Había algo en Donghae, no podía sacarlo de mis pensamientos.
¿Quién coño aparecía en la casa de un tipo para devolverle su licencia de conducir? Era agradable de su parte, y lo aprecié. Y tenía sentido considerando que sentía que lo había ayudado la noche anterior, pero eso ciertamente no era lo que estaba esperando cuando estaba a punto de ir a visitar a mi hermano. Casi le había contado a Donghae sobre mi destino previsto cuando me presionó, pero como él seguía tratando de atraparme como si estuviéramos en competencia el uno con el otro, no pude resistir la idea de verlo perder su mierda cuando de diera cuenta de adónde lo llevaba.
—¿No vas a cementerios, Hetero? —le pregunté.
—Honestamente, si me hubieras preguntado hacía donde te dirigías, este sería el último lugar del mundo que hubiera dicho.
—Supongo que solo sigo sorprendiéndote, ¿no?
Él me miró sin comprender.
—¿Qué?
—La gente rara vez me sorprende.
—Es gracioso porque sigues sorprendiéndome —noté.
—¿Qué quieres decir con eso? ¿Anoche? ¿A pesar que no fui todo Jackie Chan sobre el culo del chico?
—No. Oh Dios mío. Estás pensando demasiado en ese niño estúpido. Hice lo que cualquiera hubiese hecho.
—Sabes que eso no es cierto y también sabes que la mayoría de las personas no sacan locas artes marciales.
—Karate. Cinturón negro, muchas gracias.
—Lo que coño haya sido, no tenías que hacer nada.
—No, no tenía que hacerlo. Hay muy pocos casos en los que las personas tienen que hacer algo. Hice una elección.
—¿Y por qué hiciste esa elección?
Puse los ojos en blanco.—No puedo creer que incluso tengamos esta conversación. Así que solo voy a decir que eres bienvenido y deja que eso sea el final. Ahora puedes venir conmigo o quedarte en el auto... o tomar un Uber de vuelta a tu casa, pero no voy a sentarme aquí para que me interrogues pensando que he amenazado tu masculinidad haciendo lo que cualquier persona decente hubiera hecho en esa situación.
—¿Por qué, vienes aquí mucho?
—Aquí es donde está enterrado mi hermano. Él falleció cuando yo estaba en la escuela secundaria.
—Lo lamento.
—Está bien. Tú no eres el imbécil que fue el responsable.
—¿Qué pasó?
No era algo que quisiera compartir... pero teniendo en cuenta que lo había arrastrado todo el camino hasta aquí, me di cuenta de que sería una jugada de mierda hacerlo visitar la tumba de mi hermano sin ser honesto con él.
—Estaba en un bar y un tipo estaba tomando una droga alucinógena y comenzó a enloquecer. Y mi hermano, siendo un ser humano decente, fue a ayudarlo cuando el tipo sacó un puto cuchillo y se lo enterró en la garganta.
—¿Qué demonios?
—¿Cierto? Sí. Como un extraño accidente. Solo un niño tonto que quería probar algo que nunca antes había intentado y se enloqueció con el tipo que le estaba ofreciendo ayuda.
—Jesús —dijo Donghae mientras nos sacaba de la acera a un camino de grava—. Me gustaría pensar que una historia como esa te haría menos propenso a ayudar a la gente, no más.