ROSAS II

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Luhan se mantenía sentado sobre la mullida cama de seda, donde una bonita chica le había indicado debía esperar a Sehun.

-Todo es tan frío aquí- habló para sí mismo, recorriendo con la mirada la habitación, paredes blancas con negro, cortinas de tonos escarlatas, una pequeña mesa de centro de vidrio, alrededor un sofá blanco y las sábanas de la cama, negro. Todo demasiado frío y tétrico para Luhan, quien amaba su habitación de color champagne, las puertas y muebles de color caoba; todas las mañanas sobre su mesa de noche había tulipanes rosados y azules, que le dejaba su nana.

De repente su mirada cayó en algo peculiar, sobre el centro de la cama, reposaban tres rosas, una negra, una roja y una azul. Minucioso se aseguró de que no poseían espinas, así que suavemente las tomó entre sus manos.

-¿Te gustan?- saltó en su lugar dejando caer las flores al piso.

El intruso camino sin apuro y se puso de rodillas frente a Luhan, recogió las rosas y se las entregó

-¿Siempre eres tan torpe? O ¿Solo es cuando yo estoy cerca?- el peliplata rodó los ojos, y las aceptó sin rechistar

-Es que tú me asustas- no se había dado cuenta de sus palabras, hasta que notó como el pelinegro se mordió el labio nervioso- No, yo... yo no me refería a eso...- movió la cabeza y lo ignoró

-¿Sabes por qué estoy aquí?- sus mejillas se tiñeron de color rosa y asintió- No lo haré si no quieres- se apresuró a decir cuando intentó besarlo, pero el más bajo se alejó

-¿Por qué harías eso?

-Te diré lo que significan... Rojo, pasión... negro, poder... y azul- tomó la rosa de entre los dedos del ángel- no tiene una palabra en especial que la distinga del resto, pero mamá solía decir que solo una vez en la vida, se encuentra a alguien para obsequiarla...- la elevó hasta su rostro- Esta, Luhan, es la razón por la que no me importaría dormir en el sofá hasta que el amanecer se haga presente-

Los ojos de Han se cristalizaron, se sentía tan confundido, él debería odiarlo, además a penas y lo había visto por primera vez aquella tarde, pero esa parte del corazón que no hace caso a la razón le decía "Amalo y crea tu propio mundo mejor"

-El azul es mi color favorito confesó- con una sonrisa, dejándose llevar

-El mío es el blanco, por si es que no lo has notado- soltó tratando de borrar ese incómodo ambiente

-¿Ya viste a los demás?- negó con la cabeza

-Decidí venir aquí primero

-Quizás te equivocaste al hacerlo- lo miró a los ojos

-Quizás simplemente no me importe errar, si es que así al menos hablo contigo- poco a poco sus mejillas se tornaron de rosado, algo que según el demonio era malditamente tierno.

Luhan no entendió en que momento el impulso ganó a la razón, pero sus labios estaban encajando a la perfección con los de Sehun, quien a su vez convirtió en minutos las horas. Para cuando se dieron cuenta de lo que sucedía, la luz entraba perezosa por alguna esquina de las ventanas que no estaban cubiertas.

El ángel dormía plácidamente sobre el pecho del demonio, quien lo mantenía abrigado entre sus alas; eso y las sabanas alborotadas, eran el único indicio de lo que había sucedido, todo lo demás solo eran recuerdos que quedarían escondidos entre esas cuatro paredes.

-Buenos días- susurró el pelinegro, deleitándose de la imagen de un Luhan somnoliento

-Buenos días- sus dedos formaban círculos sobre la piel ajena, hasta que avergonzado se detuvo

-Es hora de levantarse

-¿Tenemos qué?- gruñó

-¿Siempre eres así de perezoso?

-Noo- mintió

El más alto se levantó con un pantalón de pijama y caminó directo a una pequeña puerta que conducía al baño, pero antes le informó algo al demonio que se encontraba afuera.

-¿Té?- preguntó frunciendo la nariz

-Para el dolor- tragó en seco y se sentó, una punzada en su espalda baja lo obligo a beber con un poco de asco, el líquido verde frente a él. Definitivamente odiaba el té

-Gracias- dijo fingiendo amabilidad, la muchacha asintió y sonrió

-¿Lo odiaste verdad?

-¿Qué?- los orbes avellanas se abrieron dando la sensación de que saldrían

-No me malinterpretes, yo también pienso que es asqueroso- Luhan solo asintió- Soy Astrid, la hermana mayor de Hunnie

-Yo soy Luhan, mucho gusto

-Que adorable... el gusto es mío- le besó la frente, lo cual aturdió al ángel y se puso de pie- descansa un poco – y se marchó

~Quizás no eran tan malos como le habían hecho creer, o al menos ella y Sehun, parecían tan cálidos, nada que ver con los otros que lo intimidaban~.

"Luhan"... el de ojos avellanas por un momento pensó que solo se trataba de su subconsciente, hasta que reconoció aquella voz "Ven a la ventana". Rápidamente se puso en pie, pero se arrepintió de inmediato, la cadera le dolía a horrores. Con mucha fuerza de voluntad se acercó a donde le habían informado, asegurándose de no hacer ruido y llamar la atención de Hun, quien aún continuaba en el baño.

-Pensé que te había sucedido algo y por eso tardabas- dijo su amigo, volando lo más cerca que podía

-Dile a mis padres que no se preocupen... estoy bien- asintió- ¿Puedes acercarte más? Quiero contarte algo

-No seas tonto, si me aproximo más, muero y tú conmigo- soltó divertido.

Luhan susurró un "lo sé", pero moría por hablar con él y contarle lo que había sucedido esa noche, quizás así el creería que fue real y no uno de sus tan amados sueño ~aunque el dolor en su espalda baja lo trajo de vuelta a la realidad~

El alto al notar la menuda figura de Luhan detrás de una cortina, se acercó y rodeo la pequeña cintura con sus brazos ~provocándole un brinquito al más bajo~ sonrió y enterró su cabeza en la curvatura del cuello ajeno, aspirando el dulce aroma; ignorando por completo al ángel que observaba la escena inquieto desde afuera.

Quizás si Baekhyun y Luhan, hubieran leído más, sabrían que el líder de los demonios podía ver ángeles aunque estos se encontraran invisibles a la vista de todos... O quizás a Sehun su condición de enamorado lo había cegado por completo.

Aunque cualquiera odie admitirlo, los sabios no se equivocaron al elegir a ese ángel de color de cabello tan singular ~que muy pocos conocían el origen~, para ejercer tan importante misión.

Talvez no era la primera vez que las reglas se habrían quebrantado. Quizás no era la primera vez que un ángel y un demonio se enamoraron, porque aunque todos intenten no tomarle importancia, los opuestos se atraen.

ALAS /HunHan/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora