This is how.

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- Papi... - jadeó Stiles asfixiado, la sola imagen de Derek quitándole la ropa a la par que se quitaba la suya era algo simplemente caliente. Sobre todo porque los músculos de aquel hombre se contraían y estiraban con cada movimiento haciéndolo lucir incluso más llamativo y enorme de lo normal. - ¿L-lubricante?

- Voy a decir esto una sola vez y quiero que prestes atención, ¿bien? Primero, no puedes moverte si no te lo indico, segundo, no puedes correrte sin permiso, y quiero enfatizar en esta. Y tercera y la más importante, si te sientes incómodo con algo me lo dirás y nos detendremos.

- Tres reglas, entendido. - suspiró relamiendo sus labios, Derek se encontraba como Dios lo había traído al mundo y caminaba de lado a lado con total tranquilidad mientras tomaba lo que creía necesario para su encuentro.

Derek se detuvo enfrente suyo con una sonrisa ladina y su típica mirada prepotente, Stiles le miraba sentado desde la cama y movió los hombros en una señal de que no entendía por qué su mirada y gesto, recibiendo un blanqueamiento de ojos y una mirada sugerente hacia abajo.

Y lo entendió cuando lo vio.
Enfrente suyo, duro y alzado cual bandera, el miembro de Derek se erguía con una energía tan potente que sentía el calor en sus labios. Aquel trozo de carne tenso se movía milímetros cada pocos segundos y Stiles sabía que era Derek quien hacía aquello solo para incitarlo.

- Vamos bebé, chupa a papi.

- ¿Y e-este bebé tendrá leche? - picó coqueto el castaño empuñando la polla ajena dándole unas suaves pasadas para provocar al mayor.

- ¿Eso quieres, bebé?

- Siempre. - Stiles rió al escuchar el gemido de Derek y contempló a cabalidad como su cuerpo vibró en señal de aprobación.

- Cómeme. - gruñó el azabache empujando su polla entre el espacio de los dedos de Stiles, quien si bien no dejó de masturbarle, se ayudó de su propia boca para abarcar la mitad del trozo de carne, chupando y succionando a un ritmo medio al mismo compás de la mano que apretaba con un poco de fuerza la base y parte de las bolas velludas de Derek.

Stiles movía sus labios con maestría sobre la extensión rugosa del miembro ajeno. Haciendo especial ahínco en lamer y aspirar con fuerza el champiñón rojizo del pelinegro.
Derek gemía en voz baja apretando los dientes y dejando que sus dedos se pasearan por el pelo descolocado de Stiles. Ese chico podía llevarlo al mismísimo cielo con solo hacer aquellos sonidos angelicales que le daban a entender que le gustaba chuparlo.

- D-Der... pa-papi... - jadeó Stiles ahogado por la repentina embestida que dio el ojiverde buscando ahondarse más en su garganta. - Mmhm.

- ¿Te gusta la polla de papi?

- U-hum. - aceptó. - Mucho, síp.

Derek sacó su polla de la boca de Stiles y tiró de su cabello obligándolo a que le mirase a la cara. Y allí estaban esas mejillas sonrojadas, esos labios hinchados y esos ojos saltarines llenos de vida. Allí estaba Stiles siendo el ángel más hermoso que había sobre la tierra, un dios del sexo que gracias a la vida podía tener y poseer.

El mundo de Derek dio un vuelco cuando Stiles sacó la lengua de su boca y se relamió los labios luciendo jodidamente sumiso y deseoso. Y no siendo suficiente para lucir ardiente, su mano larguirucha y blancuzca se apoderó con potencia de la polla caliente que seguía a la espera de más, zarandeándola y logrando que la misma le golpeara las mejillas repetidas veces, cada vez con un poco más de fuerza.

- ¡J...joder St...bebé! - graznó el mayor no aguantando más el placer que todo aquel juego erótico le ocasionaba. - Abre la boca. - ni corto ni perezoso, Stiles obedeció, reposando sus manos juiciosamente sobre sus muslos y mirando a Derek con unos ojos de "aquí te espero" se dedicó a excitar al mayor con sus gemidos llamativos y con sus tantas pasadas de lengua por sus labios en una llamada a la venida de Derek.

Hey daddy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora