Die.

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Finn.

Finn

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Un estruendo me hizo despertar de golpe

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Un estruendo me hizo despertar de golpe.

Abrí los ojos lentamente, tratando de acostumbrarme a la cantidad de luz en la habitación. Las cortinas estaban abiertas completamente, dejando entrar cegadores rayos solares matutinos.

Pude presenciar una figura que se movía por el rabillo de mi ojo. Era una cosa oscura, encorvada, con una actitud hostil, como un Gollum, o algo así.

Nick.

Oh, no.

Como me lo esperaba pude sentir todo su cuerpo sobre el mío, aplastando mis pulmones, mi cabeza, mi cabello. Se había lanzado desde una distancia considerada, recorriendo un camino desde la alfombra hasta la cama, en cosa de segundos.

Emití insultos y gritos furiosos, todos ahogados por alguna parte de su brazo. El maldito estaba arruinando mi cabello, lo estaba desordenando.

Mi hermoso cabello.

–¡Nick!– grité con todas mis fuerzas, aún bajo el cuerpo de mi hermano. Él no se movió, y siguió ignorando mis golpes.

–¡Bastardo, mi cabello!– protesté otra vez, mi voz quebradiza siendo encapsulada por mi hermano.

Voy a morir aquí.

–¡Nick Wolfhard, deja de aplastar a tu hermano!– escuché como gritó mamá, desde la planta principal. Nick emitió una risa que sacudió su tórax, movimiento que yo pude sentir, pues su tórax estaba en mi estómago.

En un momento de distracción empujé su cuerpo, provocando que él cayera de la cama y aterrizara en el suelo, con un sonido seco.

–Auch, tonto. Mamá dice que bajes a desayunar.– se levantó, y con toda la normalidad del mundo se fue, como si antes no me hubiera atacado. Tenía una facilidad asombrosa para cambiar de ánimo.

Mi ceño fruncido desapareció, y fue reemplazado por una pequeña sonrisa. Sentado en la cama me quedé pensando en que a pesar de que mi hermano era un idiota, había alegrado mi mañana.

Me estiré lo mejor que pude, aún con un poco de pereza. Bostecé y sacudí mi cabello, tratando de despertar al cien por ciento, porque ese día me tocaba grabar en el estudio.

Me puse unas calcetas grises y me paré de la cama con más ánimos. Por la puerta de mi habitación entraba un olor a huevos revueltos, así que me apresuré a bajar las escaleras.

Mamá estaba sentada en la mesa, junto a mi hermano y mi padre. Todos estaban devorando una porción de tocino y algo de huevos, junto con tostadas y café.

–Vaya, ¿se pusieron de acuerdo para desayunar?– reí ante mi propio chiste. Sus rostros permanecieron confundidos y serios.

Sí, eso no fue chistoso. Soy pésimo en esto, digo, otra cosa en la que fracaso.

–Oh, ya entiendo.– dijo papá mientras sonreía alegremente. Luego todos comenzaron a carcajearse por mi chiste, haciendo que la sonrisa regresara a mi rostro.

Saqué una botella de agua del refrigerador y luego me senté junto a ellos. Abrí la botella y comencé a beber su contenido. Luego, comí una tostada con un poco de huevos revueltos encima.

–Hijo, ¿no quieres tocino?– me ofreció mamá con una sonrisa un poco forzada.

¿Por qué esa sonrisa?

Negué y dije "Gracias".

–¿Y no quieres cereal con leche?– me ofreció Nick, con la boca llena de tostadas.

–No, gracias. Y mastica, baboso.– dije con una mueca de asco mientras sonreía.

Luego de eso reinó el silencio.

...

El set siempre era estresante. Hacer mil veces cada escena, aguantar "Críticas constructivas", el maquillaje, los gritos, la cantidad de gente observando tu trabajo.

Así eran mis días normales.

En ese momento estaba en mi descaso. Había ingresado al set a las 6:45 y ya eran las ocho y media. Una escena había tomado más de lo normal por el tema de los paparazzis, y blah, blah, blah.

A penas había alcanzado a comerme mi manzanita y entrar a Instagram cuando me llamaron otra vez para concretar algo con el director. Era una pesadilla, no él, sino el poco tiempo que tenía para mí mismo.

Cuando terminé de hablar con John sobre algunos detalles de mi personaje, regresé a mi camerino, donde tuve que abrir la computadora y comenzar a estudiar. Desde que me había vuelto famoso tenía que tomar clases en línea, por lo que odiaba aprender. Antes odiaba la escuela, ahora me gustaría regresar a ella.

¿Qué mierda es esto? ¿De qué me van a servir estas fórmulas físicas en el futuro?

Parece como si estuviera leyendo esa parte de Macbeth que está maldita.

Diosito, ayuda, me quieren poseer.

Un sonido metálico me desconcentró del material de estudios, y en cosa de segundos la puerta ha estaba abierta, y mi intimidad completamente expuesta. La manzana se detuvo a medio camino de mi boca, y la cólera comenzó a zumbar tras mis oídos.

Oh, adivino...

–Finn, ya estamos listos, entras en 2 minutos.– habló Katie, ingresando a mi camerino sin siquiera tocar la puerta antes. Asentí lentamente, y sin poder desobedecer, cerré la computadora y la seguí al estudio.

Te odio estúpida. Siempre me interrumpes cuando como, cuando estudio, y hasta cuando estoy en el baño y no es una puta broma. Muérete Katie.

Ay no, si se muere después me voy yo al infierno, no te mueras, sólo sé miserable e infeliz.

Y aquí vamos otra vez.

...

Hace siglos que no actualizo esta historia.

¡Hola personas!

Aquí el Finnsito está un poco sad :(

Silk.

ᴄᴏғғᴇᴇ ♡ ғɪɴɴ ᴡᴏʟғʜᴀʀᴅDonde viven las historias. Descúbrelo ahora