PRÓLOGO

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2003


Se ha convertido en situación crítica, los doctores están desesperados, la única situación que encuentran viable es que mi mujer dé a luz justo ahora, sin pañalera, ni ropa, ni nada listo. "Dos semanas antes no harán mucho daño" fue lo que me dijeron.

–¿Señor Azevedo?– Se me acercó el doctor. –Su mujer está en sala de parto, pues pese a la situación debe dar a luz ahora o una de las dos morirá. Pero no tenga pánico, estarán bien, si quiere puede entrar a la sala de parto con su mujer.– ¿Cómo espera que le crea?, es una situación crítica, mi tercera hija está a punto de nacer, y lo dice como si solo fuera un problemilla que se arreglará rápidamente. Solo me queda orar y pedirle a Dios que tome el control de la situación, porque yo en mis fuerzas no puedo hacerlo.

–Está bien doctor Herrera– Lo dije con serenidad, por dentro estaba desesperado, quería llorar, pero debo estar ahí para mi esposa. –Entraré a acompañarla.–

El doctor me hizo poner una bata, unos guantes, un tapabocas y un gorro, después de explicarme que no debía intervenir en el parto por seguridad de la madre y la niña, al fin pude entrar a la habitación.

Lo primero que vi fue a María, su cara estaba roja y sudada, en sus hermosos ojos azules se notaba la angustia y el cansancio de estar luchando. Apenas me vio gritó mi nombre y yo me acerque a ella.

–Todo estará bien amor, tu solo respira.– Le dije mientras ella apretaba mi mano con muchísima fuerza.

Después de una hora, al fin llegó Emily, nació a las 00:50am, creo que tiene los ojos de su madre, cuando nació, solo me dejaron sostenerla unos momentos, pues se la llevaron para exámenes. Me dijeron que los exámenes durarían un buen tiempo, así que llamé a mi hermano.

–Hola Leo, ¿Cómo va María? y ¿Cómo va la niña?–

–Hola Sebas, María está reposando, después de una hora de parto, está muy cansada. Pero te llamé porque se llevaron a Emily a hacerle algunos estudios y exámenes, seguiremos aquí una hora o más.–

–Oh hermano, que mal, espero que se recuperen, no te preocupes por los niños, ya están dormidos, los cuidaré hasta que regreses.–

-Gracias Sebas, eres de gran ayuda. Nos vemos después. –

-Adiós –

Después de mi conversación con Sebas, duramos una hora más en el hospital, gracias a Dios le dieron a María y a Emily de alta ese mismo día. Resulta que Emily nació con problemas respiratorios, le enviaron oxigeno por un mes y después veremos cómo evolucionan sus pulmones.

Llegamos a casa a las 2:30 de la mañana, agradecí a mi hermano por toda la ayuda, obviamente los niños estaban dormidos así que fuimos directo a descansar a la habitación.

Diario de una Chica CristianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora