio casi al instante. - Una cosa más, señor Hale.

- Uh huh.

- No sé qué hayan hablado usted y mi hermano, pero por favor no sea tan duro con él. Desde que salió con usted... no ha querido comer bien y... no sé, está extraño.

- Es mi culpa, lo arreglaré. - así tuviera que darle nalgadas al castaño, Derek no dejaría que sus errores afectaran la salud de su cereza, eso nunca.

- Sí, eso espero.

Y como pocas - muy pocas - veces en su vida, Derek se había visto asumiendo una actitud de obediencia ante Void. Asintió decidido y vio a su empleado salir por donde se había asomado.

Sus manos empezaron a sudar una vez empezó a escuchar los murmullos en el pasillo. No había una voz que quisiera escuchar más, unos labios que quisiera besar más y unas manos que quisiera sujetar más que las del castaño que reflejaba su silueta por la vidriería de su oficina.

- Derek... cálmate Derek, es solo un chico. - susurró para sí mismo tomando un bolígrafo para pasarlo entre sus dedos. Buscó entre sus papeles el contrato de Stiles y le dio una ojeada rápida.

Todo perfecto, sexo y dinero.

Lo que todos querían de él y lo que él quería de los demás, ¿no?

Hey daddy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora