Repleto de discordias y olvidado

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Dirigió la luz a la roja herida de su pecho, de la humana forma del inmortal, sus ojos atravesando la única esencia que no era divina, aquella sangre que se elevaba sobre la luz de esa pequeña lamparilla.

Sus manos recorrieron la llaga suavemente, y tomando una botella de desinfectante que estaba en su mesa de noche, preparada, comenzó a limpiarle en silencio, removiendo la sangre coagulada al rededor de ella, sutilmente, bajo la lúgubre luz que fulguraba sobre sí, evitando cualquier infección.

Loki lo miró con ese tranquilo aspecto y una mirada que a Peter le resultó de lo más misteriosa, con gestos indescifrables. Entonces, escuchó palabras de bruma salir de los labios de ese hombre:

-Estabas taciturno y gritabas, deseé detener tus giros, sin embargo... sé que es un secreto.

Peter vio, entonces, sus raros ojos fijos en él, como gemas de brillo que parecía mágico. El asgardiano soltó un fúnebre suspiro, guardado trás sí, un incalculable misterio.

Se limitó a asentir antes de decir, extendiendo sus brazos con el fin de continuar su labor:

-Lo es. Así c-como creo que tú presencia es un secreto.

Sonrió como es natural en un mostruo, que siendo el símbolo del mal, se viste de belleza.

-No deseo importunar a mi hermano con mi repentina resurrección otra vez.

-Él no se encuentra aquí en la T-Tierra.

-Lo imaginé. Tendré que ir a buscarlo después.

-¿Tienes algún asunto pendiente con... tu hermano?

-La verdad es que vengo a buscarlo... él...- se aclaró la garganta, antes de continuar, como si le fuese casi imposible decirlo- Ha tenido tanto por lo qué pasar que creo que un ser maligno se ha podido apoderar de su cuerpo.

Peter se quedó en una pieza, mirándolo fijamente. Él, por su parte, solo soltó una risita.

-Me imaginé que no me creerías, pero puedo explicarte todo...

Peter lo miró con ojos desorbitados, impactado por la amabilidad de ese semidiós.

-Sin ofender, no creí que f-fueras tan accesible como persona. La última vez que estuviste aquí estabas a punto de conquistar la Tierra.

Recordaba haber visto en la televisión todas esas notas que hablaban de la inminente destrucción de Nueva York y del planeta en general. Luego recordó cómo había visto a Tony Stark luchando ese día, dando hasta lo último de sí para alejar ese misil... Se le revolvió el estómago de solo pensarlo.

-En realidad, la última vez que estuve aquí fue cuando mi padre murió...

Su sonrisa pasó de divertida a triste y soltó un suspiro que revelaba su dolor.

Conocía muy poco acerca de Loki. Sabía que había sido recogido en el campo de batalla por Odín, padre de todo, y por ende, era hermano adoptivo de Thor. También estaba claro que ellos dos casi nunca se llevaron bien. Por supuesto, en realidad era porque él se había involucrado en distintas tretas al poder a lo largo de los siglos, hasta que terminó siendo conocido, además de como el Dios de las mentiras, como el Dios de la maldad.
Lo que Peter no sabía era que había estado atrapado en esa definición, estando en la posición de infamia que todos conocían, incapaz de escapar de ese papel, incapaz de escapar de sí mismo y todo lo que lo atormentaba. Incapaz de ser otra cosa que Loki, el mal hijo; Loki, el villano, la pesadilla de los niños pequeños. Hasta que murió.
Claro que había renacido en una nueva forma, como veces antes. Pero esta vez era capaz de elegir su propio destino, ya que había admitido y aceptado a su propio ser. Ya que sabía que no era solo Loki, Dios del engaño; sino, Loki, heredero del trono de Jötunheim, príncipe de Asgard, hijo de Odín.

Labios rotos (Spiderfrost)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora