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Maratón 2/3

Escuchó los pasos de su madre de manera cada vez más fuerte, como si estuviera subiendo. Eso no le impidió continuar con lo que estaba haciendo: una maleta. Estaba alistando ropa para una semana aproximadamente pues tampoco creía que pudiera quedarse mucho tiempo más.

-Lena, sabes que deberías com...-guardó silencio mientras observaba lo que hacía su hija, la miraba mientras intercalaba mirada entre ella y su equipaje.-¿Dónde vas?

-Valen está en el hospital y no sé por qué.

-¿Qué? No me digas que pretendes ir a por ese niño, Lena.

-Sí, mamá, necesito verlo.

-Bueno, ¿y con qué dinero planeas ir?

-Ahí entras tú, mamá, acompáñame por favor.-pidió la menor juntando sus manos.

-¡Ja! No voy a moverme de Perú por un triste niño como él, Lena, estás muy equivocada.

-Por favor.-pidió interrumpiendo a su madre.-Necesito ir y saber cómo está y por qué está así.-silencio absoluto.-Por favor, mamá, no sabes lo importante que es para mí.-silencio.-Sé que tengo clases pero ya casi son vacaciones por fiestas patrias y de verdad necesito ir a verlo, es mi mejor amigo.Por favor, por favor, vamos.

La mujer resopló mientras miraba a Lena con gesto de molestia, su hija no iba a llegar muy lejos si seguía teniendo esos sentimientos tan débiles por los demás, pero por el momento ella se aprovecharía de eso.

-Bien, te acompañaré.-habló mientras observaba como su hija sonreía feliz.-Pero, cuando volvamos te pondrás a estudiar al máximo para ingresar a la universidad más prestigiosa del país, dos, después de esto no más viajes a Argentina durante un buen tiempo y tres te presentaré al hijo de la familia Kratz para que empieces a juntarte de una buena vez con gente de tu nivel. ¿Hecho?

Una despedida, eso era lo que planeaba su madre, que esté viaje fuera un tipo de despedida entre Valen y ella pero no lo lograría tan fácilmente, pues a pesar que eran varias-y pesadas- condiciones las cuales por ahora no le quedaba más que aceptar, pues ya se encargaría después de librarse aunque sea de la última.

-Hecho.

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Ya estaban en el aeropuerto. En menos de una hora saldría el avión. Ambas estaban sentadas esperando. Lena diría que estaba cansada por el ajetreo de llegar hasta ahí pero sería mentir, no tenía ni un poco de sueño, pues su mente estaba ocupada pensando en Valentín.

Wawa ya la había llamado para comentarle el estado del chico, a lo cual ella aprovechó para informarle que ya estaba de camino hacia Argentina y le mencionó que si Valen se levantaba-pues lo habían sedado para que no sintiera tanto el dolor- le diera la noticia de que iría a verlo.

Sabía que Valentín estaba grave, a pesar de que Wawa intentó disminuir la preocupación que se transmitía a través de su voz no lo logró. Por ese motivo Lena estaba despierta, porque no podía ni siquiera tener la relajación suficiente para dormir, no podía ni siquiera encontrar una posible respuesta al por qué o por culpa de quién Valen estaba así, es decir quizá estaba involucrado en algo malo, tal vez tenía problemas con gente de su barrio. Porque sí, Lena conocía el barrio en donde vivía Valen y era consciente que no era el mejor para nadie. Borrachos, drogadictos, mujeres jóvenes embarazadas. Todo mal.

Suspiró y tuvo las intenciones de volver a llorar, pero no, ya lloraría después de verlo, ahora necesitaba mantener la cabeza fría y el pensamiento en modo objetivo, sin sentimientos, sin pena. Valen no necesitaba de su mirada triste, por supuesto que no. Él necesitaba su mano y que ahora fuera turno de Lena el ser fuerte por ambos.

Clases sociales/ Valentín Oliva/ WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora