Capítulo 16

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Hoy era el día 3 del mes.

Hoy Ari y Andrés tenían una convivencia con Sebastián.

Ambos como habían acordado iban llegando a las 10 de la mañana.

Pero lo que ellos no sabían era que Sebastián había salido dos horas antes.

Al llegar tocaron la puerta pero nadie respondió; sin saber nada de lo que pasaba en otra parte de la misma ciudad pensaron que Muzi se había quedado dormido así que entraron con la llave que tenía Andrés.

Se llevaron una gran sorpresa al ver la casa vacía y la mesa con tres cartas

"Para Andrés" Decía la primera.

"Para Ari" Se leía en la segunda.

"Mi despedida" Anunciaba la tercera.

Cada uno tomó la carta con su nombre y la última la dejaron de lado.

Andrés y Ari sólo pudieron sentarse sin aliento en el sofá, al terminar de leer sus cartas.

La tercera los esperaba en la mesa, sintiendo un gran nudo en el pecho Andrés la abrió y leyó en voz alta.

"Vaya, creo que ya saben al menos algo de lo que había pasado hace seis meses.

Y por ende saben que ya no tengo motivos para estar con ustedes, quiero decir, de que sirve si mi motivo para respirar era Flex.

Saben, tengo algo de miedo como todo ser humano, pero no me quiero echar para atrás.

Si corren ahora podrían hacer algo, no sé, el miedo tal vez les de oportunidad.

Pero no les voy a dar falsas ilusiones, tal vez ahora todo está en su lugar.

Este es mi momento de ser feliz, así que por favor vivan una vida feliz sin mi.

Casi olvido dar la direccion, es en aquel viejo bosque casi a las afueras de la ciudad.

No está tan lejos de mi casa"

[...]

Eran las 8 de la mañana, Muzi se paró frente la orilla de la laguna y miro su reflejo en el agua cristalina.
Segundos después se sentó en el suelo frente a la laguna, buscó en sus bolsillos las hojas y la pluma para poder escribí su última nota.

Al terminar miró una vez más en el portaretratos la foto que tenía de él y Carlos y la colocó sobre las cartas para que no se las lleve el viento.

Y como en su sueño hizo dos cortes profundos en sus muñecas y se tiró de espaldas a la laguna.

Sus pulmones querían aire pero en vez de recibir lo que tanto anhelaban recibieron agua con un sabor metálico.

Lentamente Muzi se dejó abrazar por la muerte cerrando sus ojos aún sin estar en el fondo del lugar.

Lo último que Astian vio fue la amarga oscuridad.

Aún Hay Algo [Andri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora