BAILE DE LA LUNA ROJA

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/FORTALEZA DE PIEDRA/

Sehun vagó por la fortaleza, al darse cuenta que a Luhan se lo habían llevado a arreglar. Apenas empezaba el atardecer cuando paró de repente frente al gigante y reluciente reloj de arena que estaba en el jardín del ala este.

Cada conjunto de partículas caía suavemente por el diminuto espacio que separaba las dos partes de dicho reloj. Sehun desde pequeño disfrutaba verlo, los escasos rayos de sol de esa hora, impactaban con el cristal, haciéndolo brillar desde tonos rojizos hasta suaves amarillos.

Sehun nunca había presenciado el alba o un atardecer, puesto que salir era demasiado peligroso para él y la capa de protección contra ángeles era demasiado opaca en el día; y eso era lo que más especial volvía a ese antiguo reloj.

Pudo percatarse de que faltaban dos horas para que la luna de sangre estuviera en su punto más alto, pero ya no se sentía nervioso, se sentía seguro con su elección y se marchó dejando atrás aquel tesoro.

Tomó un largo baño con agua fría, la cual al chocar con sus alas incandescentes, se formaron nubes de vapor. Al salir vio el traje que usaría esa noche sobre su cama, impecable, sin ninguna arruga visible.

El momento había llegado, y aunque en parte se sentía nervioso y ansioso, algo en su pecho le decía que todo iría bien.

Vio su imagen en el espejo antes de salir de su habitación. En lo general se veía como siempre, un traje negro impecable, zapatos bien lustrados y una expresión inmutable en el rostro; su cabello no se encontraba alborotado ~como era usual~, lo inusual fue aquel brillo que desistía en abandonar su mirada.




Se dirigió al "Salón de la luna", pasando por el camino de rosas ~donde vio por primera vez a Luhan~, elevó la mirada al cielo, la luna ya estaba allí, siendo levemente tapada por una nube; pero algo más llamó su atención, dos pequeñas y borrosas figuras pasaron de repente, movió su cabeza y se dijo así mismo "solo son aves", y así debía de ser o tal vez no.

-Es hora- dijo su padre llamando su atención, a lo que el pelinegro asintió

Entró erguido, demostrando confianza, dando pasos firmes sobre el piso de mármol. Se paró en frente de todos e hizo una reverencia.

-Soy Oh Sehun, primero de nombre, hijo de Oh Kyuhyun "Rey de la oscuridad"- tomó una bocanada de aire, intentando apaciguar sus nervios- Cuarto sucesor del linaje Oh, estoy aquí para presentar a mi pareja, a la luna de mi nebuloso cielo- se acercó suavemente al encantador chico que se escondía tras una grande capa negra. Suavemente deshizo el nudo que lo mantenía cerrado, dejando que la seda oscura cayera hasta los pies del más bajo. Tomó su mano, la besó y volvió a hablar- He aquí mi felicidad, mi fuerza y voluntad, en esta noche gris uniré mi vida a la suya, partiré mi eternidad por la mitad y se la daré; porque cuando el brillo escarlata nos bañe por completo, seremos uno –entrelazó sus dedos, formando un solo puño; y elevando su unidad, realizo el juramente estipulado- "El cielo está en constante guerra, no existen treguas; dejaré que la luna me guíe, mientras la dulce oscuridad asecha"

La delicada luz roja, inundó sin previo aviso el amplio lugar, una suave melodía acompañada de una exquisita voz, se hizo presente.

Sehun posó su mano izquierda en la cintura ajena, sin deshacer el agarre de sus manos.

Luhan de por sí ya era hermoso, pero en ese momento se veía tal sueño hecho realidad, como si aquella enloquecedora luz le perteneciera; un distraído suspiro se escapó por sus labios al tenerlo tan cerca.

-Te vez encantador- alagó

-Esa canción...- susurró ignorándolo. El demonio frunció el ceño y lo miró aturdido, pero suspiró al no escuchar nada más

-Can't help falling in love...

-¿Qué?

-Hace más de cuatro mil años, el último del linaje Xiao lo compuso... Según cuenta la historia él no hizo este pacto, él escapó un mes antes de la ceremonia, nadie entendió por qué, siempre había sido alguien firme, confiable; y cuando desapareció dejó a todos aquí colgando de una cuerda floja... a diferencia de mí, él había perdido a su padre a manos de un ángel, por lo que era la única esperanza de su pueblo, cuando volvió algo había cambiado en él, ya no quería atacar, hablaba sobre la paz... una tregua, quizás... todos pensaron que se había vuelto loco, pero aun así se aferraron a la idea no afirmada de que vengó a su padre...- la música cesó y con ella la historia, dejando al peliplateado un tanto decepcionado por no poder escuchar el final.




Pasó la velada siendo presentado a diferentes demonios, quienes para su sorpresa fueron amables y educados con él, pero eso no era lo más relevante para ese momento; puesto que de su mente no salía aquella canción. Sehun le aseguró que lo había compuesto un demonio, por lo que no encontraba respuesta lógica para que su madre se la cantara cada noche cuando era pequeño.

Se sentía mareado, perdido, como si el aire hubiera abandonado sus pulmones. A la primera distracción del de ojos oscuros, escapó de allí.

Instintivamente llegó a aquel camino de rosas, arrastró pensativo sus pies, hasta una banca de madera blanca, aunque se encontraba en el exterior, estaba limpia y sin rasguño alguno.

Presionó sus rodillas contra su pecho haciéndose bolita, con muchas preguntas en la cabeza.

-¿Estás bien?- preguntó el intruso, mientras lo abrazaba y cubría con sus alas.

-Sehunnie... ¿t-tu podrías continuar el relato?- sus orbes avellanas se encontraban cristalinos, sin entender el por qué.

- Sé qué esperas un final feliz... pero no lo hay

-Quiero escucharlo aun así

-Su intención había sido vengar a su padre... pero lo que sea que haya encontrado allí afuera, aún es un misterio... dicen que pasaba hora tras hora en el piano cantando esa canción, que habla sobre alguien que ama, pero no puede evitar que desaparezca... Un día lo encontraron muerto, un ángel lo había matado y quien sea que haya sido su inspiración, es un enigma... es triste pensar que su persona quizás jamás lo escuchó cantarla... por esa razón es el Valls principal, en su honor

Luhan sin poderlo evitar empezó a llorar.

-Hey no llores- pidió mientras con cuidado secaba las lágrimas con sus dedos- solo era un tonto joven que había sucumbido en las engañosas garras del amor

El dulce ángel le aseguró que estaba bien, que solo era un poco sensible; pero aquella noche no pudo cerrar sus ojos y dejarse llevar en los brazos de Morfeo.

"Quizás no la había compuesto solo" trató de consolarse así mismo, tratando de ignorar sin éxito a la vocecita de su cabeza "o quizás fue lo último que entonó, mientras tu antepasado lo dejaba morir"

Y de seguro era eso último, era lo más lógico, lo más sensato; pero como le dolía la idea.

¿Desde cuándo se había vuelto tan sensible en el tema? No lo entendía, solo cabe decir que siempre le desagradó ver como se mataban unos a otros, pero nunca se había arrepentido de ello, hasta esa noche, pero quizás solo sea por la conmovedora y trágica historia.

Una vez más se permitió asoñar con los ojos abiertos en la paz. 

ALAS /HunHan/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora