Nos sentamos en un restaurante no lejos de la oficina de Donghae.
Había debatido sobre molestarlo en el trabajo, pero no podía ayudarme a mí mismo.
Donghae se comió una hamburguesa doble con tocino mientras me metía una porción de pizza de pepperoni en la boca.
Mientras masticaba, Donghae tragó un poco de su hamburguesa y dijo:
—¿No podías soportar todo un día sin verme? —Sonrió, su expresión llena de un 'estoy muy orgulloso de mí mismo'—. Pero puedes admitir que quieres que intente ese movimiento que hice sobre ti esta mañana de nuevo.
Mi rostro se llenó de calor ante la idea de una experiencia particularmente satisfactoria que habíamos compartido antes de despedirnos para ir a trabajar, cuando Donghae decidió mostrarme algunos de los movimientos que había aprendido en el porno.
—Tengo que decir, desde que empezaste toda esta cosa del sexo gay, ciertamente has trabajado muy duro para dominarlo.
—¿Tengo algún tipo de cinturón negro en el sexo anal?
—¿Oh, en serio? ¿Ya crees que conseguiste un cinturón negro?
Pero él se lo merecía. Donghae Lee me había mostrado lo afanoso que era, especialmente en el dormitorio, en el que habíamos pasado mucho tiempo desde que nos convertimos en novios, algo que todavía no podía creer cada vez que decía o pensaba la palabra, la que podría haber entrado en conversación más de lo que debería porque lo disfrutaba mucho.
Después de todo, eso era lo que éramos y era extraño lo fácil que era permitirme abrirme a Donghae, llevar esta relación a otro nivel, uno que antes no estaba dispuesto a explorar. Estábamos compartiendo nuestras vidas, no solo la mierda del día a día, sino cosas mucho más significativas, como cuando Donghae me contó la historia sobre el accidente automovilístico de sus padres.
Él no podía haber sabido cuánto significaba para mí que me lo dijera, pero al igual que muchas otras cosas en nuestra relación, parecían venir naturalmente, en el momento indicado.
Mientras tomaba otro bocado de mi pizza, Donghae me miró y entrecerró los ojos. Como si estuviera pensando en algo muy serio.
—¿Qué? —pregunté después de tragar—. ¿Algo malo en el trabajo?
Extendió la mano sobre la mesa y barrió su pulgar debajo de mi labio.
—Solo un poco de queso. Me recordó algo más que cuelga de tu boca de vez en cuando.
—Pero al menos te recuerda algo profundamente satisfactorio.
—Bueno, si es profundamente satisfactorio entonces no está en tu
boca, ¿verdad?
Me reí.
—Oh, estás en un estado de ánimo determinado hoy.
—Solo tengo un buen día en el trabajo. Increíble, en realidad. Eso es lo que estaba pensando. Estaba hablando con algunos de los chicos en la oficina y me hizo darme cuenta que he conocido a tu familia, pero todavía no conozco a tus amigos. Y no conoces a los míos. Eso es un poco raro, tienes que admitirlo.
—Estoy esperando hasta que te sientas cómodo con eso. No te voy a empujar a presentarme a tus amigos. Tienes que tomar esa decisión cuando estés listo. No es fácil para todos, y supongo que habiendo sido presumiblemente heterosexual con ellos durante mucho tiempo, probablemente será muy difícil. Pero estoy dispuesto a estar aquí para ti... y no voy a presionarte. Quiero que sepas eso.
