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Todo este día ha sido muy cansado, mucha información por parte de David y aunque tuve mucha distracción el tema de mi padre no se olvida.

Lo peor es que no puedo dormir, te vez pueda ir a tomar un vaso de agua. Debo hacer silencio para no despertar a sus padres.

Abro la puerta despacio para que no rechine. Al caminar lentamente paso por la habitación de David y la curiosidad de ver como duerme, se ilumina en mi interior. Abro la puerta lentamente, en él reluce la pijama cuanto toque el timbre, eso hace que se vea tierno y pasivo.

Después de ver dormir al chico que me gusta, me dirijo a la cocina para poder servirme algo de agua. Entonces se escucha un ruido en un cuarto y por instinto me escondo.

—Mmm que dolor de cabeza. —Se escucha una voz cansada—. Ay, que ganas de mear.

Bueno, al menos sé que va a entretenerse y podré regresar al cuarto.

Escucho el ruido de una puerta, entonces es la señal para que comience a gatear hacia el cuarto.

—¿Qué haces? — miro unos pies cubiertos por una tela amarilla.

—Oh es que... Estaba buscando mi lente de contacto. —Achino mis ojos y toco el piso indeterminadamente.

—Ajá, esa respuesta más vieja —Habla cruzado de brazos.

—Bueno, bueno no te mentiré —levanto las manos en símbolo de sinceridad y me paro del piso—, vi a pulgarcito y quise saludar.

Sus ojos achinados hacen que me de risa su mirada, entonces me doy cuenta que él es un chico genial, se ha preocupado por mí mucho tiempo además de querer cuidarme aún con ese humor y actitud poco agradable que tiene. Nuestros ojos están cada vez más cerca por los pasos que doy. Sus ojos son tan hermosas que no puedo dejar de mirarlos y quedar cautivada por ellos.

—¿Qué tanto me miras? Pareces loca  —voltea un poco su rostro sin quitarme la mirada.

—Es que tienes un moco fuera —Sonrío con mofa.

Él se toca la nariz buscando el moco, comienzo a reírme en volumen bajo. Es ahí cuando se da cuenta que estoy bromeando.

—Mira que  mentirosa me saliste. —Dice acercándose y tocando mi cintura.

—Tú me saliste arrogante e idiota y no me quejo. —Digo mientras poso mis brazos alrededor de su cuello.

—Ay, y yo creí que eso era lo que más te gustaba de mí. —Hace un puchero junto a un elevamiento de cejas, eso provoca  que me muera por besarlo.

—A nada. —Acabo la cercanía de nuestros labios y lo beso profundamente por la provocación de hace unos minutos.

Aún con mi padre intentando comenzar una familia creo que estaré bien, por tener a David conmigo, él es una de las pocas personas que realmente quiero.

El chico arrogante [Sin Editar] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora