»Día 77«

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N/A: sé MUY POCO acerca de leyes y cómo es el proceso de divorcio y las demandas, por lo que me disculpo si hay errores de ese tipo en este capítulo y en los que prosiguen. Gracias por leer ❤️

Miércoles, 5:45 pm.
McDonald's.

La bandeja estaba repleta de comida: hamburguesas, papas recientemente freídas, gaseosas sin hielo y juguetes. Leah había insistido en pedir unas cuantas "cajitas felices" para subir el ánimo de ambos, o al menos intentarlo.

Aquel mismo día Max había regresado a la escuela, apenas dado de alta, aumentando la ansiedad y el decaimiento de su ex novio. En toda la jornada de clases, solo coincidieron en las dos horas de ciencias que les correspondían, desconcentrando a ambos y provocando un regaño de parte del profesor. Pero Max seguía con sus ojos puestos en él, aun si eso requería sentarse de costado y mirar, en un intento de ser disimulado, a su compañero dos asientos más atrás.

Al final del día, Dessmond sentía que explotaría en llanto en cualquier momento. Y precisamente en el instante en que oyó a su voz favorita en el mundo decir su nombre, fue tomado bruscamente del brazo y arrastrado por la pelirroja hasta alejarse del lugar.

El ojigris no se encontraba bien y sus amigos no hallaban la manera de hacerlo sentir mejor. Por lo que Leah decidió tomar las riendas del asunto.

–Esto no puede seguir.

Notó como el cuerpo de su acompañante se tensó ligeramente. Masticó con lentitud el bocado que había llevado a su boca y luego habló, mirándola con ojos inexpresivos.

–Es mejor así. Él tomó su decisión y yo la respetaré.

–Dess, escúchame. Hablé con Max para aclarar las cosas y en realidad no piensa así, solo estaba muy afectado por todo. Jamás te ha culpado por las cosas que le han pasado, tú eres fundamental en su felicidad. No puedes culparlo por lo que dijo, esto fue casi un trauma.

–No lo hago, pero ahora yo también estoy herido. Cuando sufrimos algo, no culpamos a las personas que queremos por nuestro dolor; al contrario, nos refugiamos en ellas.

–Escucho rencor en tu voz. ¿No crees que son ya lo suficientemente maduros como para hablar las cosas?

–Leah, por favor –apretó los ojos–. Max terminó conmigo y, aunque ahora se arrepienta, es lo mejor. Desde el principio le hice daño y finalmente dio su verdadera opinión al respecto. Harry ya habló con sus chicos: estará a salvo. Yo sabré cómo superarlo. Estaremos bien.

–No hables por él –le dirigió una dura mirada. El pelinegro ahogó un quejido.

–Tienes razón. Estaré bien.

La chica dio un largo suspiro. Él se llevó una última papa a la boca. Las conversaciones ajenas los mantenían distraídos de la verdadera situación que los envolvía. En el fondo, tal vez, no querían afrontar la realidad.

–Robbie dijo que encontró más información sobre su padre –habló la de ojos marrones–. Supongo que ya lo sabías.

–Sí, lo contactamos ayer.

Él ya sabe lo que están haciendo –Dess la miró frunciendo el ceño–. Y está de acuerdo. El doctor le habló sobre el estado de su madre y le recomendó seguir nuestro plan. Si todo sale bien, podría aceptar mudarse con su padre.

–Por lo que averiguamos a través de su tío, su madre y él solo se separaron, ya que nunca accedió a firmar el divorcio para no alejarse de su hijo, y ella no tenía ningún motivo concreto por el cual demandarlo. Eso hace más viable que tome su custodia.

–Ni siquiera tendría que hacerlo. Solo se cambiaría de casa. Max nos dijo que es un hombre genial y están siempre en contacto, por lo que dudo que alguno de los dos se niegue.

–Pero si no están separados, ¿significa eso que no necesitaríamos ir a juicio?

–Depende de si el doctor convence a su madre de internarse. De lo contrario, podría intentar poner una demanda en contra de su padre por querer separarla de su hijo, usando de argumento su ausencia en la vida de Max.

–Pero no ha estado del todo ausente.

–Y eso es lo que deberíamos poder probar.

Ambos se miraron con un brillo en los ojos. Sabían exactamente lo que pasaría.

Hola, JirafaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora