"Diosa de la luz, un gusto.
Debes ser como el dios de las arañas
¿no es así?"
▶ Odin antes de morir revela a sus hijos
que su fallecimiento le permitirá
a su hija primogénita,
Hela, escapar de una prisión en
la que fue sellada hace mucho tiemp...
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"¿Comprometidos?"
ME GUSTARÍA PODER DECIR QUE FUI VALIENTE Poder contar una historia en la cual me quede combatiendo a mi hermana y salvando mi hogar. Pero no lo soy, no soy valiente y no soy una heroina como todos aclaman que lo soy, nunca lo seré. Estoy cansada de que me digan que hacer y que no hacer, estoy cansada de mi hermana controlándome, quería poder tomar alguna decisión por mi misma, una decisión que no implicará arriesgar mi vida, quería poder despertarme en las mañanas sin tener que preocuparme cómo salvaré al mundo. No quería ser hellada, la esclava de mi hermana, pero tampoco quería ser Grecia la destinada a salvar Asgard. Quería ser yo.
Pero a este paso nunca lograré nada. Me encontraba en las calles de un reino desconocido lleno de luces de colores en miles de edificios, personas caminado y usando ropa extravagante, y personas en las esquinas soplando un pequeño palito que soltaba humo. Me encontraba en aquel lugar que los locales llaman, Nueva York. Con animales viviendo en las alcantarillas y malos olores en cada rincón. No sería difícil encontrarme en un lugar como este, ya que era la única diferente a todos, pero no sabía que más hacer.
La cabeza estaba que me estallaba, con el sonido de mi alrededor y el sonido de mis pensamientos todo mi mundo pareciese como si fuera a colapsar en cualquier segundo. El mundo a mi alrededor empezó a girar y a girar cada vez más rápido y lo único que escuchaba eran gritos, gritos de auxilio y desesperación. Mis ojos cada vez se sentían más pesados y cada paso que daba más doloroso. Me sentía mareada y mis piernas estaban cada vez más débiles. Solo llevaba caminado unos 20min pero se sentía como si hubiese caminado una eternidad. Como si hubiese caminado una eternidad dentro de mi cabeza intentando buscar quien era en realidad, intentado encontrarme. Pero cada paso que daba me llevaba a mi propia destrucción, me llevaba a un hoyo negro sin salida alguna, un hoyo negro que me consumiría y carcomía desde dentro.
Unos segundos antes de dejar mi cuerpo caer por que no soportaba un segundo más de esta agonia, sentí algo, sentí algo más que el inmenso dolor que controlaba mi cuerpo, fue un sentimiento vago y rápido que duró menos de unos segundos y desapareció tan rápido como llegó. Pero fue un sentimiento hermoso. Como cuajando una suave brisa choca tu rostro y hace que tu cabello se levante, una pequeña brisa que te llena de tranquilidad y un hermoso aroma que es un tanto indescriptible. Esa pequeña brisa que me lleno de tranquilidad momentos antes de caer fue causada por unos ojos, unos ojos que juraba haber visto antes, unos ojos tan profundos como el océano y tan hermosos como dos diamantes. Ojos color zafiro tan remarcables que no podían ser comparados con nada más, ojos que tuve la suerte de ver momentos antes de caer y luego todo se oscureció.
[~]
—Grecia—una suave voz me llamaba—tu padre dice que es importante—insistió la voz mientras con leves toques movía mi cuerpo para despertarme
