Capítulo 12

3.8K 414 77
                                    

Todos sabían que ese día marcó el inicio del último mes.

Era tan sólo un mes para morir.

Era tan sólo un mes para estar juntos.

Era tan sólo un mes para volver.

Cada quien tenía una meta para ese mes.

Sparta había hablado algo muy importante esa tarde y gracias a Muzi dio el primer paso, aquel abrazo significó que tenía una nueva oportunidad para ser lo que debieron ser.

Él no tenía que sospechar nada.

Era de mañana, ambos estaban dormidos en la misma cama, compartiendo su calor.

Todo iba bien hasta que sonó el despertador.

Como era parte del trato Raptor tenía que ir al menos una vez a la semana a pasar tiempo de calidad con  Muzi y despertar temprano al pequeño.

- Andrés - Raptor lo movía un poco para que despierte- tienes que ir al colegio.

- Estúpido conejo dame 10 minutos más ¿si?

- Eso dijiste ayer y te quedaste dormido.

- Hoy no va a pasar, ya deja de molestar.

- Nope te levantas o prometo que te va tocar cocinar hoy.

Andrés no dijo nada y se levantó inmediato de a cama, lo único que escucho de Ari después fue su risa.

Luego de una rápida ducha bajó a buscar su desayuno que fue preparado por el mayor.

- Me sorprende saber que cocinas bien .

- Eso me ofende mucho además- Habló Ari - ¿Qué haces hablándome? tienes que irte ya o ¿quieres que te vaya a dejar?

- Bueno si insistes- dijo el pequeño con una sonrisa- ve a vestirte Alfred para que me dejes en el Instituto.

- Acabas de hacer que odie vivir en tu casa, saber que tengo que hacer todo lo que digas es tedioso.

Y así los dos emprendieron juntos camino al establecimiento donde estudiaba Andrés. El viaje fue bastante ameno para ambos y lo fue porque cuando ellos se juntaban no paraban de hablar ni un segundo, se conocían desde hace mucho tiempo por lo que sabían bien de que hablar cuando estaban juntos.

Al llegar al lugar se despidieron con una sonrisa y cada uno se dirigió a donde tenía que ir.


[...]

Las clases fueron bastante estresantes para Sparta por lo que con molestia regresó a su hogar. Al abrir la puerta un agradable olor inundó sus fosas nasales, el olor a comida recién hecha le daba la sensación de hogar a las frías paredes de su casa.


-Oh, llegaste- dijo Raptor con una sonrisa -¿qué tal tu día?

-Fue... bastante aburrido.


Aún no se acostumbraba a esta clase de recibimientos pero en verdad le gustaban, era realmente agradable saber que era bienvenido.

Para el pequeño, estar con Ari era un recordatorio agradable de que siempre habría un lugar donde hubiese paz en su solitaria vida.




Aún Hay Algo [Andri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora