"Mío"

Parte 1: Joven y viejo

NOTA DE LA AUTORA: ¡Aquí estoy de nuevo con una de mis historias terminadas! aun me quedan algunas por subir pero como ya he subido tantas quería esperarme un poco, pero bueno, aquí os traigo el que fue mi primer omegaverse (y creo que al que más cariño le tengo) esta historia va por bloques, primero empiezan Zangetsu y Senbonzakura, luego Soujun y Starrk y después Byakuya y Renji con intercalación de otras parejas. Este fic es uno de los más intensos en cuanto a sentimientos que tengo y hay capitulos que aún me emocionan al leerlos. Espero que disfrutéis la historia tanto como yo en su día cuando la escribí.

*Lenguaje y lemon explícito, es un mpreg y omegaverse. Es un AU.

*Este fic lo publiqué en amor yaoi en noviembre del año 2016.

"Mío"

1-Joven y viejo

**Sen**

Miro el reloj de pulsera de mi muñeca a la vez que escucho mi respiración agitada al borde de la asfixia. Siempre lo mismo. Madrugar no es lo mío, así me pasa.

Doy un par de enormes zancadas al llegar a la estación de tren y alzo la vista hacia los paneles que me dirigen a la vía que he de tomar para coger el transporte que siempre utilizo para ir al instituto. Casi se me sale el corazón por la boca cuando veo las puertas de mi vagón cerrarse y por décimas de segundo consigo entrar sin que ni siquiera las puntas de mi pelo se enganchen entre las puertas como otras veces. Uf, dioses...esto no puede ser bueno para mi salud. Normal que esté tan delgado, es imposible ganar peso con estas carreras diurnas.

Intento abrirme paso entre el tumulto de gente de todos los días que me hace refunfuñar molesto. Odio estar en medio de tanta muchedumbre, me pone nervioso y lo peor, impaciente. Ya empiezo a sentir algo de dolor de cabeza por el enfado que me está dando, pero tengo que soportarlo. Total, esta es mi rutina.

Abro los ojos de par en par cuando un grupo de personas me empujan contra una de las puertas al abrir paso a otros que entran por la puerta de enfrente y siseo de dolor al notar que mi espalda se empotra contra la abertura de mi espalda haciéndome resoplar. Temo ser aplastado de nuevo y cierro los ojos con fuerza tomando valor para hacer frente a la gente que va a arrinconarme en este hueco, pero cuando alzo la cabeza hacia arriba, me quedo petrificado al ver a escasos milímetros de mi cuerpo la figura de un hombre enorme, de aspecto claramente occidental, con una gabardina negra larga y unas gafas amarillas donde se reflejan mis sorprendidos ojos azules en contraposición de los suyos, totalmente negros como la noche y ligeramente abiertos mirándome fijamente. No sé porqué me sonrojo ante su enorme envergadura y le susurro un "lo siento" muy bajito cuando el vagón da un golpe y me choco contra su pecho inevitablemente. Él se limita a murmurar entre dientes, pero sigue mirándome tan descarado que tengo que desviar mis ojos hacia otra parte. No sé qué me pasa, normalmente soy muy atrevido con los hombres, es más, desde que descubrí que me atraen, no soy nada vergonzoso cuando veo a uno atractivo y le digo algo, incluso a los mayores, pero este hombre es totalmente distinto a los típicos que suelo encontrarme en mi día a día.

Intento distraerme mirando los carteles que hay en el techo del vagón ignorando la mirada fija del extranjero que solo suspira con fuerza mientras recorre mi cuerpo con sus ojos de arriba abajo. La verdad es que debería molestarme esa actitud, pero imagino que los de su cultura son más directos a la hora de establecer conexión con alguien desconocido. Por el rabillo del ojo puedo ver que no solo es tan alto que intimida a los de alrededor, sino que sus rasgos físicos son prominentes y toscos, muy propios de un hombre maduro fuerte y serio. Sus ojos oscuros son duros y penetrantes, su nariz es muy larga y algo torcida por la parte del puente y tiene una boca grande, pero de labios finos, como los míos, aunque disimulados por una barba recortada malamente que la cubre por zonas algunos mechones rebeldes de su cabello castaño ondulado y desaliñado.