Miré a Hyukjae mientras se lamentaba por Heechul como si se hubiera roto un hueso.
—Estoy bien —trató de decirle Heechul. Su voz sonaba diferente a la que tenía antes. Un poco frustrado por los mimos de Hyukjae tal vez, y un poco borracho, definitivamente, pero también había algo más que no
conocía lo suficientemente bien como para descifrar.—Sé que estás bien, pero no eras tú.
Esperé a sentir un poco de celos, pero no vino. Heechul era amigo de Hyukjae y nada más. Eso era obvio, pero mientras continuaba observando a Hyukjae con él, muchas más cosas comenzaron a encajar.
Nuestro auto se detuvo frente a una unidad de departamentos y Hyukjae dijo:
—Voy a ayudarlo a subir. Enseguida vuelvo.
Asentí y esperé en el auto mientras desaparecían. No pude evitar pensar en esta noche, en salir con Hyukjae y las personas con las que trabajaba y lo importante que de repente se había vuelto para mí consolidar a Hyukjae en más áreas de mi vida.
Siempre había sido del tipo que buscaba lo que quería, para tener éxito y estar orgulloso de quien era, y aparentemente había adoptado la misma actitud cuando se trataba no solo de lo que era mi primera relación, sino mi primera cosa real con un hombre. No estaba seguro de cuánto contaban realmente las mamadas. No era estúpido. Sabía que parte de ello provenía del vínculo que compartíamos al perder demasiado pronto a las personas que amábamos y el hecho que Hyukjae se había puesto en peligro por mí la noche que nos conocimos.
Esas cosas eran parte de la razón por la que gravitaba hacia él tan completamente. Supuse que las dos cosas en conjunto eran suficiente para hacerme saltar tan sinceramente como lo había hecho.
Eso y que todo sobre él era solo… diferente.
Pocos minutos después Hyukjae volvió a salir del edificio. Subió al asiento trasero conmigo y cuando el conductor se alejó para llevarnos a
mi condominio, dijo:—Lo siento por eso. Sé que terminó nuestra noche y…
—Shh. —Puse mi dedo en sus labios—. No tienes que disculparte conmigo por esta noche. Es quién eres.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Hyukjae.
—Cuando lleguemos a casa —le contesté. Casa. Lo dije como si
viviéramos juntos. ¿Qué me estaba haciendo Hyukjae?—Está bien —respondió y luego apoyó la cabeza en mi hombro hasta que llegamos a mi lugar. Estaba a solo unos minutos en auto de la casa de Heechul.
Llegamos y mientras subíamos en el ascensor, Hyukjae alcanzó alrededor de su propio cuerpo con una de sus manos y frotó un músculo allí. Cuando le fruncí el ceño, él dijo:
—Tengo un punto dolorido. Debo haber dormido mal o haberlo contraído de alguna manera.
—Oh, te daré un masaje —le dije—. Doy excelentes masajes.
—Por supuesto que sí. Eres increíble en todo, ¿recuerdas? —sonrió.
—Obviamente.
Entramos y lo acompañé a mi habitación y luego fui al baño donde
tenía una gran bañera de hidromasaje. Encendí el agua, me di la vuelta y lo vi de pie en la puerta, apoyado contra ella.—Desnúdate —le dije.
—Sí, señor. Siempre tan mandón —bromeó mientras comenzaba a
quitarse la ropa.Lo observé porque amaba su cuerpo. Amaba cómo era un reflejo del mío en los planos afilados, el vello y la masculinidad. Era asombroso como amaba esas cosas sobre él cuando amaba también la suavidad de una mujer. Pero entonces, eso es lo que significaba ser bi así que…