Capítulo 17

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Cumpleaños.

—¿Todo está listo? Dime que sí, por favor. Ya no la soporto más —rogué en un susurro. Tenía el teléfono pegado a mi oído con James al otro lado de la línea.

—Sí, ya casi... —su voz se fue apagando, observé la pantalla, la llamada seguían corriendo, así que no había cortado. Al fondo pude oír una explosión, iba a insistir pero habló nuevamente —Celina es torpe, creo que se cayó cuando bebé. Ya es el décimo globo que explota en la última media hora... Como sea, ya puedes soltarla. Asumo que todo estará listo para cuando ustedes lleguen —dijo para luego dar por finalizada nuestra plática.

Guardé mi móvil en el bolsillo, y de repente los gritos de Dayanne volvieron a ser audibles a mis oídos. Cerré los ojos y me tomé un segundo en maquinar lo que debía hacer.

—¡Maldita sea, Enrique! Busca la maldita llave y abre la maldita puerta antes de que te haga tragar el maldito picaporte —escuché su amenaza y supe que en realidad estaba molesta cuando me llamó por mi segundo nombre, justo como lo hacía la abuela. —¿Estás ahí? Si te fuiste dejándome encerrada te juro que no habrá lugar donde te escondas y no te encuentre.

Observé la llave en mi mano, la tenía desde que la encerré. Ella cree que fue un accidente y sinceramente puede llegar el día en que muera y yo por mi bien y el de mis pelotas jamás la sacaré de su error.

Me alejo a paso cuidadoso de la habitación de limpieza donde —según ella —por obra y gracia del espíritu santo se quedó encerrada. Y cuando estoy lo suficiente lejos, suelto un suspiro y corro en dirección al pequeño cuarto, asegurándome de que mis pisadas se escuchen.

—¡La encontré! ¡La encontré! —chillo con felicidades fingida.

—Ya era hora —bufa —Abre la puerta de una vez, me estoy muriendo del calor aquí adentro.

Inserto la llave en el pomo y la giro, abriendo la puerta. Dayanne sale furiosa, haciéndome a un lado de un empujón.

—Empezamos de la peor manera mi cumpleaños —murmura, mientras camina a la sala. La sigo y la veo ponerse frente al aire acondicionado. Gime al sentí el aire frío contra su sudada piel. —Aunque... —se pone de pié y hace una mueca —gracias a eso descubrí que el cuarto de limpieza está terriblemente sucio. Tienes que limpiarlo.

Parpadeo, incrédulo.

—¡Pero es tu casa!

—Soy alérgica a esos productos y lo sabes, Ray. —puntualiza, caminando en busca de su móvil. Da con el en la mesa de la cocina y luego aparece en la sala nuevamente.

—Pues contrata un servicio porque yo no soy tu sirvienta. —tomo las llaves del auto de James de la mesa —Ahora, vámonos.

—¿Dónde está James, por cierto?

—Estudiando, está en período de exámenes finales y los de su carrera son bastante fuertes. Me pidió que lo disculpara por no poderte acompañar hoy y te desea un feliz cump...

—Ya, ya. ¿Y tu amiga? La rubia esa que quieres llevarte a la cama —indaga y utiliza las palabras que sabe que lograran molestarme. La miro sin una pizca de diversión. Totalmente serio y con el cuerpo tenso, escupo mis siguientes palabras:

—Púdrete. —camino en dirección a la puerta y cuando la abro, siento los pasos de mi hermana detrás de mí y luego sus brazos aferrarse a mi cuello, dándome un abrazo por detrás.

—Sólo juego, no te enojes —dice contra mi espalda. Relajo los músculos cuando se baja, camino y dejo que ella cierre la puerta. Nos dirigimos donde el vehículo está aparcado —Pero en serio, ¿Dónde está?

La Chica De Las Escaleras Del Centro ❤(#1)❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora