"Diosa de la luz, un gusto.
Debes ser como el dios de las arañas
¿no es así?"
▶ Odin antes de morir revela a sus hijos
que su fallecimiento le permitirá
a su hija primogénita,
Hela, escapar de una prisión en
la que fue sellada hace mucho tiemp...
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ALLÍ ESTABA OTRA VEZ, en aquel palacio ostentoso, de largos pasillos y altos monumentos. Decorado con hermosos adornos y lleno de delicados sonidos. Respire con tranquilidad al saber que de nuevo me encontraba allí, en mi hogar.
Camine un poco, no lo note al instante pero no era yo... Digo, si lo era, pero no la yo del presente que vive con su hermana mayor en el destierro, era una yo de unos 4 años caminando por los pasillos de un hermoso palacio que nunca conocí de verdad.
—¡Te atrape!—exclamó justo detrás mío una voz bastante familiar. El dueño de aquella voz había tocado mi espalda dulcemente haciéndome comprender que estábamos jugando algo.
Moví mi cuerpo lentamente para ver quien era aquella persona con la que me encontraba, para mi sorpresa, no tenía ni la más mínima idea de quien se trataba. Era un niño, un poco más bajo que yo, parecía tener unos 4 años, la cual era mi posible edad al momento momento, tal vez un año menor, con cabello azabache oscuro que le cubría las orejas y parte de su rostro. Era piel pálida, un tono similar al mío, tenía ciertos lunares en varias partes de su cuerpo, dientes blancos y labios refinados. Pero aunque no tenia ninguna pista de quien era aquel chico, conocía con total certeza, y eso era sus brillantes ojos color zafiro. Sabía que yo era bastante apegada al dueño de esos ojos tan especiales, que hacían querer mirarlos todo el día. No recordaba quien era o por que estaba jugando con el, pero reconocería aquellos ojos en cualquier parte.
—Papá está afuera con el tuyo— siguió hablando el chico— llevan horas hablando.
—vamos donde están— sugerí mientras salí corriendo en otra dirección más cerca al jardín, aquel chico me siguió.
—¿que crees que sea tan importante?—pregunto mientras corríamos— ya sabes importante como para hablarlo por horas
—tal vez están peleando acerca de que barba es mejor— bromee
—la de tu papá sin duda— siguió con una pequeña risa
Llegamos al jardín donde mi padre, Odín, se encontraba sentado al lado de la Fuente conversando con un hombre el cual lucia un poco más joven que el (en cierto modo). Traía una armadura de metal puesta y tenía una mirada seria, bastante seria. Extrañamente, no poseía los distintivos ojos de él chico, por el contrario tenía unos ojos color café oscuro.
El chico y yo comenzamos a escuchar aquella conversación cuidadosamente, parecía una bastante importante y complicada. Ambos sabíamos que no debíamos estar ahí, pero aún así la seguíamos escuchando.
—me regocijo al saber que son amigos, lo sabes, me llena el alma de emoción— decía con cierto tono peculiar el padre del oji-azul
—pero, siempre hay un pero ¿no es así, Helge?— inquirió mi padre, supuse que "helge" era el nombre del padre de mi amigo
