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Ha pasado unos días en los que me he sentido en paz en mi casa. Le conté a mi padre en donde pase la noche, ese día que me escapé. Me había dicho que David no le dijo nada, además de eso, que le parecía buen chico. Por eso hoy lo ha invitado a cenar, en consecuencia, estamos cinco personas sentadas en la mesa.

—Señor, gracias por invitarme.

—Por nada, muchacho.

Me río por la cara de David, no sabe que más decir. Creo que esta en su modo pánico y esta pensado que tema sería mejor para hablar, mientras toma del vaso de refresco, hasta que mi papá lanza una pregunta —: ¿Hace cuánto son enamorados?

Toso, David tose, situación incómoda.

—Pues... —comienzo a decir, dispuesta a ser sincera, sin embargo, me interrumpe el chico de mi costado.

—Desde hace unos días, realmente no mucho. —Habla con un poco de apuro.

Lo miro de reojo, trato de llamar su atención para averiguar porque ha dado esa respuesta, no obtengo respuesta por su parte y me resigno. En cambio, recibo una mirada de poco amigos, por parte de Mirella.

Ella me hace unas señas con los ojos, entonces puedo inferir que quiere hablar conmigo.

El chico arrogante [Sin Editar] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora