Ya ha pasado un año desde que descubrimos quiénes éramos y que la vida de muchas personas podría estar en peligro si llegarán a utilizar como armas. Por no hablar de la muerte de mi padre la cual aún ahora sigo intentando superar.
Sigo mi vida cotidiana y procuro no pensar en lo que sucedió.
Respecto a Dylan y a mí, no sé nada de él desde su partida. Empezamos a discutir a diario hasta que un día desapareció de mi vida sin previo aviso.
Compagino mi vida con mi vida estudiantil con la práctica de mis poderes.
Todo sigue igual hasta que un día Rick, el tío de Dylan, me llama.
Acabo de volver del instituto cuando escucho el teléfono sonar.
—¿Sí?
—Lena, soy Rick.
—¿Qué tal va todo? ¿Ha pasado algo?
—Traigo buenas noticias. Te recogeré en cinco minutos.
Cuelga. Yo, confusa, hago lo que me ha pedido. Me preparo y le espero enfrente de mi portal.
A los cinco minutos subo al coche de Rick y nos damos un cordial abrazo en forma de saludo.
—¿A dónde vamos?—pregunto con cierto interés.
—¿Te acuerdas de los papeles que te entregó tu padre?
—Sí—respondo con nostalgia.
—He descubierto sus ubicaciones y cómo encontrarlos.
—Genial. Pero en serio, ¿a dónde vamos?
—Si te lo dijera no vendrías y tampoco me creerías.
Después de una hora llegamos a una especie de almacén abandonado en mitad de la nada.
Me acerco para contemplar mejor el edificio.
—Rick, ¿qué es eso?—me doy la vuelta y veo a la última persona con la que me quería encontrar—¡¿DYLAN?!
—¡¿LENA?!—exclama intentando imitarme.
Me acerco a él pisando fuerte y con cara de cabreada.
—Maldito seas—dicho esto, le intento propinar un puñetazo.
—Tranquilos los dos—nos ruega Rick con cierto aire de desesperación—. No estamos aquí para discutir vuestra ruptura, sino para ayudar a más como vosotros. Es por eso por lo que os he traído aquí.
Primero entra Rick, seguido de Dylan y de mí. Todo está oscuro pero Rick enciende la luz y contemplamos las que van a ser nuestras armas y vehículos.
—¡Parece la baticueva!—exclama Dylan como si fuera un niño de cinco años—. O mejor dicho la metacueva.
Rick y yo ignoramos su comentario por completo.
—Es una pasada—es lo único que consigo decir.
—Entre los papeles de tu padre estaba la ubicación de este lugar. Aquí está todo lo que vais a necesitar. Esta nave os ayudará en la búsqueda de vuestros compañeros.
Me acerco a la nave y lo inspecciono. Es una preciosidad. Doy un paseo para ver todo lo que contiene la cueva.
—Salís mañana. Cuanto antes mejor—dice Rick.
Siempre supimos que este momento iba a llegar y así a sido.
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Rick me deja cerca de mi casa. Al subir me doy cuenta de que la cerradura está forzada.
Entro asustada pensando en lo peor por mi familia.
—¡Mamá, Luke, Alan!—grito aterrada al no escuchar una respuesta.
Escucho unos ladridos provenientes del baño. Es Thor, mi perro San Bernardo.
Libero a mi perro y intento tranquilizarlo.
—Tranquilo chico.
Entonces me transformo en tigre para poder comunicarme con él. Por lo que he descubierto estos últimos meses, puedo comunicarme con los animales si soy uno de ellos.
—¿Qué ha pasado?—le pregunto una vez me convierto en tigre.
—Unos hombres de negro con armas se han llevado Jane, Alan y Luke—explica Thor asustado. (Sé que parece una locura pero no es la primera vez que hablo con mi perro al convertirme en un animal. Cuando lo descubrí, yo también flipe)
Me vuelvo a transformar en humana. Lo acaricio con mimo y antes de hacer nada, recibo una llamada desconocida. Seguramente sean las personas que han secuestrado a mi familia.
—¿Sí?¿Quién es?
—Lena, soy Dylan—no me acordaba que había eliminado su número—. Han capturado a mi madre y a mi hermano.
—También a los míos. Creo que tenemos que adelantar el viaje.
—Nos vemos allí.
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Una vez en la metacueva
Los tres hemos preparado todo para el viaje: comida, agua, medicamentos, ropa limpia, dinero,... Y como no las mantas de Dylan.
Ahora nuestra misión es encontrar a los demás Metahumanos y salvar a nuestras familias de las mismas personas que nos hicieron sufrir a nosotros.
Rick nos explica cómo pilotar la nave, cosa bastante sencilla, y nos ponemos en marcha.
Nuestra primera Metahumana se ubica en Japón.
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Metahumanos II
Genç KurguSabemos que no somos los únicos Metahumanos que existen. Ahora es hora de buscarlos y reencontrarnos todos. En esta aventura viajaremos por los cinco contienentes. Pero nos encontraremos con nuevas amenazas y peligros. -2° libro de Metahumanos-