Más Allá de lo Inevitable | Aiteda

Capítulo XVII

Aitana siente que, por solo un instante, el tiempo se congela. Justo en ese momento en que se encuentra con los ojos oscuros de Luis, que le devuelven la misma mirada de incredulidad desde el otro lado de la puerta.

Y se queda prendada de esos ojos, de ese rostro y de esa figura que hacía tantos días que no veía - por lo menos, no fuera de los sueños. En lo que dura ese instante, Aitana se queda totalmente prendada de él.

Pero el tiempo se descongela. Porque las manecillas del reloj vuelven a girar en el momento en que se da cuenta de que el chico no está solo, sino que, a su lado, de pie, se encuentra Natalia.

Luis y Natalia.

- ¡Cepedis!

Sabela irrumpe por detrás de Aitana, con una sonrisa enorme pintada en la cara, contenta de reencontrarse con su amigo. Él no reacciona hasta que Sabela se lanza a sus brazos, provocando que deje de mirar a la chica del flequillo.

- ¡Cuánto tiempo, Luis! ¿Cómo estás? – Se despegan y, por fin, Luis sonríe dulcemente.

- ¡Sabeliña!

- No me creo que seas el primero en llegar, con lo impuntual que eres siempre... Tú debes ser Natalia – dice, mirando a la acompañante de Luis.

Aitana, todavía ahí plantada, contemplando la escena, levanta una ceja. Sabela es amiga de Cepeda, y encima, sabe de la existencia de Natalia. ¿Qué es lo que se estaba perdiendo?

Observa como las dos chicas se saludan con dos besos y aprovecha para dar unos pasos hacia atrás, tratando de escapar. Pero la mano de Sabela, agarrando su brazo, se lo impide.

- Esta es Aitana. Es la nueva compi de piso. – Se detiene, esperando que se saluden entre ellos, pero ninguno de los tres se mueve y a Natalia se le escapa una carcajada, que hace despertar a Sabela - ¿Os conocíais?

- Ya te contaré. – se apresura a decir Aitana, evitando tratar el tema. Lo último que le apetece en ese momento es ponerse a recordar lo que la relaciona con ese chico.

La conversación se corta definitivamente, pues el rellano se empieza a llenar de invitados. Luis y Natalia entran al piso, mientras Sabela presenta a Aitana como la nueva integrante de la casa.

A dentro, Luis saluda a Miki, que estaba acabando de traer los últimos vasos al salón, y al que ya había visto varias veces antes, gracias a Sabela.

La amistad de Luis con Sabela viene de muy lejos, pues se conocen desde que eran dos renacuajos. Los dos nacieron en Galicia, y durante su niñez, fueron además de vecinos, grandes amigos. Cuando Cepeda se mudó a Barcelona, con 12 años, su amistad se enfrió por la distancia, pero seguían en contacto, hasta que Sabela también decidió mudarse a la capital catalana, una vez terminado el instituto, para buscar nuevas oportunidades en el mundo de la música. Y aunque durante los últimos años no se habían visto mucho, siempre encontraban la ocasión para reencontrarse. Y a Sabela le había parecido que la inauguración del piso era la ocasión ideal para invitar a su mejor amigo gallego.

Lo que no sabía es que Luis ya conocía a la nueva anfitriona.

Cuando Sabela lo invitó, no mostró mucha resistencia. Esas semanas para Luis habían sido algo caóticas y tristes, por lo que pensó que una noche de distracción y diversión le iría bien para desconectar. Sabía que Carlos estaba con Nerea, y como que no le apetecía ir solo, invitó a Natalia.

Porque sí, Carlos seguía viéndose con Nerea, hasta el punto de que prácticamente se podía considerar que estaban juntos. Los primeros días tras la ruptura entre Carlos y Aitana, Luis pasó la mayor parte de su tiempo apoyando a su amigo, dándole consejos, dejándole su cama para dormir, evitando que molestara a Aitana con sus mensajes y llamadas insistentes y sobre todo distrayéndolo. Pero eso fue solo los primeros días, porque a partir de la segunda semana, Carlos empezó a recuperarse a ritmo frenético y volvió al piso que había compartido con su exnovia, redecorándolo ahora siguiendo únicamente sus gustos. Luis sospechaba que la razón de esa rápida recuperación era Nerea, ya que volvían a verse, aunque él no había querido preguntar nada más sobre el tema.