"Harry, necesito que vayas a casa en este momento. Es urgente. " Envié el mensaje y pisé el acelerador. Cada kilómetro me parecía más largo que el anterior y sentía que nunca llegaría. Conforme avanzo todo es más familiar y ya estoy aparcando en el empedrado de mi cabaña. El frío de la noche no me molesta en lo absoluto. Bajo sin mis zapatos y camino hacia el interior del bosque. Harry aún no llega pero lo hará pronto, y será por aquí. Está es su ruta. Mi corazón palpita rápido y constante Tengo la carne de gallina Tiemblo y tengo escalofríos Cómo si los árboles hicieran algo en mí, comienzo a deshacerme prenda por prenda sin detener mi paso. Hace demasiado calor ahora.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me detengo en un espacio abierto sin árboles ni pinos donde la luz reflectante de la luna ilumina en centro. Bajo mi mirada hacia donde proviene el sonido de hojas pisadas. Los ojos verdes vienen hacia mí. Me siento como la primera vez que nos vimos, asombrada. Primero es preocupación lo que veo en sus ojos que se convierte a negrura. No puedo ver su rostro en un principio pero conforme avanza sus facciones lucen humanas. - Cierra los ojos - toma unos segundos - Ábrelos.- Su rostro sudado y músculos tensados causan palpitar en mi interior y esfínteres. Cuando está frente a mí toma mi mano y guía de nuevo a la oscuridad. Caminamos por suave tierra hasta un pastizal liso y sin rocas. No siento temor o vergüenza por estar expuesta, mezclados con felicidad hasta cierto punto por saber que es importante la naturaleza para él y está cómodo conmigo. Cómo si estuviera orgulloso de incluirme en su mundo y quiere que a lo que él llama madre, me acepte. - Recuéstate amor. - Me arrodilló frente a él sin dejar de verlo a los ojos. Acto seguido se recuesta junto a mí y me besa como aquella noche, solo me besa y acaricia la cara. Hay veces en las que abro mis ojos y puedo verlo observándome o pestañeando. Tomo valor y estiro mi mano a su rostro o detrás de su cuello para tocarlo, desde que lo conocí quise tocar su cabello. Lo acaricio y hago círculos con mis yemas. - Quiero estar contigo porque te quiero Harry, estoy lista a arriesgarme por ti. Aceptarte por completo. - Reanuda el contacto de labios y con la mano que estaba en mi mejilla traza caricias por mi cuello y baja a mi abdomen. Reacomoda mano al aire del brazo debajo de mi cabeza a mi pecho y lo aprieta poco, liberando escalofríos de mi cuello a mi interior. Justo a tiempo para que su mano bajé de mi abdomen a mis piernas. La intensidad y gozo es mil veces mayor a cuando lo hacía por mí. - ¿Te gusta? - Su voz es grave y profunda con pasión mezclada. Es sensual y exigente pero no rudo. Sé que estoy a salvo y es el indicado. - Mucho. Por favor no pares. Tómame como te gusta. Quiero ser tuya. Te quiero a ti de todas las maneras. - Bastó con que terminara la frase para intensificar su toque sin lastimarme. En el mundo no había nadie más que el y yo. Mi cuerpo estaba levitando.
Sus ojos y garras en mi. Él me había escogido. Y fue ahí... En esa oscuridad, que supe que no estaba sola y nunca lo estaría.
Cesa sus besos para levantarse y posicionarse frente a mí entre mis piernas. Sin miedo, le abro éstas para darle acceso a mi interior. Libera un sonido y lame por primera vez y no se detiene hasta hacerme tener mi primer goce. Con los ojos cerrados se levanta de nuevo y me besa. Le beso de vuelta y lentamente se acomoda entre mí. Lo abrazo y hundo mi cara en su melena rizada para aspirarlo. Un dolor atraviesa mi abdomen y tras unos movimientos es más soportable. Gimo sin temor y lo escucho gemir. Sus gemidos son roncos y agresivos pero su cuerpo es flexible y gentil. Quiero verlo a los ojos, así que tomo su rostro y lo pongo sobre el mío. - No pares, se siente bien. - Se intensifica en respuesta y me llena profundo. - Eres tan hermosa. Eres una diosa. Me encantas. Me enloqueces. Me fascina.- No ha parado de repetirme lo mismo desde que me tomó. Esta vez suena diferente, el placer y el orgasmo no me permiten oírlo claro. Sus gemidos complementan los míos y se asienta dentro de mi cadera para tomar la respiración. - Eres tú. Siempre lo has sido. Eres mía. Mi vida eres tú. Siempre lo serás desde ahora. No permitiré que nada te toque. Tu vida está en mis manos y la cuidaré.-