(Nota: Los nombres de algunos protagonistas secundarios fueron sustituidos por motivos de privacidad).
Al llegar a casa no estaba del todo conectado con la realidad, una parte de mí aún no lo asimilaba por completo. Dayra (mi novia) estuvo a mi lado todo el tiempo, mi madre le había comunicado la noticia desde el principio, así que estuvo en la clínica antes de que me operen y esperándome luego de que salí de la operación.
Inicialmente no quería que se les dijera nada a mi grupo, pero tenía que tomar una decisión: ¿Bailar on o bailar? Estaba mi salud en juego.
La noticia se empezó a esparcir y mi grupo estaba a la expectativa además de la preocupación, pues la pérdida de un integrante teniendo ya todo preparado, ocasiona varias consecuencias: reestructurar posiciones, cambios en rutinas, las secuencias y los pasos que me correspondían a mí tenían que ser reemplazados por otra persona, en fin, el trabajo tan arduo de ensayos de sol a sol todos estos meses se venía abajo.
Luego de recibir la noticia fue un bajón tremendo para todos; es una de las cargas más grandes y locas que tuvieron que afrontar. Con la tremenda ayuda de las redes sociales la noticia se regó como pólvora; de un momento a otro ya todos conocían de mi situación y además de la preocupación por mi salud empezaban a elaborar conjeturas por la incertidumbre sobre nuestro futuro en el campeonato: ¿Jorge podrá bailar? ¿Si no baila vamos a cambiar nuestra coreografía? ¿Ya no iremos a viajar? ¿Cómo carajos se trituró el dedo? En fin.
Todos estaban esperando mi decisión.Además de los Tanz, me encontraba dirigiendo a un grupo colegial, ayudando a crear su coreografía para la participación en el torneo intercolegial desde inicios del año. Con ellos sólo pude ensayar dos días antes de su presentación, por suerte tenía a alguien que también estaba colaborando y estaba a cargo de ellos. La noticia para ellos también fue un balde de agua fría. Al inicio no me creían, tuve que mandarles la foto de mi dedo despedazado como evidencia. Llegué el penúltimo día de su presentación para arreglar un par de cosas, darles las últimas indicaciones, acompañarlos a los ensayos generales y luego de eso me despedí, deseándoles lo mejor y que consigan ese triunfo en el torneo de baile intercolegial.
Dayra me acompañó en lo posible tratando de distraerme; yo no quería que se entere mi grupo ni nadie, quería que sólo fuese ella quien esté conmigo. Para lo complicado del contexto ella lo tomó muy bien, y eso me convalecía. No quería ni me gustaba que nadie más fuese a verme en ese estado, ¡fatal! Más bien me podía dar más sentimiento y me podía soltar en llanto. Sin embargo, Dayra estaba ahí, apoyándome, sintiéndose parte de mí y de mi situación; en casa me cuidaba, por supuesto hasta donde se lo permitía, tampoco es de mi agrado sentirme un inútil, y mucho menos por algo que me frustraba tanto.
Tuve contacto con mi grupo, con los más cercanos, me visitaron por supuesto muy preocupados, como parte de un equipo donde todos jalamos hacia el mismo lado. Conversamos, y luego de contarles la trágica (y absurda) historia de mi dedo, entre bromas y caras serias se nos pasaba la tarde.
-Tu salud es primero Jorgito -me decía Andrés.
-Si no viajamos podemos ir a otras competencias -Decía Luis mientras trataba de animarme.
-La verdad, es que no me importa si pierdo el dedo o la mano -respondí con un nudo en la garganta- para mí primero están ustedes, así que pase lo que pase, me duela cuanto me duela, yo voy a bailar con ustedes. ¡Vamos a ir y vamos a ganar! -afirmé con toda seguridad, como si nunca hubiera ocurrido dicho accidente.
Y así quedó mi salud de lado, con tal de bailar con ellos era capaz de todo.
Eran mi familia; son mi familia.
Empezamos a armar maletas para el anhelado viaje...
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Un sueño de baile y un dedo mutilado
Short Story"El sueño de representar a mi país, y ganar un podio en el Dance World Orlando; se ven afectados por un accidente 4 días antes de partir hacia los Estados Unidos. Y fue sólo el primero de una cadena de sucesos trágicos que trataban de impedir lograr...